Capriles Radonsky contra la libertad de expresión | Difunde la Verdad


Revisando en los archivos me encuentro varios segmentos de noticias del 2002 que nos hacen recordar la afición por la censura que tiene el hoy candidato Sr. Capriles.
Entre Agosto y Septiembre de 2002, terminamos un documental titulado: “Asedio a una Embajada”. Una producción hecha por decisión propia y con recursos propios, es decir  independiente. Nuestra intención, era dar a conocer los diversos hechos que rodearon el golpe de Estado en Abril contra la democracia venezolana. Entre ellos, la agresión a la Embajada de Cuba en Caracas.
En Agosto 2002 estrenamos el documental en un teatro e hicimos proyecciones con movimientos sociales y medios comunitarios, como se acostumbraba.  Por no dejar, mandamos copia a varios canales a ver si alguno se animaba a transmitirlo.
El único que nos llamó fue Romero Anselmi, gran periodista y para el momento presidente de Venezolana de Televisión único canal dispuesto a transmitirlo. Nos alegró mucho pues en aquellos tiempos era difícil que un Documental Independiente tuviera una difusión masiva.
La ley resorte que hoy protege las producciones independientes, no existía aún. Y además que la agenda de los canales privados para esa fecha estaba copada con un fulano video erótico que les parecía de gran relevancia.
Así que el documental Asedio a una Embajada, se transmitió por VTV y mucha gente pudo ver el odio de aquellos golpistas, desatando su locura contra la sede diplomática cubana, cortando la luz y el agua a los que allí se encontraban, amenazándolos de muerte,  destruyendo los vehículos diplomáticos e intentando tomar la Embajada por asalto.
También se pudo ver a través de la pantalla de VTV a personajes con historial, como el Ex-Comisario Henry López Sisco, Ricardo Koesling, Salvador Romaní,  y por supuesto al entonces Alcalde de ese Municipio, Capriles Radonsky, que en los días del Golpe hizo todo lo posible por ponerle los ganchos a los chavistas, cual Robin (pero no Robin Hood sino el de Batman, representado este último por el otro Alcalde, Leopoldo López).
A los autores de aquellos hechos violentos, ver sus imágenes en televisión pues lógico que no les cayó bien. Hacer documentales sobre temas así, no te gana amigos todo el tiempo y las amenazas, insultos y golpes cuando posteriormente grabábamos manifestaciones del lado opositor, lo confirmaron. Pero nada grave, eso pasa.
Quien sí fue más allá fue precisamente el Señor Capriles, que al ver el documental en pantalla no se le ocurrió nada mejor que solicitar que saliera del Aire. Engavetarlo. Sacarlo de la pantalla. Que no se vea más nunca en ningún lugar. Pero con el pequeño detalle, de que su poder como Alcalde y político NO tenía incidencia alguna en la parrilla de programación de Venezolana de Televisión, canal del estado, afortunadamente.
Así que un buen día, creo que el 4 de septiembre 2002, se presentó el señor Capriles, con el respaldo de sus cinco abogados (Marrero, Reverón, Peña, Otero y Masso)  al Tribunal Supremo de Justicia, donde había convocado a los medios.
Un camarógrafo amigo, que trabajaba en Venevisión nos da el pitazo: “Pana, ¿en qué lío se metieron? Al canal acaba de llegar un Fax del Alcalde con una demanda legal contra el documental de ustedes.” Para los que no somos expertos en eso de las demandas, ni tenemos cinco abogados a la pata asesorándonos, pues siempre es preocupante que te demanden y más si es en un edifico tan grande como el TSJ, con sus jueces vestidos de negro y abogados por todos lados cazando problemas para ganarse la vida.
Con los compañeros del Anmcla (Asociación Nacional de Medios Comunitarios) apelamos a lo que por principio creemos que es la mejor defensa: la verdad.
Así que con veinte copias en VHS bajo el brazo fuimos al Tribunal Supremo, y nos encontramos al Señor Capriles rodeado de micrófonos y cara de muy indignado por lo que llamaba “ofensa a su honor”, acusándonos de violar 5 artículos de la Constitución y de retruque 2 artículos más de la Convención Americana de los Derechos humanos.
Na guará! Violamos las leyes con un documental de media hora y los que habían participado en un Golpe de Estado eran ellos!  El supuesto agraviado nos señalaba y sus cinco abogados afirmaban con un gesto grave y condenatorio.
Nerviosos sí que estábamos, ante tanta solemnidad y lenguaje leguleyo. Lo que solicitaba el Sr. Capriles era ?que se suspenda la difusión del referido video y se impidan ulteriores difusiones”. Imposible recordarlo como si tuviera una antorcha en la mano, listo para quemar nuestra cámara con operador incluido, cual Censor de la Edad Media.
Además, según el Sr Capriles: “el mensaje transmitido a través del referido programa (se refiere al documental) atenta contra los derechos o intereses difusos y colectivos de los habitantes del Municipio Baruta, en la medida que resultan afectados los derechos al honor, a la reputación y a la información adecuada y no engañosa de un grupo de personas, entre las que el mismo se encuentra”.
Pasaron 6 MESES de ir y venir a tribunales a ver qué pasaba.  Hasta organismos de derechos humanos se pronunciaron sobre el caso, como este escrito de Provea: “?la posible prohibición de este video constituiría una violación a la libertad de expresión de los autores del documental y del canal 8 y afectaría igualmente el derecho a la información de los ciudadanos.
El alcalde, en su condición de funcionario público, tiene posibilidades de acceder y participar en los medios masivos de comunicación, a través de los cuales puede responder el contenido del video.” ? “La no transmisión de estos videos constituiría una reducción del derecho a la libre expresión y del acceso a la información.” (Boletín No. 100 de Provea, Sept. 2002).
Del Supremo la demanda fue a otro que llaman Contencioso hasta que un 27 de Marzo del 2003, el flamante Sr. Capriles, llegó al Tribunal a una audiencia oral y metió lo que llaman un “DESISTIMIENTO DE LA ACCION INTENTADA?,  que a mi entender es algo así como “boto tierrita y no juego más” o más claramente “arrugó”.
Pero bastante que fastidió el niño y sus abogados durante esos 6 meses. Y después cuando los abogados le pasaron la cuenta de los honorarios por las horas trabajadas, como que no fue muy buena paga y el demandado fué él.  Pero esa es otra historia.
Total, que el Documental no pudo ser censurado y el señor Capriles, tuvo y tendrá que calarse que vivir en DEMOCRACIA verdadera,  significa que ni el dinero, ni el apellido, ni la posición social le da derecho a atropellar la Libertad de Expresión, mucho menos  a andar respaldando golpes de estado y luego queriendo silenciar a los que cuentan la historia.
Así es el Señor Capriles Randosky, que hoy se presenta con cara de yo no fui. Recuerdo estos hechos para estar Ojo Pelao y con la cámara lista, por si al señorito se le se ocurren nuevas fechorías ahora que es candidato presidencial de la derecha y las encuestas no lo favorecen.



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