Hace 60 años Estados Unidos infecto a mas de 500mil guatemantecos de sífilis para experimentar.
Héctor Bardales de 88 años de edad fue uno de los guatemaltecos usado como “conejillo de indias” hace 60 años cuando fue inoculado con sífilis mientras prestaba servicio militar en ese país centroamericano cuando tenía 19 años, reseñó BBC Mundo. “Fue algo aberrante, algo que nunca me podría haber esperado”, manifestó. “Una vez fui al cuartel general y allí me abordaron. Un hombre vestido de blanco, que me iba a poner una inyección y me decía en inglés ‘this is good for you’ (esto es bueno para usted)”, agregó. Bardales dijo a BBC Mundo que en época desconocía que acababa de entrar a formar parte de los más de un mil 500 guatemaltecos con los que Estados Unidos (EE.UU.) probó entre 1946 y 1948 para investigar en humanos el desarrollo de infecciones de transmisión sexual y analizar la capacidad de prevención de la penicilina. Lea: “Guatemaltecos denuncian a universidad estadounidense por contagiarlos con sífilis” Otras formas para extender la enfermedad fue a través de prostitutas contagiadas que intimaban con reclusos para transmitirles el virus, a menores de edad de orfanatos a los que se les inyectaba, a enfermos mentales y a militares de bajo grado que no objetaban las órdenes. Bardales todavía inocente de que estaba enfermo, comenzó a dolerle la cabeza y presentaba cambios de humor. “Llegó un momento que perdí la memoria, no sabía en lo que andaba y toda mi vida ha sido aberrante, ha sido mala, mala, mala”, narró a BBC Mundo en entrevista telefónica desde Guatemala. “Yo soy un hombre de 88 años, le serví a mi patria y no es justo que me hayan hecho esta barbaridad”, dijo Bardales poco antes de llorar. Le puede interesar: “El ébola podría ser el arma biológica de EE.UU.” La nota advierte que la sífilis es una enfermedad que si se detecta a tiempo, se puede curar rápidamente con antibióticos, pero si no se trata puede desencadenar daños cerebrales que inciden en el estado de ánimo, problemas en la vista, dolores “relámpago” y alucinaciones. El no saber que estaba enfermo provocó el contagio a su mujer, madre de sus tres hijos quienes también resultaron afectados por los experimentos, lamentó.
La sífilis se puede pasar de la madre al bebé durante el embarazo y causar defectos congénitos o abortos. En busca de justicia El caso de Héctor Bardales constituye la demanda colectiva que presentó un conglomerado de 773 personas contra la Universidad Johns Hopkins y la fundación Rockefeller. En la demanda sostienen que médicos y científicos relacionados a estas instituciones “participaron, aprobaron, fomentaron, ayudaron y fueron cómplices” de los experimentos llevados a cabo en Guatemala, y su posterior análisis, hasta bien entrados los años 50. En la denuncia puntualizaron que entre los años 30 y 40 hubo un incremento de las investigaciones en esa área que estaban financiados con fondos federales. “Este sistema resultó en el control del sector privado de la investigación y experimentación de enfermedades de transmisión sexual con financiamiento federal”, indica el documento. Ambas organizaciones condenaron los experimentos, que calificaron como “antiéticos”, pero rechazaron su responsabilidad. “Este no fue un estudio de la Johns Hopkins. Johns Hopkins no lo inició, no financió, dirigió o condujo el estudio en Guatemala”, defendió la institución académica que cuenta con el que es considerado uno de los mejores hospitales del país en Baltimore (Maryland). La fundación Rockefeller, por su parte, señaló que la demanda busca asignar “culpabilidad por asociación” al calificar “erróneamente” con algunos individuos vinculados con los experimentos. Pero, ni Hopkins ni la Fundación Rockerfeller detallaron a BBC Mundo a quién respondían legal y administrativamente su personal mientras estuvo trabajando en aquellos experimentos. La corporación farmacéutica Bristol-Myers Squibb, que proporcionó la penicilina para los experimentos, se incluyó en la denuncia porque el abogado defensor de las víctimas Juan Pablo Rodríguez manifestó a BBC Mundo que “ellos sabían de los experimentos”. “La penicilina era bastante reciente, sobre todo para el uso de la sífilis, y ellos querían saber cómo realmente su medicamento iba a funcionar con pacientes vivos y cómo evolucionaba la enfermedad”, afirmó. Mientras tanto el grupo no se ha pronunciado al respecto.
Telesur/ Prensa Escuela Bolivariana del Poder Popular
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