Pese a que los líderes del senado estadounidense hayan declarado haber alcanzado un acuerdo para poner fin al cierre del gobierno, elevando nuevamente el astronómico techo de la deuda calculada en 16,7 billones de dólares, las consecuencias de la crisis estructural del capitalismo en Estados Unidos ya comienzan a verse y marcan, si lugar a dudas, un cambio de época para el mundo.
Según el nuevo plan del senado estadounidense, esta nueva moratoria debería prolongar el límite de la deuda federal y mantener el Gobierno abierto para proporcionar su financiación hasta el 15 de enero del próximo año, dando tiempo a que el Congreso inicie un debate sobre cómo reducir aún más el gasto público que permita acabar con el déficit fiscal de ese país [1], lo que terminará por prolongar aún más la agonía del pueblo estadounidense, mientras la carroñera plutocracia de ese país aprovechará un año más para continuar usurpando los fondos públicos para hacer frente a la verdadera razón de la crisis capitalista: que es producto de la taza decreciente de ganancia del gran capital, la especulación financiera y la sobreproducción de mercancías que no logra conseguir mercados para su consumo.
Resultan, por menos decir, impresionantes la mayoría de las informaciones, comentarios y análisis que surgen de muchas partes del mundo a razón de la crisis estructural que hoy enfrenta el sistema capitalista especialmente en Estados Unidos (EE.UU.). Todas estas noticias resultan muy alentadoras para quienes creemos que otro mundo es posible y urgente para salvar la humanidad.
Llama la atención el hecho particular que sean las mismas recocidas personalidades vinculadas a la defensa del sistema capitalista quienes se han ocupado en advertir sobre las consecuencias catastróficas del Armagedón financiero y la recesión que para el mundo ha traído el default estadounidense. Otros, incluso, prefieren definir esta situación como el colapso total del sistema económico en EE.UU. que sólo se mantiene por el milagro de la comprensión que poseen el resto de los países del centro capitalista de estar atados a ese país. Pues, de llegar a caer EE.UU., todos caerían tras él.
Expertos de las reconocidas bancas financieras como el Goldman Sachs, IHS y BNP Paribas esperan que el Tesoro de EE.UU ahorre significativamente dinero a costa de los contribuyentes para pagar los intereses y amortizar la deuda del país, pero añaden que la reducción será tan grande que conducirá a Estados Unidos a la recesión". Al tiempo que el economista jefe de la otra prestigiosa firma financiera estadounidense JP Morgan, Michael Feroli, considera que la capacidad del Gobierno de evitar el 'default' no significa que la economía pueda evitar una recesión. "En el primer caso, tendríamos una crisis financiera, mientras en el segundo caso tendríamos una recesión" [2].
Las últimas administraciones estadounidenses desde Ronald Reagan (1911-2004), al igual que todos los gobiernos de la Unión Europea, luego de los tratados de Maastricht (1992), han lanzado un búmeran que regresa con mucho más fuerza contra sus propios rostros. Las recetas neoliberales de privatizaciones de los sistemas públicos de salud y educación, los recortes salariales, la flexibilización laboral, el aumento en los años de jubilación, reducción del Estado, etc., han generado una verdadera crisis humanitaria en los países del Norte desarrollado, escenarios que antes era sólo creíble en países africanos, en Latinoamérica y Asia. Estas erradas políticas económicas han repercutido en acrecentar los índices de desempleo donde sobresalen países como España 26%, Grecia 27%, Portugal 16% y Estados Unidos con 7,3% [3] -grandes tazas de desempleo comparables a las épocas de las postguerras mundiales- y ahondado más la brecha de la sobreproducción de mercancías y falta mercados (pueblos) que puedan consumirlas, lo que a su vez repercute en la desaceleración de todas las economías interrelacionada en nuestro mundo globalizado.
¿Qué hará EE.UU. para mantener activo el aparato productivo interno cuando el desempleo, el subempleo y la reducción de los salarios han hecho trizas la capacidad adquisitiva de los trabajadores estadounidenses? ¿Podrá EE.UU. únicamente depender del Complejo Militar Industrial y el mercado de la guerra para sus fines económicos y hegemónicos? ¿Cómo resolverá su competencia con China en los colapsados mercados mundiales donde el gigante asiático ha sabido jugar y conquistar mercados sin la intervención, la prepotencia y arrogancia que caracteriza la política exterior de EE.UU.?
Quienes hoy promueven en el gobierno más políticas neoliberales de recortes salariales, flexibilización laboral y recortes en la asistencia pública (particularmente el fin del programa de asistencia de salud Medi-care) para intentar hacer atractiva la tasa de plusvalía de los trabajadores estadounidense (tasa de explotación), comparable a los niveles del trabajador chino, están profundizando el desastre económico del país y generando las condiciones de una explosión social en Estados Unidos.
Bien lo resume el reconocido escritor y periodista estadounidense David Brooks en uno de sus últimos escritos titulado La pesadilla del sueño americano cuando dice:
Los saldos del neoliberalismo al estilo estadunidense se resumen rápidamente así: nunca desde antes de la gran depresión los ricos han concentrado tanta riqueza mientras todos los demás a pesar de que su productividad se ha incrementado 40 por ciento desde 1979 se han mantenido, en el mejor de los casos, igual, pero en muchos rubros peor, que hace 30 años, cuando primero se aplicaron las formulas clásicas neoliberales [4].
En el mismo escrito Brooks también cita al economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, cuando este señala que 95 por ciento de los beneficios económicos logrados entre 2009 y 2012 se canalizaron al 1 por ciento más rico del país. Ese 1 por ciento hoy día capta más de una quinta parte del ingreso nacional. Stiglitz concluye: nos hemos convertido en el país avanzado con el nivel más alto de desigualdad, con la brecha más amplia entre ricos y pobres.
China en el dilema
La República Popular China -considerada por los halcones imperiales como la verdadera y mayor amenaza para la hegemonía de EE.UU.- ha venido tomando sus precauciones al respecto revirtiendo el rumbo de su economía fortaleciendo el consumo interno para hacer frente a esta realidad mundial que desde el 2008 la afecta con mucha fuerza.
Todos los datos económicos del gigante chino denotan un acelerado impulso del gobierno chino al crecimiento interno con grandes inversiones sociales y gastos en obras civiles, permitiendo la revaluación del yuan para elevar la capacidad adquisitiva del pueblo chino, lo que ha permitido un inesperado crecimiento económico en China de 7,8% pese a crisis de su mayor socio EE.UU. [5]
Por otra parte, China me mueve aceleradamente para inducir un cambio de la arquitectura económica mundial mucho más trascendental. Los últimos movimientos económicos de China parecen denotar un inusitado interés por despojarse de las ataduras de EE.UU., para no seguir financiando aquella quebrada economía a costa del sacrificio chino. Para julio de este año China acumuló 1,28 billones de dólares en títulos del Tesoro de EE.UU, al tiempo que las reservas internacionales de China alcanzaron el pasado año 3,3 billones de dólares, el doble de la reserva global del Oro, ocupado el primer lugar del mundo, seguida de Japón, Arabia Saudí, Rusia [6]. Pero de estas reservas sólo un 2% están en Oro.
Obligados por la realidad que la amenaza y los últimos acontecimientos que golpea la economía del gigante asiático, los cambios se están produciendo. China, que es también uno de los mayores productores mundiales de Oro, está importando una cantidad enorme de oro de otras naciones. La analista de Bullion Bulls Canada, Jeff Nielson, plantea que China probablemente haya podido aumentar sus reservas oficiales de oro hasta las 4.000 toneladas, cifra bastante superior a las 1.054 que afirma tener desde el año 2008 [7]. Mientras muchos analistas estiman que China planea eventualmente respaldar el yuan con Oro como alternativa al dólar estadounidense.
Mientras China respalda su moneda actúa con otros actores mundiales. El Banco Popular de China y el Banco Central Europeo han llegado a un acuerdo para desplazar al dólar como moneda de transacción mutua. Los dos bancos acordaron un intercambio directo de activos equivalentes a 56.000 millones de dólares en el yuan por un respectivo valor de 60.800 millones de dólares en el euro [8]. Por otra parte, China continúa aumentando sus relaciones comerciales con Latinoamérica, en África y Europa. China y Rusia han intercambiado mercancías en base a una cesta de monedas de ambos países (rublos y yuanes). Igualmente China ha establecido relaciones de intercambio comercial con Irán y la India en base al yuan y el Oro.
La crisis y decadencia de EE.UU. inducirá al grupo de países emergente BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a buscar sus propias salidas a esa situación que también los afecta. El Banco de los BRICS, como alternativa al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como también una nueva moneda respaldada en Oro y acuñada por este grupo de países para realizar las transacciones internacionales dejarán de ser pronto simples propuestas para convertirse en realidad. Las futuras reuniones que sostendrán los líderes de los BRICS revelarán al mundo las buenas nuevas.
Ya nada podrá evitar que el Armagedón económico-financiero en EE.UU. continúe pese a todos los salvavidas moratorios y acuerdos alcanzados por el senado estadounidense. Así como tampoco nada podrá evitar los cambios transcendentales que esta crisis ha inducido en la arquitectura económica mundial.
Fuentes:
[8] http://act
Aporrea / Escuela Bolivariana del Poder Popular
@prensa_ebpp
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