El jefe de la Liga Árabe, Nabil Al Arabi, pidió ayer a la ONU que proclame un cese el fuego en Siria, y admitió que la misión del mediador internacional Lakhdar Brahimi no había conseguido “ningún brillo de esperanza” para resolver el conflicto en ese país.
“Debo decir que todos los contactos mantenidos por el enviado especial Lakhdar Brahimi no consiguieron hasta ahora ningún brillo de esperanza para colocar la crisis en el camino de una solución”, dijo Al Arabi durante la apertura de una cumbre económica árabe en Riad, Arabia Saudita.
“Ante esta situación, hago un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU para que se reúna inmediatamente para adoptar una resolución vinculante sobre un cese el fuego, para detener el baño de sangre”, agregó. Al Arabi también pidió “el desplazamiento de una fuerza de observadores internacionales”, reportó AFP.
CANCILLERÍA DENUNCIA AGRESIÓN
El viceministro sirio de Relaciones Exteriores y Emigrantes, Fayssal Mikdad, condenó el apoyo de países regionales a los grupos opositores armados que cometen actos de sabotaje contra la infraestructura del país. Al mismo tiempo, el alto funcionario destacó los esfuerzos del Gobierno para ayudar a los ciudadanos afectados por los actos de los extremistas y garantizar sus necesidades básicas.
Al-Mikdad se reunió con John Ging, director de la División de Coordinación y Respuesta de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), junto a una delegación de representantes de oficinas de Naciones Unidas vinculada con la asistencia humanitaria, reportó Prensa Latina.
Mikdad reconoció el papel que puede jugar la ONU y sus agencias para entregar ayuda humanitaria y apoyo moral a todos los ciudadanos que la requieran, uno de los puntos dispuestos en el Programa Político lanzado por el Gobierno para concretar una solución negociada al conflicto. Resaltó la importancia de la iniciativa expuesta por el presidente Bashar Al Assad el 6 de enero, la cual prevé también facilitar el regreso de quienes se vieron obligados a desplazarse hacia otras naciones.
El Vicecanciller condenó el robo con la complicidad del Gobierno de Turquía de más de un millar de fábricas en Alepo, donde se producían medicamentos, alimentos y ropa, al igual que grandes cantidades de granos contenidos en silos.
Ging elogió la cooperación positiva entre la OCHA, las agencias de la ONU y el Gobierno sirio y subrayó la importancia de discutir y coordinar todas sus acciones con las autoridades en el contexto del respeto de la independencia y soberanía.
Llegan a Turquía misiles de la OTAN
Ayer el buque Suecia Seaways, con los sistemas antiaéreos de misiles Patriot a bordo, arribó al puerto turco de Iskenderun, informaron los medios turcos. En noviembre pasado Turquía pidió a la OTAN que instalara en su territorio los sistemas de defensa antiaérea Patriot con el pretexto de garantizar la seguridad de la zona fronteriza con Siria, reportó RT.
Damasco señala que la rebelión iniciada en 2011 es atizada por las monarquías árabes, Turquía, Estados Unidos, la Unión Europea e incluso Israel. Washington y Europa mantienen sanciones económicas contra Siria.
Lakhdar Brahimi fue nombrado emisario de la ONU y de la Liga Árabe para Siria en septiembre de 2012 en sustitución de Kofi Annan, el ex secretario general de la ONU, quien renunció el 2 de agosto admitiendo el fracaso de sus esfuerzos de paz.
La Liga Árabe es dominada por las monarquías autoritarias agrupadas en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), y ricas en petróleo.
CIUDAD CCS/Escuela Bolivariana del Poder Popular
@Prensa_Ebpp
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ANÁLISIS
Terrorismo “bueno” y terrorismo “malo”
RAIMUNDO KABCHI
Los gobiernos imperialistas son tan inmorales que nos venden la idea de la intervención humanitaria en los países que agreden. Es lo que pasa en Siria y también en Mali. Por lo demás, en uno hay un terrorismo “bueno” y en otro hay un terrorismo “malo”.
En Siria, en la medida en que se intensifican los hechos de terrorismo puro, donde explotan bombas de tiempo o lanzan misiles contra la población y objetivos civiles, se muestran dos hechos concretos de esta guerra multinacional contra el pueblo sirio. La primera denota la falta de éxito en la embestida de la sedicente oposición siria para lograr crear una zona conquistada bajo su égida y control. La segunda, las bandas terroristas internacionales (Al Qaeda, salafistas, yihadistas, wahabistas y otros) son quienes comandan las acciónes bélicas y no precisamente ante “consejos” que se fraguan en Estambul, París, Londres, El Cairo, Washington y otras capitales.
Las bandas terroristas en Siria están integradas por extremistas musulmanes pertenecientes a 30 estados, por lo menos, árabes y no árabes. Persiguen por igual a musulmanes que no comulgan con su visión deformadora del islam, religiosa y cultural. Persiguen a los no musulmanes y consideran derramar su sangre como un acto legítimo y de cumplimiento religioso.
Curiosamente hay un terrorismo malo y otro bueno para Naciones Unidas y los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Así, Al Qaeda es objetivo a combatir en Mali, mientras en Siria la red Al Qaeda tiene apoyo político, diplomático y militar de los mismos países. Los terroristas que bombardean mezquitas, universidades y asesinan a civiles e inocentes en Siria son aupados, armados y financiados por occidente de manera inmoral, y ante el silencio de Naciones Unidas.
Siria en 2011 tenía prosperidad, tolerancia y convivencia étnica y religiosa. Con un gobierno soberano, Siria representaba un país con dos características únicas en Medio Oriente: se autoabastecía, sobre todo de alimentos y no tenía deuda externa. No había ningún nexo con los organismos financieros multilaterales que tanto daño hacen a los pueblos. Y sin embargo, a Siria la agredieron los países de la OTAN y sus aliados regionales, utilizando al terrorismo internacional, al que supuestamente combaten. Este es el terrorismo bueno, para ellos.
En Mali nos encontramos con un país intervenido para combatir el terrorismo. Se esconden los intereses geopolíticos y económicos, cuyo epicentro es el oro. Los imperialistas no tocan para nada elementos de los derechos humanos que en Mali brillan por su ausencia. Ejemplo: la pobreza es superior a 70 por ciento; el promedio de vida no llega a 50 años; la mitad de la población no tiene agua potable; 75 por ciento de los malienses son analfabetas; 30 por ciento sufren desempleo. Este cuadro fue gestado en el colonialismo francés y mantenido por los gobiernos de las metrópolis. Con la intervención militar de Francia y sus aliados de la OTAN, el neocolonialismo se acentúa.
Auspiciar bandas terroristas como ocurrió en Libia, antes en Afganistán y ahora en Siria, trae consecuencias nefastas. Los imperialistas no aprenden las lecciones de la moraleja. El terrorismo, una vez triunfante con la ayuda imperial, representa desestabilización de los países del entorno. La desestabilización de Libia empujó la crisis de Mali y su repercusión en Argelia. Ahora por razones de interés imperial (petróleo, gas, oro, uranio y otros minerales), geopolíticas, entre otras, se combate este terrorismo malo.
¿Dónde está Naciones Unidas? Este organismo tiene instrumentos contra el terrorismo, e incluso ha perfilado una estrategia mundial contra ese flagelo. Pero todavía no ha condenado el terrorismo que atenta contra la población civil en Siria. ¿Acaso se mantiene la vieja influencia que sobre esta materia tienen Estados Unidos e Israel? Desestabilizar Siria impactará en Turquía, Jordania, Líbano y otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario