Entregan Premio Iberoamericano de Coreografía en festival habanero

La bailarina y coreógrafa cubana Irene Rodríguez

La bailarina y coreógrafa cubana Irene Rodríguez recibió aquí el premio del VIII Certamen Iberoamericano de Coreografía (CIC) Alicia Alonso por su obra El crimen fue en Granada, inspirada en el poema homónimo del español Antonio Machado (1875-1939).
En igualdad de condiciones también se le entregó la víspera, en el Gran Teatro habanero, al bailarín y coreógrafo israelí (residente en España) Sharon Fridman, autor de la pieza ¿Hasta dónde?, estrenada para la ocasión.

Se otorgaron menciones a las obras Anoxia, del cubano Osnel Delgado; y Lúa, de la española Mercedes Suárez.

El premio CIC 2012, cuyo jurado estuvo presidido por la primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC) Anette Delgado, e integrado por personalidades del ámbito danzario internacional, valoró 42 obras provenientes de Argentina, Brasil, Chile, España, México, Venezuela y Cuba.

Ante un nutrido auditorio, el presidente de la Fundación Autor, de la española Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Antonio Onetti, significó que la danza es el arte más genuinamente humano porque en ella se conjugan el cuerpo y el espíritu del artista.

Desde 1998, la SGAE y el BNC convocan a ese premio con carácter bienal para estimular la creación coreográfica iberoamericana en sus más variados estilos y géneros.

Casi en los finales, el 23 Festival Internacional de Ballet de La Habana reservó el estreno en Cuba de Luminous, de Peter Quanz, creado para el programa canadiense Iniciativa Nacional de Coreógrafos e interpretado en esta oportunidad por noveles figuras del BNC.

Explora la fragilidad de las alianzas humanas y las emociones surgidas a partir de un amor frustrado.

Otra vez sorprendió el español Sergio Bernal con su interpretación de El sombrero de tres picos, una farruca concebida por el coreógrafo Antonio Ruiz.

Noche de remembranzas con las Bodas de sangre, de Antonio Gades, estrenada por el BNC en ese propio coliseo el 29 de abril de 1978.

El libreto de Alfredo Mañas, sobre la obra homónima de Federico García Lorca, llevó a las tablas esta vez a Ivette González (la madre), Javier Torres (el novio), Jessie Domínguez (la mujer), José Manuel Carreño (Leonardo) y Viengsay Valdés (la novia).

Ovacionados por su desempeño, los bailarines dieron lo mejor de sí para demostrar una máxima del fallecido escritor cubano Alejo Carpentier cuando expresó que "el espíritu de la danza es inseparable de la condición humana".

PrensaLatina/Escuela Bolivariana del Poder Popular

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