FARC: “Ampliación de la democracia es fundamental para la paz”


Las Fuerzas Armadas de Revolucionarias de Colombia (FARC) se pronunciaron este martes, luego de haber escuchado el discurso sobre el diálogo por la paz del presidente colombiano Juan Manuel Santos, y aseguraron que la paz está fundada en la verdadera reconciliación, “otra Colombia es posible y entre todos podemos modelarla”.
El miembro de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, apuntó que para salir de la confrontación “la salida no es la guerra sino el diálogo civilizado”.
“La tregua únicamente contribuye a este nuevo intento de reconciliación para recoger nuestras aspiraciones políticas y sociales”, apuntó.
Londoño, dejó claro que “volvemos a una mesa acompañados por la comunidad internacional”, por lo que agradeció la colaboración de los gobiernos de Cuba, Venezuela, Chile y Noruega.
El guerrillero hizo énfasis en que “la ampliación de la democracia es fundamental para la salida de la paz”. Destacó que “la llave de la paz no reposa en el bolsillo del presidente de la república ni en la del comandante de las Fuerzas armadas sino en los ciudadanos del país”, agregó.
“No puede calificarse como bochinche la participación general del pueblo colombiano en las conversaciones de paz, menos cuando éste ha sido el que ha puesto la mayor cuota de víctimas en el conflicto”, apuntó.
En tal sentido, hizo un llamado “a los sueñan con una patria en paz”, su rol es protagónico “por una nueva Colombia”. “Llamamos a Colombia entera a pronunciarse, a exigir su participación o a asumirlas en calles y carreteras “, agregó.
Asimismo, mencionó que se trata de marchar por la paz “por la construcción entre todos de un nuevo país (…) el espacio para la lucha de millones de colombiano está abierto”.
En sus palabras al pueblo colombiano, Londoño insistió en que la paz es una cuestión de todos.
Las FARC anunciaron que para este jueves a las 10h habrá una rueda de prensa con la delegación de esa organización y posteriormente se entregaran copias de la intervención de Rodrigo Londoño en versión digital e impresa.
publicado por: Libre Red 

Lo que Usted ignora sobre el Grupo de Bilderberg


por Thierry Meyssan

La idea de que el Grupo de Bilderberg es un embrión de gobierno mundial ha venido extendiéndose desde hace años. Por haber tenido acceso a los archivos de ese club tan secreto, Thierry Meyssan señala que esa imagen es una pista falsa destinada a enmascarar la verdadera identidad y la real función del Grupo: el Bilderberg es una creación de la OTAN. Su objetivo es convencer a los líderes y manipular a través de ellos a la opinión pública para llevarla a aceptar los conceptos y acciones de la alianza atlántica.
RED VOLTAIRE | MOSCÚ (RUSIA) 




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Primera reunión del Grupo en el hotel Bilderberg (1954)
Desde 1954, un centenar de eminentes personalidades de Europa Occidental y de Norteamérica se reúnen anualmente –a puertas cerradas y bajo condiciones de estrecha protección– en el seno del Grupo de Bilderberg. La reunión dura 3 días y nada se publica sobre los temas tratados.
Después de la desaparición de la Unión Soviética, algunos periodistas comenzaron a interesarse por el Grupo de Bilderberg. Varios autores han visto en él el embrión de un gobierno mundial y de las principales decisiones políticas, culturales, económicas y militares de la segunda mitad del siglo XX, una interpretación que Fidel Castro ha retomado. Nada permite, sin embargo, confirmarla o desmentirla (ver artículo al respecto sobre elNuevo Orden Mundial para tener una idea de lo que esto implica).
En aras de saber lo que realmente es y lo que no puede ser el Grupo de Bilderberg, me di a la tarea de buscar documentos y testigos. Tuve acceso a todos sus archivos correspondientes al periodo que va desde 1954 hasta 1966 y a muchos documentos posteriores y he podido conversar con uno de sus antiguos invitados, a quien conozco desde hace mucho tiempo. Ningún periodista, ni ciertamente los exitosos autores que han popularizado los actuales clichés, ha tenido acceso a tantos documentos internos del Grupo de Bilberberg.
He aquí lo que he logrado descubrir y comprender.

La primera reunión

Setenta personalidades provenientes de 12 países participan en 1954 en la primera reunión del Grupo, un seminario de 3 días, del 29 al 31 de mayo, que se desarrolla cerca de Arnhem, en los Países Bajos. Los invitados se reparten entre dos hoteles cercanos pero los debates se desarrollan en el establecimiento principal con cuyo nombre se conocerá el Grupo.
Las invitaciones, que llevan el membrete del Palacio de Soestdijk [Una de las cuatro residencias oficiales de familia real de los Paises Bajos. Nota del Traductor.], resultan bastante oscuras: «Apreciaría muchísimo su presencia en el congreso internacional, sin carácter oficial, que tendrá lugar en los Países Bajos a finales del mes de mayo. Este congreso desea estudiar cierto número de cuestiones de gran importancia para la civilización occidental y tiene como objetivo estimular el goodwill [en español, “buena voluntad”] y el entendimiento recíproco gracias al libre intercambio de puntos de vista». Las invitaciones llevan la firma del príncipe consorte de los Países Bajos, Bernhard zur Lippe-Biesterfeld, y van acompañadas de varias páginas informativas de índole administrativa sobre el transporte y el alojamiento. Lo más que permiten saber es que habrá delegados de Estados Unidos y de 11 Estados de Europa Occidental y que se realizarán 6 sesiones de trabajo de 3 horas cada una.
Dado el pasado nazi del príncipe Bernhard, quien fue miembro de la caballería SS hasta su matrimonio, en 1937, con la princesa Juliana, y el contexto del mccarthysmo de aquella época, resulta evidente que las «cuestiones de gran importancia para la civilización occidental» tienen que ver con la lucha contra el comunismo.
Ya en el lugar del encuentro, los dos presidentes de la reunión –el empresario estadounidense John S. Coleman y el ministro saliente de Relaciones Exteriores de Bélgica Paul van Zeeland– mitigan la impresión de los invitados. Coleman es un militante del libre mercado mientras que el ministro Van Zeeland es un partidario de la Comunidad Europea de Defensa (CED) [1]. Finalmente, los participantes verán, en un extremo de la tribuna, a Joseph Retinger, la eminencia gris de los británicos. Todo ello parece indicar que las monarquías holandesa y británica apadrinaron la realización de la reunión en apoyo a la Comunidad Europea de Defensa y al modelo económico del capitalismo de libre mercado en oposición al antiamericanismo que promueven comunistas y gaullistas.
Las apariencias, sin embargo, son engañosas. No se trata de hacer campaña a favor de la CED, sino de movilizar a las élites a favor de la guerra fría.
La personalidad escogida para convocar a los invitados fue Su Alteza Real el príncipe Bernhard porque su condición de príncipe consorte le confiere un carácter estatal, sin ser por ello oficial.
Tras él se esconde el verdadero promotor del encuentro: una organización intergubernamental interesada en manipular a los gobiernos de algunos de los Estados que la conforman.
Por aquel entonces, John S. Coleman no se ha convertido aún en presidente de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, pero acaba de crear el Comité de Ciudadanos por una Política Nacional de Comercio (Citizen’s Committee for a National Trade Policy, CCNTP). Afirma que la libertad de comercio absoluta, o sea la renuncia a todos los derechos de aduana, permitirá a los aliados de Estados Unidos acrecentar sus propias riquezas y financiar la Comunidad Europea de Defensa, léase emprender el rearme de Alemania e integrar su potencial militar a la OTAN.
Los documentos que obran en nuestro poder demuestran, sin embargo, que el CCNTP lo único que tiene de “ciudadano” es el nombre. Se trata en realidad de una iniciativa de Charles D. Jackson, el consejero de la Casa Blanca a cargo de la guerra sicológica. A la cabeza dela operación se encuentra William J. Donovan, el ex jefe de la OSS (el servicio de inteligencia estadounidense creado durante la Segunda Guerra Mundial), ahora encargado de crear la rama estadounidense del nuevo servicio secreto de la OTAN, el Gladio [2].
Paul van Zeeland no sólo es el promotor de la Comunidad Europea de Defensa. Es además un político de mucha experiencia. Al término de la ocupación nazi presidió la Liga Independiente de Cooperación Europea (LICE) que tenía como objetivo la creación de una unión aduanera y monetaria, organización que fue instaurada por el ya mencionado Joseph Retinger.
El propio Retinger, quien funge como secretario en el encuentro de Bilderberg, sirvió durante la guerra en los servicios secretos ingleses (SOE) del general Colin Gubbins. En el Reino Unido, Retinger, un aventurero polaco, fue consejero del gobierno de Sikorski en el exilio. En Londres, protagonizó el microcosmo de los gobiernos creados en el exilio, lo cual le proporcionó múltiples contactos en la Europa liberada del fascismo.
Su amigo Sir Gubbins abandonó oficialmente los servicios secretos británicos y el SOE fue disuelto. Dirige entonces una pequeña empresa de tapices y productos textiles que le sirve de «pantalla». En realidad, Gubbins está a cargo de la creación de la rama inglesa del Gladio. Después de haber participado en todas las reuniones preparatorias del congreso de Bilderberg, se encuentra entre los invitados, sentado al lado de Charles D. Jackson.
Los participantes ignoran que son en definitiva los servicios secretos de la OTAN quienes realmente dan origen al encuentro de Bilderberg. El príncipe Bernhard, Coleman y Van Zeeland sirven de fachada.
Aunque periodistas imaginativos hayan creído encontrar en el grupo de Bilderberg la voluntad de crear un gobierno mundial oculto, este club de personalidades influyentes no es más que una herramienta de cabildeo que la OTAN utiliza para promocionar sus propios intereses. Esto es mucho más serio y mucho más peligroso ya que es la OTAN la que ambiciona convertirse en un gobierno mundial oculto capaz de perpetuar el statu quointernacional y la influencia de Estados Unidos.
Además, en las siguientes reuniones la seguridad del Grupo de Bilderberg no estará en manos de la policía del país donde se organiza el encuentro sino que será cuestión de los soldados de la OTAN.
Entre los 10 oradores inscritos se destacan dos ex primeros ministros –el francés Guy Mollet y el italiano Alcide de Gasperi–, tres responsables del Plan Marshall, el halcón de la guerra fría Paul H. Nitze y, sobre todo, un poderosísimo financiero, David Rockefeller.
Según los documentos preparatorios, una veintena de participantes están al tanto del secreto. Conocen más o menos en detalle quiénes son los que realmente manejan el show y han redactado de antemano sus intervenciones. Hasta los menores detalles están previstos y no se deja ni el más mínimo espacio a la improvisación. Por su parte, los demás participantes, unos cincuenta, ignoran por completo lo que se está tramando. Han sido escogidos para que ejerzan su influencia sobre sus respectivos gobiernos y sobre la opinión pública de sus países respectivos. Así que el seminario ha sido organizado para convencerlos y para llevarlos a que se impliquen en la propagación de los mensajes que se quiere divulgar.
En vez de abordar los grandes problemas internacionales, las intervenciones analizan la supuesta estrategia ideológica de los soviéticos y explican el método a seguir para contrarrestarla en el «mundo libre».
Las primeras intervenciones evalúan el peligro comunista. Los «comunistas conscientes» son individuos que pretenden poner su patria al servicio de la Unión Soviética para imponerle al mundo un sistema colectivista. Y hay que combatirlos. Pero se trata de una lucha difícil ya que estos «comunistas conscientes» están diseminados por toda Europa dentro de una masa de electores comunistas que nada saben de sus siniestros propósitos y que los siguen con la esperanza de obtener mejores condiciones sociales.
La retórica se endurece poco a poco. El «mundo libre» debe enfrentar el «complot comunista mundial», no sólo de forma general sino dando también respuesta a problemas concretos vinculados a las inversiones estadounidenses en Europa y la descolonización.
Finalmente, los oradores abordan el problema principal que, según afirman ellos, los soviéticos están explotando en su propio beneficio: por razones culturales e históricas, los responsables políticos del «mundo libre» emplean argumentos diferentes en Estados Unidos y en Europa, argumentos que a veces se contradicen. El caso más emblemático es el de las purgas que organiza el senador McCarthy en Estados Unidos. Estas resultan indispensables para salvar la democracia, pero el método utilizado es visto en Europa como una forma de totalitarismo.
El mensaje final es que no hay negociación diplomática ni compromiso posible con los «Rojos». Hay impedir, cuesto lo que cueste, que los comunistas logren desempeñar un papel en Europa Occidental. Pero habrá que actuar con astucia. Como no podemos arrestarlos y fusilarlos, habrá que neutralizarlos con discreción, sin que los electores se den cuenta. O sea, la ideología que se desarrolla en el encuentro es la de la OTAN y el Gladio. Nunca se dijo allí que se recurriría al fraude electoral ni que los indecisos serían asesinados, pero todos los participantes admitieron que, para salvar el «mundo libre», había que poner las libertades entre paréntesis.
Aunque el proyecto de la Comunidad Europea de Defensa (CED) fracasó 3 meses más tarde debido a los golpes que le asestaron tanto diputados comunistas como «nacionalistas extremistas», o sea los gaullistas, su objetivo no era en realidad apoyar la creación de la CED ni ninguna otra medida política en particular sino divulgar una ideología en el seno de la clase dirigente y transmitirla después, a través de dicha clase, al resto de la sociedad. Objetivamente, los ciudadanos de Europa Occidental disponían cada vez más de información sobre las libertades que no tenían los habitantes de Europa Oriental, pero tenían cada vez menos conciencia de las libertades que ellos mismos iban perdiendo en Europa Occidental.

El Grupo de Bilderberg se convierte en una organización

Un segundo congreso se organiza entonces en Francia, del 18 al 20 de marzo de 1955, en la localidad de Barbizon.
Poco a poco va imponiéndose la idea de que estos congresos van a realizarse cada año y de que es necesario conformar una secretaría permanente. El príncipe Bernhard se aparta luego evidenciarse su participación en un caso de tráfico de influencia –el escándalo Lockheed-Martin). Cede entonces la presidencia al ex primer ministro británico Alec Douglas Home (de 1977 a 1980). La presidencia del Grupo de Bilderberg será ocupada posteriormente por el ex canciller y presidente de la RFA Walter Scheel (de 1981 a 1985), el ex gobernador del Banco de Inglaterra Eric Roll (de 1986 a 1989), el ex secretario general de la OTAN Peter Carrington (de 1990 a 1998) y finalmente por el ex vicepresidente de la Comisión Europea Etienne Davignon (desde 1999).
El presidente del Grupo de Bilderberg contó durante mucho con la ayuda de dos secretarios generales, uno para Europa y Canadá –los Estados vasallos– y otro para Estados Unidos –el monarca. Pero actualmente existe un solo secretario, desde 1999.
De un año a otro, los debates son muy repetitivos. Es por eso que no son los mismos invitados. Hay siempre un núcleo central que se encarga de preparar el seminario de antemano y otros personajes que vienen por primera vez, a los que se les inculca la retórica atlantista del momento.
Los encuentros anuales reúnen actualmente más de 120 participantes, un tercio de los cuales son miembros del núcleo. La alianza atlántica los selecciona según la importancia de sus contactos y su capacidad de influencia, independientemente de las funciones que ejerzan en la sociedad, y siguen siendo miembros del núcleo central cuando cambian de ocupación.
Veamos la lista exacta de dicho núcleo, incluyendo a los miembros del Consejo de administración, que sirven de vitrina para los invitados, y algunos de los miembros que se mantienen menos visibles para no asustar a los nuevos.
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Étienne Davignon, Secretario General del Grupo Bilderberg
Consejo de administración
Josef AckermannBanquero suizo, director del Deutsche Bank, vicepresidente del Foro de Davos.
Roger C. AltmanBanquero estadounidense, ex consejero de las campañas electorales de John Kerry y de Hillary Clinton, director del banco de negocios Evercore Partners Inc.
Francisco Pinto BalsemaoEx primer ministro socialista de Portugal (de 1981 a 1983), presidente fundador del principal grupo portugués de televisión SIC. (T)
Fran BernabeBanquero italiano, actual propietario de Telecom Italia (T)
Henri de CastriesPresidente-director general de la compañía francesa de seguros AXA
Juan Luis CebriánDirector del grupo español de prensa escrita y audiovisual Prisa.
W. Edmund ClarkBanquero canadiense, Presidente del Toronto-Dominion Bank Financial Group
Kenneth ClarkeEx vicepresidente de British American Tobacco (de 1998 a 2007), canciller y ministro británico de la Justicia, vicepresidente de Movimiento Europeo UK.
George A. DavidPresidente-director general de Coca-Cola.
Etienne DavignonHombre de negocios belga, ex vicepresidente de la Comisión Europea (de 1981 a 1985), actual vicepresidente de Suez-Tractebel.
Anders EldrupPresidente-director generak de la compañía danesa de gas y petróleo DONG Energy.
Thomas EndersDirector de Airbus.
Victor HalberstadtProfesor de economía en la universidad holandese de Leiden, funge como consejero de diversas empresas como Goldman Sachs y Daimler-Chrysler.
James A. JohnsonFinanciero estadounidense, fue uno de los principales responsables del Partido Demócrata y estuvo entre los artífices de la investidura de Barack Obama. Es vicepresidente del banco de negocios Perseus.
John Kerr of KinlochardEx embajador del Reino Unido en Washington, vicepresidente del grupo petrolero Royal Dutch Shell (T)
Klaus KleinfeldPresidente-director general alemán del gigante estadounidense del aluminio Alcoa.
Mustafa V. KoçPresidente-director general del holding Koç, la empresa más importante de Turquía.
Marie-Josée Drouin-KravisEditorialista sobre temas económicos en la prensa escrita y audiovisual de Canadá. Investigadora del extremadamente militarista Hudson Institute. Es la tercera esposa de Henry Kravis.
Jessica T. MathewsEx directora de asuntos globales en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Actual directora de la Fundación Carnegie.
Thierry de MontbrialEconomista, director fundador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) y de la World Policy Conference.
Mario MontiEconomista italiano, ex comisario europeo para la competencia (de 1999 a 2005), cofundador del Spinelli Group por el Federalismo europeo.
Egil MyklebustEx presidente del patronato noruego, director de Scandinavian Airlines System (SAS).
Matthias NassDirector adjunto del diario alemán Die Zeit
Jorma OllilaHombre de negocios finlandés, ex presidente-director general de Nokia, actual presidente del grupo petrolero Royal Dutch Shell.
Richard N. PerleEx presidente del Consejo de Consulta de Defensa del Pentágono, es uno de los principales líderes de los llamados straussianos (los discípulos de Leo Strauss) y, por lo tanto, importante figura de los neoconservadores.
Heather ReismanMujer de negocios canadiense, Presidenta-directora general del grupo de edición Indigo-Chapters.
Rudolf ScholtenEx ministro de Finanzas de Austria, gobernador del Banco Central.
Peter D. SutherlandEx comisario europeo irlandés para la competencia. Fue posteriormente director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Actual presidente de Goldman Sachs International. Ex presidente de la sección europea de la Comisión Trilateral y vicepresidente de la European Round Table of Industrialists, actual presidente de honor del Movimiento Europeo en Irlanda.
J. Martin TaylorEx diputado británico, Presidente-director general del gigante de la química y de la actividad agroalimentaria Syngenta.
Peter A. ThielJefe de empresa estadounidense, Presidente-director general de PayPal, presidente de Clarium Capital Management y, debido a esa posición, accionista de Facebook.
Daniel L. VasellaPresidente-director general del grupo farmacéutico suizo Novartis.
Jacob WallenbergBanquero sueco, es administrador de numerosas compañías transnacionales.
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Henry Kissinger, principal responsable de las personas a invitar en el seno del Groupo Bilderberg
Miembros disimulados del núcleo
Carl BildtEx primer ministro liberal de Suecia (de 1991 a 1994), ex enviado especial de la Unión Europea y posteriormente de la ONU en los Balcanes (de 1995 a 1997 y de 1999 a 2001), actual ministro sueco de Relaciones Exteriores. (T)
Oscar BronnerPresidente-director general del diario austriaco Der Standard.
Timothy C. CollinsFinanciero estadounidense, director del fondo de inversiones Ripplewood. (T)
John ElkannPresidente-director general del grupo automovilístico italiano Fiat (su abuelo Gianni Agnelli fue durante 40 años uno de los promotores del Grupo de Bilderberg. Heredó la fortuna familiar luego del deceso, por causas naturales, de su abuelo Giovanni y de la prematura muerte de su tío Edoardo, quien se había convertido al Islam chiíta. Existe la convicción, en fuentes policiales, de que Edoardo fue asesinado para que la fortuna volviera a la rama judía de la familia).
Martin S. FeldsteinEx consejero económico de Ronald Reagan (de 1982 a 1984) y actual consejero económico de Barack Obama. Fue también consejero de George W. Bush para la inteligencia exterior. Imparte clases en Harvard. (T)
Henry A. KissingerEx consejero de seguridad nacional de Estados Unidos y ex secretario de Estado, personalidad central del complejo militaro-industrial estadounidense, actual presidente de la firma de consejería Kissinger Associates.
Henry R. KravisFinanciero estadounidense a cargo del manejo del fondo de inversiones KKR. Es uno de los principales recolectores de fondos del Partido Republicano.
Neelie KroesEx ministra holandesa de Transporte, comisaria europea para la competencia y actual comisaria para la sociedad numérica.
Bernardino Léon GrossDiplomática española, secretaria general de la presidencia del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
Frank McKennaEx miembro de la Comisión de Vigilancia de los servicios de inteligencia canadienses, embajador de Canadá en Washington (de 2005 a 2006), vicepresidente del Banco Toronto-Dominion.
Beatriz de los Países BajosReina de Holanda. Es la hija del príncipe Bernhard.
George OsborneMinistro británico de Finanzas. Este personaje neoconservador es considerado como un euroescéptico, lo cual implica que se opone a la integración del Reino Unido a la Unión Europea, aunque sí es partidario de la organización del continente en el seno de la UE.
Robert S. PrichardEconomista canadiense, director del grupo de prensa escrita y audiovisual Torstar.
David RockefellerEs el patriarca de una larga dinastía de financieros y el más antiguo miembro del núcleo del Grupo de Bilderberg. Es también presidente de la Comisión Trilateral, organización similar en la que participan personajes asiáticos.
James D. WolfensohnFinanciero australiano que adoptó la nacionalidad estadounidense para convertirse en presidente del Banco Mundial (de 1995 a 2005). Actual director de la firma de consejería Wolfensohn & Co.
Robert B. ZoellickDiplomático estadounidense, ex delegado de Comercio de Estados Unidos (de 2001 a 2005), actual presidente del Banco Mundial.
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David Rockefeller, consejero del Grupo Bilderberg
Los miembros del Grupo de Bilderberger no implican en el Grupo a las empresas o instituciones en las que trabajan. Es, sin embargo, interesante observar la diversidad de sectores en los que desarrollan sus actividades.

El grupo de influencia de la organización militar más poderosa del mundo

La cantidad de temas abordados en los encuentros anuales del Grupo de Bilderberg ha ido en aumento en los últimos años, en función de la actualidad internacional. Pero eso no nos dice nada nuevo, ya que esas discusiones no tienen en sí mismas ningún objetivo. No pasan de ser pretextos para comunicar mensajes. No hemos tenido acceso, por desgracia, a los documentos preparatorios más recientes, por lo que sólo podemos entonces inferir las consignas que la OTAN trata de divulgar a través de estos líderes de la opinión.
La reputación del Grupo de Bilderberg ha llevado a algunos a atribuirle capacidades de nominación. Se trata de una tontería, que esconde además la identidad de quienes realmente manejan los hilos en el seno de la alianza atlántica.
Se dice, por ejemplo, que durante la más reciente campaña para la elección presidencial estadounidense, Barack Obama y Hillary Clinton desaparecieron durante todo un día, el 6 de junio de 2008, para negociar el fin de su rivalidad. En realidad se fueron al seminario anual del Grupo de Bilderberg, en la localidad estadounidense de Chantilly, Estado de Virginia. Al día siguiente, la señora Clinton anunciaba su salida de la carrera presidencial. Algunos autores concluyeron entonces que la decisión se había tomado durante la reunión del Grupo de Bilderberg, lo cual es ilógico en la medida en que aquella decisión ya era un hecho desde 3 días antes debido a la cantidad de votos que el senador Obama había obtenido en el comité de investidura del Partido Demócrata.
Según nuestra fuente, lo que sucedió aquel día fue otra cosa. Barack Obama y Hillary Clinton se reunieron en privado para concluir un acuerdo financiero y político. El senador Obama reinyectó fondos en la caja de su rival y le ofreció un puesto en su administración –la señora Clinton rechazó la vicepresidencia y escogió el Departamento de Estado– a cambio de su activo apoyo en la campaña contra el candidato republicano. James A. Johnson presentó después a los dos líderes en el seminario de Bilderberg, donde ambos aseguraron a los participantes que trabajarían juntos. Ya desde mucho antes, Barack Obama era el candidato de la OTAN. El señor Obama y su familia siempre trabajaron para la CIA y el Pentágono [3]. Además, los primeros fondos para su campaña electoral fueron proporcionados por la corona de Inglaterra a través del hombre de negocios Nadhmi Auchi. Al presentar al senador negro ante los participantes del encuentro de Bilderberg, la alianza atlántica estaba organizando a escala internacional las relaciones públicas del futuro presidente de los Estados Unidos.
También se reportó que el Grupo de Bilderberg organizó entonces una cena que no estaba prevista, fuera del marco del seminario, y que se desarrolló el 14 de noviembre de 2009 en el castillo de Val Duchesse, propiedad del rey de Bélgica. El ex primer ministro belga Herman van Rompuy pronunció un discurso en aquella ocasión. Cinco días después, Van Rompuy fue electo presidente del Consejo Europeo. También en este caso varios autores concluyeron erróneamente que el Grupo de Bilderberg lo había «puesto en el cargo».
En realidad, el presidente de la Unión Europea no puede ser una personalidad que no forme parte de los círculos de la OTAN ya que –y es importante recordarlo– la propia Unión Europea es fruto de las cláusulas secretas del Plan Marshall. Y la persona escogida debe contar, por lo tanto, con el aval de los Estados miembros de la OTAN. Se trata, por consiguiente, de una decisión que exige largas negociaciones y que no se toma simplemente durante una cena entre amigos.
También según nuestra fuente, el presidente del Grupo de Bilderberg, Etienne Davignon, convocó aquella cena imprevista para propiciar la presentación de Van Rompuy ante sus vectores de influencia. Aquello se hacía más indispensable aún en la medida en que el hombre escogido para convertirse en el primer presidente de la Unión Europea –cargo que acababa de ser creado– era un perfecto desconocido fuera de su propio país. Durante aquella cena, el señor Van Rompuy expuso su programa de creación de un impuesto europeo destinado a financiar directamente las instituciones de la Unión Europea sin tener que depender de los Estados miembros. El papel de los participantes en el encuentro del Grupo de Bilderberg no era otro que decir después en todas partes que ya conocían a Herman Van Rompuy y que eran testigos de sus cualidades como presidente de la UE.
La realidad sobre el Grupo de Bilderberg es por lo tanto menos romántica de lo que algunos autores de éxito han imaginado. El increíble despliegue de fuerzas militares que garantiza su seguridad no está tan destinado a protegerlo como a impresionar a los propios participantes. No expresa el poderío de estos últimos sino que les demuestra que el único verdadero poderío en Occidente es el de la OTAN. Queda por parte de los participantes decidir si la apoyan para que ella los apoye a ellos o si la combaten y se exponen así a ser aplastados.
Además, a pesar de haber desarrollado en sus comienzos una retórica anticomunista, el Grupo de Bilderberg no era antisoviético, como tampoco es hoy antirruso. Lo que hace es seguir una estrategia de la alianza atlántica que no constituye un pacto contra Moscú sino que está destinada a defender –y de ser posible a extender– la zona de influencia de Washington. En el momento de su creación, la OTAN concibió la esperanza de lograr que la Unión Soviética se integrara a ella, lo cual hubiese implicado un compromiso de Moscú a mantener la distribución del mundo que había resultado de las conferencias de Postdam y de Yalta. La alianza atlántica acogió recientemente al presidente ruso Dimitri Medvedev en la cumbre de Lisboa y le propuso que Rusia se uniese a ella. No se trataría entonces de una relación de vasallaje sino del reconocimiento del Nuevo Orden Mundial, en el que toda Europa Central y Oriental ha caído en la órbita estadounidense. Una adhesión rusa sería en cierta forma como una especie de tratado de paz: Moscú reconocería así su derrota en la guerra fría y la nueva repartición del mundo.
En ese caso, el Grupo de Bilderberg invitaría a personalidades rusas a sus reuniones anuales. No les pediría que influyeran en la opinión pública rusa para americanizarla, sino para convencerla de que renuncie definitivamente a los sueños de grandeza del pasado.
[1] La CED es un proyecto que tenía como objetivo la creación de un ejército europeo integrado a la OTAN.
Fue rechazado en 1954 por el parlamento francés, a instancias de los seguidores del general Charles de Gaulle y del Partido Comunista Francés. Habrá que esperar hasta 2010-2011 para que aquel proyecto comience a concretar gracias a la connivencia franco-británica en el seno de la OTAN que da inicio a la guerra contra Libia.
[3] «La biographie cachée des Obama: une famille au service de la CIA» (2 partes), por Wayne Madsen, Réseau Voltaire, 30 de agosto y 20 de septiembre de 2010

¿GUERRA CIVIL O INTERVENCIÓN? Notas para desmenuzar el conflicto en Siria

por Mariela Cuadro

¿Levantamiento popular contra un régimen opresivo, lucha de un pueblo árabe deseoso de una democracia de corte occidental, estertores de un régimen político superviviente de otra época, enfrentamiento sectario, intento de intervención exterior en un país soberano, conflicto entre intereses geopolíticos opuestos...? Divergentes, a menudo simplistas y muchas veces tendenciosas, las interpretaciones del conflicto sirio son ciertamente numerosas y pueden resultar complejas. La investigadora argentina Mariela Cuadro ofrece sus notas para una mejor lectura de los acontecimientos.



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Soldados del ejército nacional celebran la reconquista del barrio Al-Midane, en Damasco, el 20 de julio de 2012.
La situación en Siria es presentada a través de disyunciones exclusivas: democracia o autoritarismo, intervención o respeto del principio de igualdad soberana, cambio o continuidad. Así planteados, estos hamletianos enunciados buscan construir cierta lectura de la situación siria en particular, pero también de la más amplia “Primavera árabe” en general y, aún más, apuntan a un determinado orden mundial. En efecto, es posible leer las posturas de los países liberales que apoyan a los “rebeldes”, bajo el prisma del liberalismo internacional y su concepción del rol que en él juega la democracia liberal.
Según Foucault, el liberalismo como modo de ejercicio de poder (y no como ideología) se caracteriza por ser un consumidor de libertad. Efectivamente, lleva en su seno el mandato de lograr el menor gobierno posible, apuntalado sobre la libertad de los sujetos, constituidos como individuos. Ahora bien, continúa Foucault, si quiere consumirse libertad, es necesario producirla… y organizarla. Es decir, que no es posible hablar de la libertad en tanto universal, sino que es menester ubicar sus rasgos particulares: de qué libertad se está hablando (libertad de circulación, libertad de compra y venta, en todo caso, libertad de expresión, etc.). Siempre desde la óptica del filósofo francés, el neoliberalismo vendría a completar esta lógica cargando sobre los hombros de los individuos la administración de su propio riesgo [1]. Así, se elimina cualquier comprensión ligada a condiciones estructurales al interior de las cuales las vidas de los individuos se despliegan.
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Michel Foucault (1926-1984)
Ahora bien, contrariamente a lo que suele entenderse por neoliberalismo, Foucault plantea que el gobierno tiene un rol fundamental que jugar en él, pues es el encargado de expandir los mecanismos de mercado (mecanismos competitivos que comprenden a cada individuo como una empresa auto-gestionada) a toda la esfera social. De ahí que Foucault lo llame «liberalismo positivo». Y de ahí también que el intervencionismo sea fundamental. Lo que caracteriza al intervencionismo (neo)liberal es el cómo de su intervención, pues, al no poder intervenir directamente sobre el mercado y la economía (la teoría de la «mano invisible» de Adam Smith busca, precisamente, eliminar la idea de un soberano económico), interviene sobre el marco, el ambiente. Foucault caracterizará entonces al neoliberalismo como un «máximo de intervencionismo jurídico y un mínimo de intervencionismo económico» [2].
Las últimas intervenciones militares que han tenido lugar en Medio Oriente, y también en Afganistán, responden a esta lógica: una intervención jurídica sobre las instituciones y las reglas del juego en general que da paso a una apertura total de la economía. Bajo este prisma, la instauración de la democracia no sólo cumple una función retórica que oculta intereses inconfesables, sino que tiene que ver con un específico modo de intervención, ligado al gobierno liberal mundial. De lo que se trata, en todo caso, es de la exportación efectiva de cierto tipo de libertad que busca constituir sujetos individuales capaces de gestionar sus propios riesgos. Si de lo que se trata es de producir libertad para su consumo, los primeros momentos de esta producción suponen el ejercicio de la violencia. Alemania y Japón luego de la Segunda Guerra Mundial, América Latina y, ahora, Medio Oriente, son casos empíricos en los que un Estado social y planificador es eliminado en pos de la instauración de mecanismos de gobierno neoliberales.
La situación en esta región es, sin embargo, particular. Pues, si bien el modelo neoliberal fue allí impuesto, siendo acelerado durante la década de la última administración Bush, los gobiernos fuertes y personalistas que allí existían no culminaron las “reformas estructurales” necesarias. Lo cual significa que el neoliberalismo se quedó a mitad de camino. Y, en efecto, los actuales procesos populares que tienen lugar en la región desde fines del año 2010, son, en parte, efecto de las crisis de ese neoliberalismo a medias que tuvo lugar en el marco de la crisis del modelo neoliberal de acumulación por la que atravesamos los países latinoamericanos a principios del siglo XXI, cuyo centro fue Estados Unidos en septiembre de 2008 y que ahora se ha expandido a la Unión Europea.
Es interesante, en este sentido, traer a cuenta un cierto tipo de análisis que no ha tenido espacio de despliegue en los medios de comunicación internacionales encargados de construir los relatos acerca de los sucesos. En un artículo aparecido a comienzos de marzo del presente año, Nick Beams realiza una interesante observación. A través de ella el autor del artículo titulado «Fuerzas globales conduciendo los levantamientos en Medio Oriente» apunta a aquellas lecturas que han hablado de «contagio» en el desarrollo de las revueltas en los distintos países árabes. Sin estar del todo en desacuerdo con esta afirmación, llama la atención sobre la rapidez del contagio, sosteniendo que ésta da cuenta de «procesos más profundos enraizados en la economía mundial» [3]. Luego se centra en el análisis de los casos de Túnez, Egipto y Libia, señalando que el rasgo común en los tres casos (y desde aquí agregaríamos: en casi todos los casos de la región) es que un «programa neoliberal de reestructuración del ‘libre mercado’ de largo alcance ha tenido lugar en todos ellos en el período reciente» [4].
La instauración de políticas neoliberales en Medio Oriente ha sido llevada a cabo por los gobiernos en el poder alentados tanto por la Unión Europea como por Estados Unidos y ha consistido en la privatización de servicios públicos esenciales, el retroceso de las regulaciones financieras y económicas nacionales, la destrucción de decenas de miles de empleos estatales y recortes en subsidios, todas medidas supervisadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Sólo Arabia Saudita y Bahréin, por su capacidad petrolera, han sorteado, por el momento, las recetas de los organismos de crédito internacionales en lo que respecta a las políticas sociales. Estas medidas político-económicas implicaron la apertura indiscriminada de los mercados de estos países a la inversión extranjera y a la importación de productos de fabricación foránea ante cuya presencia los capitales locales en la mayoría de los casos se retiraron por falta de competitividad, provocando una desindustrialización generalizada. A esto se sumó el aumento de los precios de los alimentos. Según un índice confeccionado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés), los precios para una canasta internacional de alimentos que incluyera lácteos, carne, azúcar, cereales y oleaginosas se dispararon en más del 30% entre junio y diciembre del 2010 [5]. Este aumento impactó de modo estrepitoso, pues durante las últimas tres décadas el “mundo árabe” en general experimentó una fuerte disminución en su producción agrícola.
La “retirada” del Estado (que no debe ser confundida con la no-intervención), por un lado, implicó que el Estado abandonara sus mecanismos de igualación e inclusión; por otro lado, supuso un profundo recorte en el empleo estatal que, teniendo en cuenta el importante rol de empleador que el Estado ejerce en varios países del mundo árabe, sobre todo en lo tocante al empleo de las clases medias profesionales, disparó los niveles de desempleo. Así, para el año 2010, según el CIA Worldfact Book, las tasas de desempleo eran las siguientes: Siria, 8,3%; Egipto, 10%; Arabia Saudita, 10,8%;Túnez, 14%; Bahréin, 15%; Libia, 30%; Yemen, 35% [6]. Dentro de los sectores sociales golpeados por el desempleo, los más afectados fueron los jóvenes, lo cual explica que el gatillo de la revuelta tunecina que luego se expandió a los demás países de la región haya sido la inmolación de un joven desempleado. Si bien, según el Foro Joven Árabe realizado casi premonitoriamente en Sharm El-Sheikh el 18 de enero de 2011, el desempleo árabe llegaba al 21% (uno de las tasas de desempleo más altas del mundo en términos regionales), el 53% de ese desempleo se registraba en el sector juvenil. Este último porcentaje es producto, asimismo, del rápido aumento demográfico de esta región. A estos datos, que dan cuenta de la incidencia de los factores económicos y de la crisis del modelo neoliberal en las revueltas populares, hay que sumarle, por supuesto, el profundo impacto de la crisis que sufrieron las economías de estos países, fuertemente atadas a los países centrales. De esta manera, en el caso de los países productores de petróleo, por ejemplo, la recesión en los países consumidores del crudo regional, impactó fuerte y negativamente en sus exportaciones.
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La secretaria de Estado Hillary Clinton se entrevista con el presidente egipcio Mohamed Morsi en El Cairo, el 15 de julio de 2012.
El discurso que lee en las revueltas árabes la marcha triunfal de la democracia liberal no es en modo alguno inocente. Sus defensores sostienen que dicho sistema de gobierno debe estar acompañado de la aplicación de las recetas neoliberales en el ámbito económico. De esta manera la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, pudo afirmar en Egipto: «sabemos que la reforma política debe ser combinada con una reforma económica» [7]. No son pocos los autores que afirman –entre ellos Samir Amin− que, en este sentido, las intervenciones estadounidenses en los procesos que tienen lugar en Medio Oriente apuntan al mantenimiento del sistema neoliberal que acompañó a las dictaduras de la región [8]. Ya que la implantación de este modelo socioeconómico se dio de distintos modos en los distintos países de la región, en algunos casos, además de su mantenimiento, las intervenciones de las potencias liberales suponen también su profundización. Y así deben ser entendidas las palabras de Hillary Clinton en su visita a Egipto luego del derrocamiento de Hosni Mubarak: «el crecimiento de Egipto a largo plazo no depende del empleo del gobierno sino del empleo en el sector privado. Entonces cuanto más inversión extranjera directa podamos ayudar a alentar y apoyar, creemos que será beneficioso para el pueblo egipcio» [9].
Al igual que en otros países de la región, la implantación del modelo neoliberal en Siria se dio, paulatinamente, de la mano de Hafez al-Assad. En el 2000, año en el que asumió su hijo Bachar al-Assad, se implementó la segunda generación de estas reformas. Entre otras, ésta supuso la enmienda de la ley de inversión que permitió la repatriación del 100% de las ganancias a los capitales transnacionales. La profundización del proceso se dio con el 10º Plan Quinquenal delineado por el gobierno que comprendió los años 2005-2010 y que fue alentado por Estados Unidos y la Unión Europea. Dicho plan se define como «amigo del mercado» [10] y está sostenido por cuatro pilares macro y microeconómicos que suponen, entre otras cosas, como preocupación central mantener bajos niveles de inflación, reestructurar las empresas estatales y transformarlas en corporaciones, revisar los subsidios y adoptar «un enfoque prudente del manejo fiscal» [11], una liberación gradual de los precios y los mercados de modo tal de convertir al mercado en el modo fundamental de verificación, la apertura de las fronteras al comercio a través de la reducción o la eliminación de las tarifas aduaneras y el aliento a la inversión extranjera.
Este plan fue delineado durante la administración Bush hijo cuya estrategia de seguridad dejó de ser la contención para pasar a ser la integración [12]. Este concepto, desarrollado en los distintos documentos de gobierno, suponía básicamente forzar a los demás países a adoptar una serie de rasgos propios de Estados Unidos o sufrir las consecuencias, en el marco de las invasiones a Afganistán e Irak. Entre estos rasgos, la democracia liberal y el neoliberalismo económico aparecían ensamblados. En efecto, ambos actúan constituyendo sujetos individuales capaces de autogobernarse y autoadministrar sus propios riesgos.
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Vehículos de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad desplegada en Afganistán, bajo la bandera de la OTAN, desde 2003. Washington intervenía y obligaba a sus aliados a seguirlo. Desde la intervención en Libia, la administración Obama subcontrata el trabajo sucio a sus socios atlánticos.
De ahí que durante la administración Bush no sólo se haya impuesto este modelo por la vía de la intervención militar en Irak y en Afganistán, sino que se haya forzado a los países aliados a seguir ese camino. En este sentido, Egipto, Arabia Saudita, Jordania, entre otros, debieron aplicar reformas que, en algunos casos, supusieron la realización de elecciones ya sea locales o nacionales y, en todos los casos, la profundización de las características neoliberales de la economía. Algunos países no aliados, fueron coaccionados, a través de amenazas, a hacer lo propio. Entre este último grupo se encontraron Libia y Siria. Damasco aportó, además, a la “Guerra Global contra el Terror” logística y mano de obra para recibir a los “entregados” por Estados Unidos, quienes eran torturados (por indicación del gobierno estadounidense) para obtener así de ellos información. Asimismo, Siria retiró sus tropas del Líbano, también coaccionado a hacerlo mediante amenazas. A cambio de estas reformas y de esta “cooperación”, al-Assad no corrió la misma suerte que Saddam Hussein. La administración Obama continuó la estrategia de integración con algunos mínimos cambios entre los que se cuentan el aumento de las operaciones encubiertas (la CIA se encuentra actualmente interviniendo en los procesos árabes, incluida Siria) y el aumento del uso de los bombardeos con aviones no tripulados (drones).
Por lo tanto, puede pensarse en la crisis económica mundial como uno de los principales disparadores de las manifestaciones antigubernamentales en Siria, que comenzaron en marzo del año pasado. No debiera descartarse en absoluto, asimismo, la posibilidad de que una “mano invisible” extranjera, montada sobre cierto clima de insatisfacción, haya alentado y organizado algunas de esas protestas (como ha denunciado el gobierno ruso que se ha hecho en su propio territorio). Casi un año y medio después, sin embargo, la situación es del todo distinta.

Ya existe de hecho una intervención militar cuyo objetivo es el cambio de régimen

A pesar de que existen fuertes discusiones en el seno de los distintos organismos internacionales, como por ejemplo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o la OTAN, acerca de la posibilidad de la intervención (tema que ocupa la mayor parte de los análisis en revistas especializadas y en los medios de comunicación internacionales en general), lo cierto es que ya existe de hecho una intervención militar cuyo objetivo es el cambio de régimen. Esto no está ligado únicamente a cuestiones geopolíticas, como pudieran suponer las lecturas realistas, sino también, como dijimos, a una estrategia de seguridad liberal caracterizada por el objetivo integracional. El objetivo final es hacer del mundo un espacio a imagen y semejanza de “Occidente” para hacer de los sujetos individuos gestores de sus propios riesgos, establecer la libertad de mercado por todo el globo y, basados en la Teoría de la Paz Democrática, instaurar en el mundo una paz perpetua que ponga fin a los conflictos políticos.
Esto no inhibe en absoluto los intereses geopolíticos, al contrario, los complementa. Entre estos últimos es necesario, por supuesto, remarcar la ubicación de Siria en la zona petrolera de mayor valor estratégico del mundo [13] y, asimismo, su ubicación cerca de Irán del que, además, es aliado. A continuación abordaremos de modo muy sucinto el papel que están desempeñando algunos de los países intervinientes a favor de los “rebeldes”, para luego hacer lo propio con los países que apoyan al gobierno sirio.
Como sostuvimos más arriba, la administración Obama está siguiendo la misma estrategia de seguridad que la de Bush hijo, pero de modo más solapado, más sutil. De esta manera, a pesar de que desempeñó un papel principal en la intervención militar en Libia para destituir a Kadhafi, mantuvo un bajo perfil. En el caso sirio, está haciendo lo mismo. En efecto, a fines de junio de 2012, apareció en los medios de comunicación internacionales la información de que la CIA (la Agencia Central de Inteligencia estadounidense) está operando en secreto en el sur de Turquía, ayudando a sus aliados a decidir cuáles rebeldes sirios recibirán armas. También se conoce que la CIA está proporcionando imágenes satelitales sobre la ubicación de las fuerzas y miembros del gobierno de al-Assad (lo que hizo posible, entre otras cosas, el asesinato del ministro sirio de Defensa, Daoud Rajha, en julio de este mismo año). Esto no es más que la punta del iceberg de un trabajo fino que puede derivar en la destitución de Bachar al-Assad. Recuérdese que antes del asesinato de Osama Ben Laden poco se sabía acerca de los movimientos estadounidenses al respecto.
Desde agosto de 2011, la administración Obama viene planteando la necesidad de que Bachar al-Assad deje su cargo, y lo hace en el contexto de una estrategia discursiva signada por lecturas maniqueas en las que el «pueblo» sirio «pacífico» y «valiente», aparece siendo apoyado por países «de todas partes del globo» y enfrentándose al «régimen» que responde a las manifestaciones pacíficas con «ataques violentos», y el régimen cuenta sólo con el apoyo de Irán [14]. Por otra parte, las demandas de «libertad» (homologada con el significante «democracia») responden, desde esta misma estrategia discursiva, a una reivindicación «universal» que Estados Unidos alienta al tiempo que hace lo propio con los también universales Derechos Humanos. Ya que se trata de poner a jugar el concepto de soberanía popular, Estados Unidos no interferirá más que apoyando al pueblo y sus justas reivindicaciones. De esta manera se han justificado, desde el discurso de la administración Obama, las sanciones económicas que se han impuesto a la totalidad del pueblo sirio. Además, Washington otorga apoyo a través del Departamento de Estado, en cuanto a comunicación se refiere: uso de internet, etc. No sólo las redes sociales han sido fundamentales en convocar reuniones y establecer fechas para llevar a cabo manifestaciones, sino que internet ha jugado un rol de (des)información fundamental, pues, por ejemplo, han aparecido infinidad de videos en los que se “prueba” que las fuerzas del gobierno asesinan a manifestantes. La veracidad de esta proliferación de imágenes es, cuando menos, dudosa. A pesar de ello, muchos analistas se han apoyado en tales “pruebas” para continuar con la repetición de fórmulas que caracterizan a los actores principales y de reparto de este conflicto internacional.
A través de distintos foros internacionales que apuntan a formar una red multilateral, como es el llamado Grupo de Amigos de Siria, Washington aparece apoyando tanto al Ejército Libre Sirio (ELS) como al Consejo Nacional Sirio (CNS). Como sucedió con la resistencia en Afganistán e Irak y tal como sucedió también con los opositores a Kadafhi en Libia, los grupos “rebeldes” en Siria, apenas están identificados. Suelen nombrarse distintos actores que van desde mercenarios reclutados por Arabia Saudita y Qatar, pasando por desertores del ejército sirio, hasta militantes islamistas. El ELS, cuya formación fue anunciada en julio del 2011, aparece como una mezcla de todos estos actores, carente de un mando unificado, pero apertrechado con armamento pesado por las monarquías de la región, lo cual se puso de manifiesto en la batalla por Alepo, que al momento de redactar este informe aún está en curso. Su mayor golpe reconocido fue el atentado contra los cuarteles generales de la Seguridad Nacional, en Damasco, que culminó con el ya mencionado asesinato del ministro sirio de Defensa. Unos pocos medios de comunicación (que no comparten el discurso hegemónico) han acusado a estos elementos armados de estar detrás de algunas de las masacres que han tenido lugar a lo largo del conflicto, entre ellas la acontecida el 25 de mayo de 2012 en Hula, ocasión en la que más de 100 personas fueron asesinadas Ver [15].
Los lazos entre el ELS y el Consejo Nacional Sirio no están del todo claros. Este último organismo ha hecho denodados esfuerzos por poner al ELS bajo su control, no sólo con fines organizativos, sino con la esperanza de que pudiera ser el núcleo de un ejército post-Assad y de clamar así soberanía sobre el territorio sirio (entendiendo tal soberanía en el sentido weberiano). Sin embargo, como el ELS dista de ser un conjunto homogéneo, este movimiento aún no ha podido ser completado. El núcleo dirigente del Consejo Nacional Sirio, con asiento en Turquía, está formado por sirios exiliados principalmente en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos y, en su mayor parte, son kurdos y sunnitas (muchos de estos últimos pertenecientes a la Hermandad Musulmana que en la actualidad preside Egipto), aunque también hay presencia de algunos alauitas [16]. Hasta el 10 de junio de 2012, el Consejo Nacional Sirio estuvo lidereado por Burhan Ghalioun, un académico sirio liberal residente en París. Luego, Ghalioun fue remplazado por el exiliado en Suecia, Abdulbaset Sida, perteneciente a la minoría kurda. A pesar de los conflictos intestinos entre liberales y militantes islámicos que amenazan con romperlo, el Consejo Nacional Sirio ha sido reconocido por el gobierno estadounidense como un representante legítimo de los sirios. Pero Washington no le ha otorgado aún el reconocimiento formal, lo cual supondría desconocer de hecho al gobierno de al-Assad.
Por otra parte, el interés y la participación de la Hermandad Musulmana en los acontecimientos en Siria no deben ser menospreciados. Esta última agrupación no sólo fue víctima de la masacre perpetrada por el gobierno de Hafez al-Assad en el año 1982, en la que, según las diversas fuentes, fueron asesinadas entre 10 000 y 40 000 personas luego de un levantamiento, sino que, según diversos medios, existen lazos que la unen con el gobierno de Qatar, cuya familia gobernante dirige el emporio mediático al-Jazeera desde la renuncia de su ex-director, Wadah Janfar.
Qatar ha sido, junto a Arabia Saudita y Turquía, uno de los protagonistas regionales de más peso en el conflicto, alentando la suspensión de Siria de la Liga Árabe en noviembre de 2011, así como el fin de la misión de observación realizada por el mismo organismo en enero del 2012, a pesar de su relativo éxito. Como se dijo, junto a Riad, Doha ha estado aportando armamento y combatientes al bando “rebelde”, prosiguiendo así su estrategia de hegemonía regional, que entró en aplicación en 1995, año en el que asumió el poder el emir, Sheij Hamad Bin Jalifa bin Hamad Al-Thani. Arabia Saudita, por su parte, está enfrascada en una disputa regional con Irán desde 1979, el año de la Revolución Islámica en el país persa. Esto hace que sus intereses geopolíticos coincidan con los de Israel y los países liberales noroccidentales con quienes tiene una relación de mutua desconfianza. Con respecto a Siria, la posición de Israel no ha sido del todo clara. Por un lado, al Estado sionista le conviene la estabilidad en Siria para continuar manteniendo el statu quo en la estratégica zona de los Altos del Golán, zona que le arrebató a Siria durante la Guerra de los Seis Días, en 1967. Pero, al mismo tiempo, a Israel le conviene igualmente el debilitamiento de Irán. Por otro lado, el gobierno israelí desconfía de la Hermandad Musulmana, aliada del movimiento palestino Hamas.
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La señora Clinton arenga a los “Amigos de Siria” en Estambul.
En cuanto a Turquía, luego de mantener por un tiempo una posición de neutralidad y mediación, por sus relaciones con Damasco, pero fundamentalmente debido a sus relaciones con Teherán, Ankara se ha colocado claramente del lado del bando enemigo de al-Assad. Debido a ello, Turquía ha abierto sus pasos fronterizos, no sólo a los refugiados sirios, sino al paso de armamento y al ELS. Asimismo, como dijimos, Ankara es sede del Consejo Naional Sirio, y ha funcionado como anfitrión del “Grupo de Amigos de Siria”. Por último, en una maniobra que quedó sin aclarar, Turquía violó el espacio aéreo sirio, a lo que Damasco respondió derribando el avión militar implicado, incidente que podría haber disparado una intervención de la OTAN, sin necesidad de aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, intento que ha sido bloqueado en tres ocasiones por los vetos de Rusia y China.
De estos últimos países, el más activo ha sido Rusia. Moscú se ha colocado sin titubear del lado de su aliado sirio, defendiendo el principio de igualdad soberana y enfrentándose a la posibilidad de una intervención. El antecedente libio, en el que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU a favor de la defensa de la población del país norafricano dio paso a la posibilidad del derrocamiento de Kadhafi, puso en alerta a Rusia y a China, que se han negado sistemáticamente a apoyar cualquier resolución que dejara el más mínimo espacio a la posibilidad de intervención. Moscú ha apoyado el Plan de Kofi Annan, lanzado en febrero del 2012, plan que no ha funcionado porque, en principio, nunca se logró el alto el fuego que suponía. Al respecto es posible afirmar que, a pesar de que ambas partes fueron responsabilizadas por su fracaso (y, sobre todo, el gobierno sirio), su éxito no convenía a las fuerzas “rebeldes”. Rusia ha dejado en claro su interés en la no intervención, continuando a la vez con la venta de armas al gobierno sirio. En julio del 2012, Rusia hizo una demostración de fuerza en la región al enviar un buque de guerra al puerto sirio de Tartous, aduciendo un ejercicio militar ya programado. Un movimiento parecido había llevado a cabo Irán, en febrero del 2012, país amenazado con el aislamiento y el encierro.
Por último, es interesante destacar el papel que han desempeñado las organizaciones no gubernamentales (ONGs), sobre todo el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres, y Amnesty International, quienes han mantenido una fuerte ofensiva contra el gobierno de Bachar Al-Assad, denunciando cada una de las violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno sirio. El liberalismo de ambas ONGs y su funcionalidad con el ya mencionado régimen de gobierno global se han puesto en evidencia pues sólo han dado cuenta de los abusos del Estado (y nunca de aquéllos cometidos por las fuerzas “rebeldes”) y, particularmente, los del Estado sirio (callando sin embargo sobre los abusos perpetrados por el otro bando, tanto en relación a las torturas y asesinatos que comete Estados Unidos y como cuando se trata de los realizan sus aliados del Golfo).
Las intervenciones en nombre de la democracia (liberal) y los Derechos Humanos, sobre cuyo carácter universal e individual es posible y necesario reflexionar, se han vuelto una constante en la política internacional. Al respecto es necesario, por un lado, no dejar de enunciar que el respeto a los Derechos Humanos de los países que se encuentran al frente de estas intervenciones no ha sido tan inmaculado como se pretende (allí están, entre otras, la política migratoria restrictiva de muchos de los países europeos y las torturas que aún sigue aplicando Washington a los presos de la “Guerra Global contra el Terror”, entre otras). Y, por otro lado, es necesario también llamar la atención sobre la homologación que se ha dado entre Derechos Humanos, libertades y derechos políticos. Los Derechos Humanos, tal como están expresados en la Declaración no significan sólo eso, incluyen también los derechos económicos y sociales: derecho al trabajo, a la salud, a la alimentación, a la vivienda. Derechos que muy pocos países –entre los que no se encuentra ninguno de los fomentadores de la intervención a Siria– pueden ufanarse de respetar. Los medios de comunicación internacionales y muchas voces especializadas están generando un consenso a favor de la intervención. Es un juego de palabras irresponsable y peligroso. No sólo para los sirios en particular, sino para una buena parte del mundo, en general.


[1] El individuo es visto como un empresario de sí mismo que invierte, tiene ganancias y pérdidas. El Estado no proporciona, por ejemplo, salud, pues supone que ha dado al individuo las herramientas para que éste pueda hacerse cargo de ese problema. Si el individuo no lo hace, se interpreta como falta de voluntad y, por lo tanto, el individuo debe asumir el riesgo de elegir no ocuparse de su salud. Lo mismo puede decirse con respecto a la educación, al trabajo y a las políticas sociales en general.
[2] Foucault, Michel (2009), El nacimiento de la biopolítica, Buenos Aires: FCE, p.199.
[3] Beams, Nick (2011), «Global forces driving uprisings in the Middle East», 05/03/2011. (Online), disponible enhttp://www.wsws.org/articles/2011/m....
[4Ib.
[7] Clinton, Hillary R., “Remarks with Egyptian Foreign Minister, Nabil Al-Araby”, 15/03/2011. (Online), disponible en:www.state.gov/secretary/rm/2...
[8] Amir, Samin, “What is happening in Egypt”, 15/02/2011. (Online), disponible en: http://mrzine.monthlyreview.org/201...
[11Ib.
[12] Bialasiewicz, Luiza et al. (2007), “Performing security: The imaginative geographies of US strategy”, en Political Geography, vol.26, n°4, mayo 2007, pp. 405-422.
[13] El interés en el petróleo no está únicamente en manejar su comercialización. Es decir que no sólo radica en otorgar la explotación de ese vital recurso a empresas de los países interesados, sino, tal como sostiene David Harvey, en controlar el grifo petrolero mundial. En efecto, el control del abastecimiento del petróleo a terceros países otorga un arma muy valiosa, pues habilita la posibilidad de amenazarlos con su cierre (ver: Harvey, David (2003), The new imperialism, New York: Oxford University Press.).
[14] Ver discursos en www.whitehouse.gov.
[15] “Houla massacre carried out by Free Syrian Army, according toFrankfurter Allgemeine Zeitung”, disponible enhttp://www1.wsws.org/articles/2012/...
[16] El alauismo es la rama del Islam chiíta a la que pertenece la familia al-Assad. Sin llegar a plantear que los sucesos en Siria están determinados por un conflicto sectario, esta variable es de relativa importancia.

GRACIAS A RED  VOLTAIRE: http://www.voltairenet.org/Notas-para-desmenuzar-el-conflicto