Nicmer N. Evans
Ante tan pretencioso título, advierto que sólo pretendo hacer un aporte producto de algunas horas de maceración de un conjunto de ideas, conversaciones previas con personas de mi más alta estima.
Entre las elecciones del pasado 7 de octubre de 2012 y 14 de abril de abril fueron 615.626 votos menos para los partidos del proceso revolucionario, mientras que alrededor de 711.337 votos incrementó la opción política antichavista en apenas seis (06) meses. La diferencia en la abstención apenas fue de 0,6 %, y cuando examinamos internamente la composición de votos de los partidos del proceso observamos que el PSUV perdió 202.914 votos, y el Partido Comunista (PCV), que se había convertido en el principal partido receptor del voto protesta dentro del chavismo disminuyó 206.967 votos.
El cálculo más básico nos hace suponer de principio que la oposición antichavista tomó sus nuevos votos de aquellos que perdió el chavismo y de algunos abstencionistas que decidieron votar a favor de la MUD, pero la realidad es un poco más compleja. Los 615.626 votos que pierde el chavismo se pueden transferir tanto a la abstención, como a votos nulos y otra parte pudo haber cambiado de opción, pero aunque definitivamente no es lineal, la transferencia a la oposición, lo otro evidente es que la oposición logró conquistar algunos votos chavistas y tomó una buena porción de la abstención del siete de octubre de 2012, en el marco de una campaña donde el ambiente de derrota inicial no podía ocultarse, aunque al final lograron superarlo.
Todo ese juego de números se resume de la siguiente manera: hubo sumas que no sumaron. Una campaña cargada de elementos que no contribuyeron a satisfacer las expectativas del capital político heredado el 7 de octubre, con ausencia de contenidos claves que permitieran convencer a nuevos sectores sociales a incorporarse al proceso revolucionario, pero sobre todo, el abandono de los sectores propios del chavismo, en especial a los sectores lealmente críticos y comprometidos, que se demuestra cuando vemos que sólo el PCV pierde más votos que el mismo PSUV.
Por todo lo anterior, paso a definir algunas tareas que creo deben emprenderse desde la dirección del proceso revolucionario para garantizar la preservación del legado de Chávez:
1. Ser más humildes, demostrando con acciones más que con discurso, la voluntad de escuchar al chavismo en todas sus expresiones. Es importante resaltar que es incongruente tratar de ganarse la voluntad de los que nunca han sido chavistas sin intentar primero ganarse o macerar la voluntad de aquellos que lo son o lo han sido alguna vez. Estas sí son sumas que suman.
2. Reoxigenar la dirigencia política del PSUV, dándole oportunidad a nuevos cuadros políticos emergentes que se sienten imposibilitados de siquiera participar como consecuencia del permanente enroque de cargos y funciones.
3. Crear espacios de análisis crítico dentro del chavismo, que tengan real incidencia en el proceso de toma de decisión, dejando así de lado las prácticas estalinistas que en oportunidades predominan en el seno del proceso revolucionario.
4. Convocar al diálogo fraterno a TODAS las organizaciones socialistas, intelectuales y dirigentes de base del país, con el fin de conciliar y limar asperezas producto del fragor de la lucha política.
5. Ejecutar un plan de colectivización del poder político, que permita a su vez diversificar la vocería política ante el país.
6. Redimensionar la fórmula de gobierno, llamando así a la transformación inmediata del Estado, para lograr la eficiencia y eficacia requerida. Esto no sólo puede lograrse con más inspectores de obras o de políticas públicas, sino además, con la incorporación de cuadros políticos ejecutivos, críticos y comprometidos.
7. Diseñar una estrategia de suma e incorporación paulatina de otros sectores de la vida del país que definitivamente no son ni oligarcas ni burgueses y que decidieron votar en contra de la continuidad del proceso revolucionario, sin pretender utilizar técnicas de marketing político que han sido tan criticadas por el mismo Chávez en vida.
8. Iniciar un proceso sistematizado de comprensión del mensaje emanado por todo el pueblo venezolano, que evidencia tanto reconocimiento como falencias o debilidades en la gestión de gobierno que deben ser rectificadas con urgencia.
9. Restablecer los mecanismos de gobernanza, desarrollando novedosas herramientas para la profundización del Poder Popular, único bastión real y capital político del proceso revolucionario.
En fin, esto es apenas la enumeración de algunas tareas que en lo político hay que llevar adelante en el proceso revolucionario a lo interno.
Es quien lee, totalmente libre de incorporar nuevos aportes que se sumen a la reconstrucción y renovación del proceso revolucionario que debe emerger en lo inmediato.
aporrea.org / Escuela Bolivariana del Poder Popular
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