"El antisemitismo evangélico no entra en absoluto en conflicto con su sionismo, puesto que quieren que toda la gente judía abandone los países en los que se encuentran (incluyendo los Estados Unidos) para ir a Israel. Tras Armageddon, todos los judíos reunidos en Israel que no se hayan convertido a la versión evangélica del cristianismo arderán en el infierno."
Barry Sheppard
El 14 de mayo, mientras tiradores de élite israelíes cometían una masacre en Gaza, Trump inauguraba simbólicamente la embajada de los Estados Unidos en Jerusalén [estaban presentes para representarle su hija Ivanka y Jared Jushner]. El Primer Ministro israelí Netanyahu, también presente en la ceremonia, felicitaba calurosamente a Trump. Dos pastores protestantes participaban también, uno para entonar la oración de apertura, el otro para la oración de cierre.
Estos dos ministros provienen de los evangélicos
cristianos blancos de extrema derecha. Ambos son muy conocidos por su
antisemitismo declarado y su apoyo a Israel. Se habría podido suponer
que Trump les había convocado para esta inauguración con el objetivo de
reafirmar a su base entre los evangélicos blancos, y que Netanyahu
aceptó su presencia a la vez que la desaprobaba tácitamente dado su
antisemitismo
Pero esta hipótesis es errónea. Estos
pastores representan, en efecto, no solo a un sector de la base de
Trump, sino también a un sector de la base de Netanyahu en los Estados
Unidos. Según un reciente artículo del New York Times, el apoyo de estos
evangélicos blancos de derecha se ha vuelto más importante para el
establishment israelí que el de los judíos estadounidenses.
Un artículo de Moshe Machover (1), un judío israelí antisionista que vive actualmente en Gran Bretaña, publicado en el Weekly Worker,
afirma que la relación entre los judíos estadounidenses e Israel se
vuelve cada día más tensa. Esta tensión ha aumentado bajo el gobierno de
derechas de Netanyahu.
Durante muchos decenios, la
mayoría de las personas judías estadounidenses han apoyado de forma
acrítica la política de Israel. Por supuesto, ha habido siempre un
abanico de diferentes puntos de vista entre los judíos estadounidenses a
propósito de Israel. La gente judía de izquierdas, en particular la
socialista, se ha opuesto desde hace mucho a la opresión del pueblo
palestino por Israel. Nuevas organizaciones de defensa de los derechos
de los y las palestinas, como la Jewish Voice for Peace (JVP), se han
desarrollado rápidamente durante el último decenio y su audiencia ha
aumentado. A raíz de la masacre de Gaza, la JVP ha organizado, con
organizaciones árabes y otras, unas 75 manifestaciones en ciudades de
todo el país.
En el otro extremo del abanico, estaban
los partidarios de la línea dura del gobierno de Israel. Pero, según
Machover: “un abismo creciente -que se parece más a un cisma- se ha
creado en el seno de esta parte de la comunidad judía que ha sido
prosionista y muy ardiente en su apoyo a Israel, pero que se aleja ahora
muy rápidamente […]. La cita siguiente, publicada el 18 de abril, no es
una de las más extremas. Es muy reveladora, pues viene de Jane Eisner,
redactora jefa del más importante periódico judío estadounidense,
Forward…. Debido a su posición, escribe muy discreta y diplomáticamente.
El título de su artículo es: “Es hora para Israel de reconocer que los
judíos de la diáspora están ya en su casa”. Es algo que los sionistas no
quieren oír”.
“El artículo comienza así: “El Estado de
Israel tiene 70 años -bastante más allá de sus dificultades de
crecimiento; está fuerte, confiado y seguro. Los judíos de América del
Norte siguen estando ahí -fuertes, confiados y seguros a su manera. Pero
la relación entre los dos mayores comunidades judías del mundo es cada
vez más tensa, y en este día del aniversario de la independencia, es
objeto de numerosos debates sobre la cuestión de saber si -y cómo- esta
relación podría ser restaurada algún día”. Es el lenguaje más fuerte que
se atreve a utilizar”.
Organización cristiana evangélica premia a presidente de Guatemala por trasladar su embajada a Jerusalén
Otro artículo de un miembro del comité de redacción de Forward
citado por Machover es titulado “Mi sionismo se debilita con cada
expulsión”. Se refiere a la expulsión de militantes de derechos humanos
por Israel. El artículo comienza así: “Tengo la impresión de estar sobre
un banco de hielo que estaría fundiéndose. Durante decenios he amado a
Israel. Quiero que prospere como país ilustrado y respetuoso de los
derechos humanos. Y sin embargo resulta que cada día me resulta más
imaginable un día en el que yo (o quizás mis hijos) no querría ya ir
allí”.
Machover añade: “Otro artículo que he leído
recientemente se titula: “Avergonzado de ser judío”. No pienso que estas
personas lo piensen verdaderamente, pero las acciones de Israel tienen
ciertamente un efecto sobre la gente judía estadounidense”.
Otro factor es que a la mayor parte de la gente judía de los Estados
Unidos no le gusta Trump y su racismo, ni el antisemitismo de sus
partidarios Alt-Right (derecha y extrema derecha en EEUU ndt). Recordad
la marcha nacionalista blanca en Charlottesville, en Virginia, en la que
la gente que se manifestaba gritaba “los judíos no nos reemplazarán”.
Trump dijo que había “buena gente” entre esos manifestantes. Los y las
judías estadounidenses temen también, con razón, el antisemitismo de los
evangélicos pro-Trump. Otro artículo de Jane Eisner declara sin
ambages: “Israel puede apreciar la política de Trump, pero constituye un
desafío para los valores americanos -y judíos”.
Intenso impulso de los Evangélicos de EE.UU. en la decisión de Trump sobre Jerusalén
Machover añade: “Querría subrayar la dimensión religiosa de esta
escisión. Un reciente editorial (18 de mayo) en el periódico israelí
Haaretz explica que Netanyahu cometía un enorme error al colocarse al
lado de los evangélicos contra la mayor parte de los judíos
estadounidenses […]. Pero no es la única dimensión religiosa de la
escisión […]. La aplastante mayoría de los judíos estadounidenses
practicantes están alineados en una perspectiva de reforma, bajo una
forma liberal o más conservadora del judaísmo. Por el contrario, en
Israel, el rabinato estrictamente ortodoxo tiene el monopolio de todas
las cuestiones religiosas judías. Insultan a menudo a las judías
estadounidenses que visitan Israel y quieren rezar ante el muro del
Monte del Templo. Mientras que los y las judías americanos […] rezan
juntos, el rabinato ortodoxo no lo permite. Así, cuando las mujeres
quieren rezar ante el muro sagrado, son expulsadas. ¡Es la persecución
religiosa de los judíos por Israel! […].
Para coronarlo
todo, el gobierno israelí propone ahora un proyecto de ley que concederá
a los tribunales rabínicos israelíes el poder sobre las personas judías
no israelíes. Esto no sería muy bien recibido entre la población judía
de los Estados Unidos”.
A medida que estos lazos se
debilitan, el establishment israelí considera cada vez más a los
evangélicos como una base entusiasta de apoyo en el seno de la población
estadounidense, como muestra la acogida de sus representantes por
Netanyahu durante la apertura de la embajada de los Estados Unidos. El
número de evangélicos americanos era mucho más elevado que el de judíos
estadounidenses.
Desde hace decenios la política
estadounidense asegura un apoyo militar, financiero y político a Israel
como puesto de vanguardia del imperialismo en Medio Oriente. El sionismo
de los evangélicos está fundado en su creencia de que la vuelta de los
judíos a Palestina y la creación de Israel representan el cumplimiento
de una profecía bíblica y son necesarios para la llegada de Armageddon
[una batalla catastrófica, eventualmente planetaria], pero esta creencia
se compagina muy bien con la política estadounidense.
El antisemitismo evangélico no entra en absoluto en conflicto con su
sionismo, puesto que quieren que toda la gente judía abandone los países
en los que se encuentra (incluyendo los Estados Unidos) para ir a
Israel. Tras Armageddon, todos los judíos reunidos en Israel que no se
hayan convertido a la versión evangélica del cristianismo arderán en el
infierno.
Según Machover, este antisemitismo evangélico,
y el antisemitismo actual bajo la presidencia de Trump, es “algo que la
gente judía detesta”. “Sin embargo, Netanyahu no se preocupa por este
antisemitismo que hace estragos en los Estados Unidos -o en otras partes
del mundo. Para él, tanto mejor para Israel, puesto que anima a un
mayor número de judíos a “volver” a Israel. No es exactamente una
actitud que la gente judía de los Estados Unidos aprecie”.
Barry Sheppard es miembro de Solidarity en el Área de la Bahía de San Francisco.
Nota de A l´encontre:
1/ Moshe Machover nació en 1936 en Tel Aviv. Es matemático de
formación. Fundó en 1962 la organización socialista Matzpen. Enseñaba
matemáticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se desplazó a Londres
en 1968, donde ha enseñado lógica matemática en el King´s College de
Londres y filosofía en la Universidad de Londres.
Rebelión-Viento Sur / Escuela Bolivariana del Poder Popular
@prensa_ebpp
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