ATENTADO TERRORISTA EN SEDE DE POLICÍA DE GUANARE

Atentado terrorista contra Poliportuguesa deja un funcionario muerto y 31 heridos. El funcionario asesinado es Elvis José Medina y su muerte fue causa de múltiples heridas causadas por la explosión de granadas fragmentarias.

guanare

08/07/2016.- Dos sujetos que se desplazaban en moto lanzaron dos granadas la mañana de este viernes contra la sede del Centro de Coordinación Policial Guanare (CCPG), causando heridas a unos 31 funcionarios que se encontraban en su inicio de faena, según reportaron fuentes militares. El ataque ocurrió a las 8:30 am de este viernes específicamente en la comisaría "Los Próceres" dependencia de PoliPortuguesa.

Las granadas fueron lanzadas justo cuando el personal realizaba la formación de rutina con aproximadamente 60 uniformados. Los sujetos que infringieron el ataque se desplazaban en una moto. Posteriomente se pudo conocer que uno de los atacantes se enfrentó con funcionarios de guardia y fue abatido en el sitio, el otro elemento logró huir.

Los heridos fueron llevados de inmediato al Hospital "Miguel Orá" de la capital portugueseña. Entre los funcionarios hay heridos de gravedad, revelan los primeros reportes que igualmente dan cuenta de daños a las instalaciones y vehículos aun no cuantificados.

Comisiones de la policía científica CICPC y del Servicio Nacional Bolivariano de Investigaciones (SEBIN) fueron desplegados en varios sectores de esa localidad para iniciar las investigaciones de rigor.


Un policía muerto y otros 25 heridos tras ataque con granada en Guanare, Venezuela Reinaldo Castañeda, el gobernador de Portuguesa, calificó el ataque como un “hecho de terrorismo”, e indicó que los servicios de inteligencia y la policía científica investigan los móviles del atentado 

La explosión de las granadas de fragmentación “causó la muerte de Elvis José Medina y múltiples heridas a 25 oficiales del cuerpo de seguridad”, indicó por su parte la Fiscalía en un comunicado. Dos sujetos a bordo de una motocicleta arrojaron el artefacto explosivo contra la sede policial, donde agentes estaban formando fila para iniciar sus labores diarios, de acuerdo a medios locales.

Se conoció que uno de los atacantes fue abatido posteriormente durante un enfrentamiento con la policía. El gobernador, Reinaldo Castañeda indicó que los servicios de inteligencia y la policía científica investigan los móviles del atentado.

HOY-Aporrea-Agencias / Escuela Bolivariana del Poder Popular
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(VIDEO+FOTOS) EEUU: FRANCOTIRADORES ABRIERON FUEGO EN PROTESTA CONTRA EL ASESINATO DE AFROAMERICANOS

Más de mil estadounidenses salieron a las calles de Nueva York este jueves para exigir justicia por el asesinato de dos afrodescendientes a manos de la Policía.



Dallas, julio 8 - A cinco ascienden los policías muertos en Dallas, Texas, Estados Unidos, cuando cuatro francotiradores abrieron fuego contra agentes policiales, durante una protesta por el asesinato de afroamericanos en Lousiana y Minnessota.

El jefe de policía de Dallas, David Brown, confirmó las víctimas mortales y dijo que otros siete agentes y un civil resultaron heridos en el tiroteo.

Tres de los agentes heridos según los informes, se encontraban en estado crítico y otros dos estaban en cirugía. La agencia de transporte público de Dallas (DART), confirmó en Twitter que uno de sus oficiales fue muerto a tiros, mientras que tres de sus agentes sufrieron lesiones que no amenazan la vida.

Las primeras informaciones afirmaban que eran dos los francotiradores quienes abrieron fuego contra las fuerzas de seguridad. La Policía difundió a través de las redes sociales la fotografía de uno de los sospechosos, que posteriormente se ha entregado, mientras que el segundo sospechoso había sido reducido por las fuerzas de seguridad.


Sin embargo, los últimos reportes indican que un tercer sospechoso se encuentra rodeado en un garaje y las fuerzas especiales están negociando su rendición. Además, el jefe de la Policía local ha señalado que los sospechosos han instalado bombas en el centro de Dallas.

El tiroteo se desató en la noche de este jueves, en el centro de Dallas, cuando dos francotiradores posicionados en dos garajes de aparcamiento, abrieron fuego aprovechando una protesta pacífica por el abuso policial que dejó al menos dos afroamericanos muertos: Alton Sterling y Philando Castile, que fueron abatidos por agentes de la Policía. 

Un testigo que se encontraba en la protesta dijo a KTVT que la marcha se desarrollaba de forma pacífica cuando ocurrió el tiroteo, con al menos 20 disparos.





En diferentes ciudades de Estados Unidos fueron convocadas manifestaciones para rechazar los últimos casos de violencia policial en el país.
Philando Castile, un afroamericano de 32 años, falleció la noche de este miércoles en Falcon Heights (Minnesota) abatido por los disparos efectuados por un agente de policía que le había dado el alto porque su vehículo tenía un faro trasero roto.

Mientras, este jueves, Alton Sterling, un hombre de 37 años que vendía CDs en la localidad de Baton Rouge, Luisiana, murió a manos de dos agentes que le dispararon cuando ya había sido reducido. Ambos incidentes fueron grabados por los testigos. Estos dos últimos asesinatos han agravado la herida racial del país y la desconfianza de las minorías hacia las fuerzas policiales.


Asesinato de dos afrodescendientes reaviva las protestas contra el racismo en EE.UU.


    Las calles de Nueva York se llenaron de personas que rechazan la violencia policial contra las minorías.

    Las calles de Nueva York se llenaron de personas que rechazan la violencia policial contra las minorías. | Foto: @KeeganNYC





    Con el lema "Las vidas negras importan", los manifestantes instaron a los neoyorquinos a levantarse en contra del "sistema (estadounidense) racista".

    "No dejaremos que este sistema racista nos siga asesinando y no nos quedaremos con los brazos cruzados. No tenemos nada que perder más que nuestras cadenas", dijo una de las ONG que convocó la manifestación.

    Las protestas ocurren tras dos asesinatos violentos de dos hombres afrodescencientes, ocurridos esta semana en Minnesota y Luisiana.

    La noche de este miércoles el afrodescendiente Philando Castile, de 32 años, falleció en Falcon Heights (Minnesota) tras recibir disparos de un agente de policía que le había ordenado detenerse porque su vehículo tenía un faro trasero roto.

    El martes falleció Alton Sterling, un afrodescendiente de 37 años que se dedicaba a vender CDs en Baton Rouge, Luisiana. Dos policías le dispararon cuando éste ya se había rendido. Las dos muertes violentas fueron grabadas por los testigos. 

    Estos nuevos casos de asesinato vuelven a resucitar el tema del racismo policial en EE.UU.

    Este jueves, el mandatario de EE.UU., Barack Obama, dijo que todos los estadounidenses deben estar preocupados por estos recientes sucesos de racismo policial.

    "Cuando ocurren incidentes como estos, hay gente que siente que no se la trata igual a causa del color de la piel. Esta no es una cuestión blanca, no es una cuestión hispana, es una cuestión estadounidense", dijo el mandatario en una rueda de prensa desde Varsovia, donde asistirá a una cumbre de la OTAN.

    Obama instó a acelerar las reformas en los cuerpos policiales de EE.UU. porque hasta ahora "el cambio ha sido demasiado lento" y esta cuestión necesita un "sentido de urgencia".

    La plomazón en Dallas



    ESCUELA BOLIVARIANA DEL PODER POPULAR/ APORREA/TELESUR/RT
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    COLOMBIA: ¿Cuál es el alcance real de los Acuerdos de Paz?

    Lo que se acordó (y lo que no se acordó) en La Habana

    El anuncio de tres acuerdos importantes entre el gobierno y las FARC produjo mucha alegría y despertó grandes expectativas. Pero este no es el final del proceso: ¿cuál es el alcance real de los acuerdos?


    Sin cantar victoria

    Muchos colombianos vimos con emoción la ceremonia de firma de los tres acuerdos entre el gobierno y las FARC sobre cese al fuego, garantías de seguridad y refrendación respectivamente.

    Sin embargo la alegría no debe hacernos olvidar que todavía hay una evidente indiferencia de algunos sectores del país sobre el tema, y que la necia oposición del Centro Democrático a los avances de la paz se ha mantenido incólume. Necesitamos una dosis de sano realismo para ver que aún queda mucho trecho antes de festejar el Acuerdo Final, debidamente refrendado.

    La del jueves 23 de junio fue la segunda ceremonia de firma de acuerdos parciales entre el gobierno y la guerrilla en La Habana ante la opinión pública nacional e internacional. La primera se realizó al suscribirse el acuerdo sobre el Sistema Especial de Justicia. Pero en aquella oportunidad quedaron varias preguntas sobre los verdaderos alcances del acuerdo.

    Es comprensible que un proceso de negociación que ha durado tanto como este apele a celebraciones públicas cuando se superan los escollos más difíciles. Estos actos tratan de insuflar optimismo a la opinión, o por lo menos de contrarrestar el escepticismo que se apodera de la gente cuando no percibe avances en el diálogo.

    Pero este modelo de estimulación parece agotado y la opinión pública quiere ver el resultado definitivo, es decir, el Acuerdo Final. El presidente Santos dijo que la firma de este se hará en Bogotá, aunque al mismo tiempo nos recordó que tal decisión no puede ser unilateral sino acordada por las partes en La Habana.

    Esperemos que se pueda lograr prontamente esta concertación, después de que se evacúen los temas pendientes. En ese momento sí se podrá iniciar completamente un proceso de construcción de paz, estable y duradera.

    Las zonas de transición

    Proceso de Paz del Caguán en 1988

    El acuerdo de cese al fuego tiene gran importancia política y una alta calidad técnica. Lo primero queda comprobado por la trascendental decisión de poner punto final a la violencia entre el Estado y las FARC, después de 50 años de guerra.

    La calidad técnica del acuerdo resulta de haber recogido los aprendizajes de la comunidad internacional en procesos de desmovilización de fuerzas armadas irregulares, así como las lecciones derivadas de otros procesos de paz en Colombia. Para constatar esta calidad tecina bastaría con notar la diferencia entre la llamada Zona de Despeje del Caguán en 1998 y las Zonas Veredales Transitorias de Normalización del presente acuerdo. La primera fue una concesión incondicional otorgada al inicio de las conversaciones, sin límites de tiempo ni reglas distintas de la de excluir a las autoridades estatales del territorio despejado. Las segundas son zonas delimitadas en el espacio y el tiempo, con tres propósitos específicos: 

    • Verificar el cese al fuego, 
    • Hacer posible la dejación de armas, 
    • Iniciar los procesos de reincorporación a la vida civil de la tropa guerrillera. 

    Durante su vigencia, las autoridades civiles desarmadas del Estado seguirán ejerciendo sus funciones y la Policía Nacional podrá ingresar en ellas cuando sea necesario (aunque cumpliendo los protocolos de la misión política internacional). Además, estas zonas no podrán durar más de seis meses, contados desde el día de la firma del Acuerdo Final.

    En la definición de las reglas de juego de estas Zonas participaron tanto el conservatismo como el Centro Democrático, partido que propuso limitaciones dentro del debate parlamentario sobre la Ley de Orden Público. Por eso no tiene sentido que dos expresidentes digan ahora que la firma de estos tres acuerdos “pasó sobre el cadáver de los principios más elementales de la Constitución”(Pastrana) o que la “paz está herida” (Uribe), cuando, en su momento, ellos crearon caprichosa y unilateralmente las zonas de despeje del Caguán y de Santa Fe de Ralito.

    Pastrana regaló la institucionalidad y Uribe la distorsionó. Y ambos, despóticamente, evitaron discutir cualquier norma para regular esos espacios supuestamente creados para la paz.

    La dejación de armas

    En un artículo reciente, el exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos dijo que si “para firmar la paz se hubiesen tomado en serio los informes de inteligencia, tanto la guerrilla como el gobierno salvadoreño jamás habrían firmado el acuerdo que acabó con la guerra civil de El Salvador en 1992”.

    También en Colombia, frente al tema de la dejación de las armas, muchos sectores parecen tener una mentalidad de sabuesos de inteligencia para advertir sobre todas las posibilidades de la trampa: que las FARC no van a entregar todas las armas, que seguirán haciendo proselitismo armado, que las venderán en el mercado negro al mejor postor, etc. Todo esto es posible, pero no dejan de ser hipótesis o riesgos que necesitan las debidas precauciones. Hay que confiar en la pericia y la experiencia de Naciones Unidas en este tipo de procesos.

    El proceso que acaba de anunciarse implica el “registro, identificación, monitoreo y verificación de la tenencia, recolección, almacenamiento, extracción y disposición final”. Por eso, los métodos que se adopten deben minimizar el riesgo de que las armas en poder de las FARC sigan circulando en Colombia o en cualquier otro país, o queden disponibles para reiniciar la rebelión. 

    Las garantías de seguridad

    El Presidente Santos junto al Secretario General de la ONU Ban Ki-moon.

    Este segundo acuerdo tiene también varias virtudes destacables: 
    Primeramente propone una concepción amplia de seguridad que no se reduce a los miembros de las FARC sino que cubre a todos los habitantes, con atención particular a los integrantes de colectividades, movimientos sociales y defensores de derechos humanos. 
    Igualmente reconoce que la mayor amenaza para la paz son los grupos armados ilegales- las bacrim, los neoparamilitares o las guerrillas-. 
    Desde luego, para evitar un genocidio similar al de la UP, parte de las medidas de protección se refieren específicamente a los miembros del movimiento político que conformarán las FARC y a los excombatientes de esta guerrilla que opten por la reintegración. 

    Este acuerdo incluye un componente de construcción de Estado que puede verse en tres de los principios sobre las garantías de seguridad: 
    Asegurar el monopolio legítimo de la fuerza y del uso de las armas por parte del Estado en todo el territorio, 
    Fortalecer la administración de justicia, y 
    Asegurar el monopolio de los tributos para la hacienda pública. 

    Estos son rasgos esenciales de un aparato estatal que no han podido ser cumplidos por Colombia en la mayor parte de los territorios donde hacen presencia las FARC u otros grupos armados ilegales. Es pertinente y necesario aprovechar la futura implementación de los acuerdos para crear el Estado donde haga falta y fortalecerlo y democratizarlo donde ya tiene algún grado de efectividad.

    Por otra parte, hasta el momento poco se ha comentado sobre el compromiso que enuncia el acuerdo para promover un “pacto político nacional y desde las regiones (…) para que nunca más se utilicen las armas en la política ni se promuevan organizaciones violentas como el paramilitarismo. Este pacto buscará la reconciliación nacional y la convivencia pacífica”. Este compromiso se conecta directamente con el propósito de “contribuir al surgimiento de una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas en el ejercicio de la política” y “trabajar conjuntamente por lograr un consenso nacional (…) en torno a los valores democráticos”.

    La refrendación

    En este punto no se diluyó del todo la incertidumbre, pues se acordó atender la decisión que adopte la Corte Constitucional sobre la ley de plebiscito presentada por el gobierno. Pero la Corte podría rechazar el sistema de refrendación que intenta el gobierno y no proponer uno nuevo.sae la ley de rabateria, aunqie.
    El acuerdo de cese al fuego tiene gran importancia política y una alta calidad técnica.

    No obstante y como han dicho varios analistas, este compromiso es importante porque demuestra el reconocimiento por parte de las FARC de un órgano del Estado cuya legitimidad han rechazado durante 50 años. Esta nueva posición contrasta claramente con las posturas que el grupo guerrillero sostuvo hasta hace muy poco. 

    La comunidad internacional

    La participación de la comunidad internacional en los procesos de paz de Colombia tiene el importante antecedente de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA, cuyo mandato comenzó con la desmovilización de las AUC y se ha venido ampliando con intervenciones en otras políticas estatales de construcción de paz.

    Esta vez Naciones Unidas tiene un papel protagónico en el proceso de desmovilización y dejación de armas de las FARC. No sobra señalar que tal intervención no hace imposible el incumplimiento de alguna de las dos partes. Pero esta veeduría, junto con las otras medidas, sin duda contribuirá a crear las condiciones para el éxito del proceso.

    Juan Carlos Palou

    Razón Pública / Escuela Bolivariana del Poder Popular
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