Estudio revela que en 80 años la Tierra puede quedarse sin oxígeno



Los científicos demostraron que los aumentos de temperatura están acabando con el fitoplancton marino y creará problemas de oxígeno en todo el mundo 
Científicos estadounidenses de la Universidad de Michigan (centro de EE.UU) presentaron un estudio en el que demostraron que en algunas decenas de años la humanidad se enfrentará al problema de la falta de oxígeno en la atmósfera de la Tierra debido a la disminución del fitoplancton tropical en la superficie acuática.
El equipo de científicos aseguraron que al investigar la superficie de los océanos del mundo, observaron el efecto del aumento de la temperatura del agua sobre el metabolismo del plancton.
Afirmaron que está previsto hacia el fin de este siglo una escasez del fitoplancton, una de las fuentes principales del oxígeno atmosférico.
En los estudios se examinaron a unas 130 especies de fitoplancton, especialmente las áreas de su desarrollo en la zona climática templada y en las aguas cercanas al círculo polar, lo que llevó a los biólogos a concluir que el fitoplancton debe reproducirse con temperaturas más bajas que la temperatura media del año.
De acuerdo con las conclusiones preliminares de los científicos, las especies tropicales de fitoplancton son más sensibles al calentamiento global.
Estos procesos de cambio climático y aumento de temperaturas en todo el plancton de la zona tropical puede quedar arrinconado en los polos, donde también corre el riesgo de desaparecer.
Los investigadores concluyeron que después de unas ocho décadas la disminución del oxígeno adquirirá un estado crítico, lo cual tiene implicaciones negativas no solo en toda la fauna y flora marina, sino también en la vida terrestre.
teleSUR-RT/vg -FC/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Waiting for Sandy





Estamos esperando a Sandy. En la calle se oye el viento, a ráfagas, y a algunos vecinos que han bajado al patio a fumar, como excusa para estar con otra gente. En la radio avisan de que quizá tengan que dejar de retransmitir en AM. La gente llama y dice que nunca había visto una cosa así y el locutor responde que es cierto, que esto ya está en los anales de la meteorología. El huracán aún no ha tocado tierra. A la calle salimos los curiosos, algunos a fumar, otros a pasear el perro; nos miramos y nos reconocemos.

Estamos esperando a Sandy porque no podemos hacer otra cosa. El metro no funciona, la mayoría de las tiendas y de los centros comerciales de Brooklyn cerraron ayer, más temprano que de costumbre para que los empleados pudieran volver a casa antes de que se acabara el transporte público. Pero también, sospecho, para apresurar a los clientes y promover, como siempre pero hoy de manera más exagerada, el consumo irracional. Y es que nada puede parecer irracional cuando decretan estado de emergencia, todo sirve para el por si acaso, todo sirve ante la perspectiva de pasar tres días encerrado en casa con esos desconocidos que se llaman familia. En la radio dan consejos a los padres para hacer actividades con sus hijos en caso de que se queden sin electricidad, es decir sin tele y sin internet y sin videojuegos; unos minutos después el alcalde Bloomberg aconseja a los neoyorquinos que saquen un bocadillo de la nevera y se sienten a ver la televisión.

Ayer ya esperábamos a Sandy. En Flatbush Avenue, un padre enseñaba a hablar a su hijo, Say hurricane, le decía, say hu-rri-ca-ne. Manhattan estaba más vacía que cualquier domingo y en el supermercado había colas larguísimas y estanterías vacías y una señora que gritaba por teléfono y decía que ya había conseguido agua, pero que aún le faltaba comprar muchas cosas. A todos nos faltaba comprar muchas cosas. En las colas la gente tenía carros llenos de ropa, algunos corrían de una tienda a otra, con cara de preocupación, había que comprar antes de la catástrofe. Probablemente al mismo tiempo los alumnos de NYU recibían un email del vicepresidente de la universidad en el que les avisaba de las medidas que tenían que tomar ante el temporal: entre otras cosas, prohibía el uso de velas en las residencias universitarias, por si acaso, para evitar incendios. Probablemente al mismo tiempo miles de teléfonos móviles recibían un mensaje de alerta, un sonido estridente como de sirena de toque de queda, que les avisaba de que tenían que evacuar la zona A de Brooklyn. Los mensajes llegaban a teléfonos fuera de la zona A, por si acaso.

Esa misma alarma acaba de sonar otra vez en mi teléfono. Son las 8.00PM, Take shelter, refúgiense. Sandy ha tocado tierra hace dos horas. Quizá Sandy sea realmente una tormenta para los anales de la meteorología, de hecho ya ha dejado 65 muertos en Haití, aunque eso no sale en las noticias. Pero que haya llegado es lo de menos; hace mucho que la esperábamos y ahora no vamos a dejarla ir así como así. Sandy se llama hoy Sandy pero mañana puede llamarse Halloween, o Thanksgiving, o el terrorismo global. En este país, las amenazas se suceden como las decoraciones en las casas y en las tiendas, sin respiro, sin dejar un minuto en blanco; a las calabazas les siguen los pavos, a los pavos, las guirnaldas. Este país que necesita crearse ficciones para dar densidad a una vida evaporada en pantallas y en tarjetas de crédito; esta sociedad que construye casas alrededor de escaleras de incendio, por si acaso.

Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

El fin del milagro, el regreso al subdesarrollo




Los años felices en los cuales España parecía salir del subdesarrollo se esfuman. Fue un tiempo que se adjetivó, cuando las cifras macroeconómicas eran un éxito, como el milagro español”. Pero al igual que sucedió con el “milagro brasileño” de los años 70 del siglo XX, ambos carecían de legitimidad política.
Sirva este recordatorio para valorar, en su dimensión, el significado de los recortes, las reformas laborales y el aumento de la desigualdad en España. Si a mediados del siglo pasado sus élites se vanagloriaban de haber dejado atrás la España rural y caciquil de posguerra, lo hacían convencidas del carácter irreversible del proceso. La visión lúgubre de un país inconexo, autárquico y fuera del orden mundial fue sustituida por una España alegre, moderna y emprendedora. La modernización social hizo acto de presencia. Al férreo control político, la dictadura opuso un sentido social a sus reformas. Proteccionista del trabajador y limitante del poder de los empresarios. Su visión corporativa de la sociedad llevó a la dirigencia franquista a valorar como triunfo la paz obtenida a base de garrote y represión.
La población sentía que el franquismo era permisivo y que si no se metía en política, podría gozar de oportunidades, hasta los años 50, desconocidas. Las cartillas de racionamiento eran pasado. El pleno empleo se acariciaba y la clase obrera industrial accedía a vivienda social, crédito privado, educación... Se edificaba un sistema de salud pública que iba cubriendo poco a poco a la población. La etapa de la beneficencia, pobreza extrema y exclusión social eran reminiscencias y así fue interpretada por las autoridades. Se dejó en manos de la Iglesia y organizaciones de caridad residual. Por otro lado, las relaciones sociolaborales entraron en un periodo de poca conflictividad, aunque se mantuvo la represión en los enclaves tradicionales, como la minería. Sin embargo, hubo acuerdos de base. Los contratos daban seguridad al trabajador, impedían el despido arbitrario y libre y sujetaban al empresario a estrictas normas de negociación colectiva, vía los sindicatos verticales. Los sueldos subían en proporción al coste de vida. La gente parecía estar “contenta”. La mejora en las condiciones de vida de las clases trabajadoras tuvo efectos inmediatos sobre el consumo, el crecimiento y la distribución de la renta. Las desigualdades disminuían, y muchos pudieron acceder a una vivienda de protección oficial. Sus hijos podían incorporarse a la universidad y la política diseñada de familias numerosas comenzaba a dar frutos. Con cuatro o cinco hijos, las demandas educativas aumentaron. La educación, a pesar de sus componentes ideológicos franquistas, sufrió la avalancha. Si en 1957 había 64 mil 281 estudiantes universitarios, en 1968 la cifra se disparó a 139 mil 266. Nuevas universidades, más becas, más profesores, mejores sueldos y sobre todo control político. Aun así, la vida parecía entrar en esa dinámica de progreso imparable. Así ocurría en cuanto a las migraciones campo-ciudad. De casi 30 millones de españoles, entre 1961 y 1969 cambiaron de residencia unos 3.5 millones de personas. De ellas un millón abandonó poblaciones de menos de 10 mil habitantes; casi 300 mil pasaron a engrosar ciudades de 10 mil a 100 mil habitantes, y cerca de 800 mil buscaron asentarse en ciudades de más de 100 mil habitantes.
La urbanización se consolida y la industrialización da frutos. La población activa en el sector industrial crece 7.8 por ciento entre 1964 y 1969. Los trabajadores especializados fueron las figuras del proceso. La estructura social se diversificaba, posibilitando el ascenso social. España se integra a las llamadas sociedades de clases medias. La meritocracia, las reformas de acceso a la función pública, la perspectiva institucional y menos política, hicieron que los gobiernos se definieran como tecnocráticos. El franquismo ideológico tenía los días contados. Lo sustituía una élite interesada en perpetuar un proyecto que se desprendiera de sus raíces dictatoriales. La sociedad española debía creer en la instauración de una monarquía parlamentaria, apoyada en la democracia representativa, fuente del progreso. Las clases medias se sintieron arropadas, compraron el discurso. España seguía la senda del progreso.
Pero algo no calzó en los planes. El neoliberalismo se adueñó de las élites dirigentes. Unos y otros se hicieron eco de las críticas al Estado de bienestar y comenzaron a destruir lo poco que de forma paternalista hizo el franquismo. En vez de hacer una crítica política a la tiranía y separar el polvo de la paja, se procedió a tirar el agua sucia con el niño dentro. El sector público se privatizó. Se impuso la categoría de rentabilidad gerencial en sanidad, educación, construcción social y servicios de atención primaria. El dinero ha sido la marca universal de medida. Así han llegado los cambios. También en la política. El marketing electoral sustituye el debate ideológico, los programas y las alternativas. Se vende un producto. El ciudadano se esfuma. Hay consumidores de objetos imposibles que mantienen su fidelidad al producto. España hoy es una sociedad dual. El subdesarrollo social, económico y también político es la consecuencia de la fiebre liberalizadora. Los índices de pobreza, exclusión social, marginación, desempleo, pérdida de derechos laborales, sindicales o culturales están en todas las estadísticas. Y lo peor, siguen aumentando.
El suicidio del dueño de un quiosco de periódicos en Granada, agobiado por las deudas y desahuciado por el banco, es la punta del iceberg. A diario, las entidades bancarias, Santander, BBVA, las cajas privatizadas, desahucian a 535 familias. Padres con hijos en edad escolar, bebés, o personas mayores a su cargo. Sin trabajo, se ven abocados a vivir en la calle. Son al menos, 2 mil personas al día. Sin embargo, existen más de 3 millones de pisos vacíos. Más de la mitad en manos de entidades financieras. Pero eso no les preocupa ni a la élite política ni a los bancos. Prefieren hacer la vista gorda y seguir la senda del subdesarrollo. Hoy miles de jóvenes y familias emprenden, como durante el franquismo, el éxodo. Alemania y América Latina se convierte en su destino. El milagro español resultó ser una falacia.

Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2012/10/30/opinion/022a1pol

Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

La doble U (W)





En Colombia la denominación de la letra W, también está en cuestión: Unos la llaman doble Ve, otros la llaman doble U y hay también posmoderno chic, aficionados al spanglish gringo de Miami que la llaman Güe y por ejemplo, escriben Wevo en lugar de Huevo. En el mundo mediático adicto al régimen, existe con esa letra una emisora empalagosa de gran audiencia e influencia en las clases medias bogotanas. Y en el mundo de la política, existe un partido político llamado de la U, creado en plena luna de miel (2005) para impulsar la re-elección de Uribe Vélez, con la característica mazamorra de la oligarquía colombiana (vuelta y dale con la elite) de juntar liberales y conservadores, sin ningún principio ideológico diferente del reparto del botín del Estado, efectuado durante los últimos 200 años y que ahora ellos mismos denominan “La mermelada” ; pero que debido a la hiel de la profunda contradicción de intereses por la tierra entre Uribe Vélez y JM Santos, ha convertido a este partido de gobierno en una “doble U” de rosca doble.

¿Qué demuestra la profunda crisis política y moral del partido de gobierno de JM Santos? Varias cosas: Primero que todo, confirma finalmente y en la practica real, la afirmación de los marxistas colombianos que hemos sostenido y denunciado desde hace muchos años; que en Colombia no hay verdaderos partidos políticos sino monopolios oligárquicos de la comunicación (los más notorios e influyentes los diarios El Tiempo, el Colombiano, Vanguardia Liberal, RCN, El País y Caracol ) que hacen las veces de partidos políticos y entre otras cosas, fue la apariencia que sirvió de base al teólogo del Fascismo greco-quimbaya o Paisa para elaborar el neo-concepto de “Estado de opinión” en el octienio de Uribe Vélez.

Segundo. El inicio de los diálogos entre el gobierno de Santos y el Estado colombiano para finalizar el histórico conflicto social y armado, ojo, ha generado una nueva situación que no ha sido adecuadamente valorada ni contextualizada. En consecuencia, los tan conocidos “enemigos de la paz” en Colombia, debidamente aleccionados desde el complejo militar industrial y financiero Estadounidense (constructor de drones y radares ultra sofisticados y que tiene profundos intereses en continuar la guerra geoestratégica de Colombia) han tomado la iniciativa política para crear una matriz mediática de gran profundidad, que consiste en ignorar o negar el hecho concreto de que SI las Farc estuviesen derrotadas, el Poder de Colombia no estaría sentado en una mesa de diálogos de Paz, para enervar el debate público y la reflexión realista sobre el significado de la paz no solo para Colombia, sino para toda la Patria Grande, centrando el asunto en una discusión inane (ya resuelta en la práctica con el acuerdo firmado en la Habana y ratificado internacionalmente en Oslo) de si las Farc están derrotadas, o, siguen siendo “todavía” una amenaza al Poder oligárquico en crisis. Apología de la derrota va. Encomio omnipotente del triunfo viene con Fuero Militar para la impunidad y pena de muerte incluida: "Los negociadores de las Farc seguirán vivos mientras sigan en la mesa", sentencia a muerte León Riaño, el general de la policía remplazo del general Naranjo quien se encuentra en Méjico (http://www.rcnradio.com/noticias/negociadores-de-las-farc-seguiran-vivos-mientras-sigan-en-la-mesa-leon-riano-29634)

Tercero. ¿Cuáles son las razones morales o religiosas o si se quiere éticas, para que el reciente y nuevo cardenal de Colombia, Salazar, representante del Partido Político de la Iglesia Católica romana en Colombia, soporte ideológico durante 500 años de la espada exterminadora del Estado, pida ayer una tregua navideña “unilateral” a las Farc y, no exija a las dos partes sentadas dialogando, tal como la Humanidad y la ética lo reclaman; una Tregua Bilateral? El sonriente y saludable monseñor (¿quien será su dentista?) con toda la vocería del Palacio Arzobispal y del procurador Ordoñez, además del respaldo del Poder terrenal del Estado Vaticano no da ninguna razón religiosa o espiritual, porque no la tiene o no existe. Su solicitud a todas luces política, surge como remplazo y a falta de un partido de gobierno, enfrascado en la riña trapera de maleantes de esquina, que protagonizan Uribe Vélez y Santos por mostrar quien le ha dado más golpes a las Farc, y entre Roy Barreras y Angelino Lapa por ver quien se queda con la vicepresidencia de la república o quien hace aprobar el Fuero Militar y para qué.

Y cuarto. Vacío ideo-político usado por los electoreros de todos los pelambres para iniciar la polarización “inducida” desde las alturas del Poder y que conducirá al falso debate sobre la reeleción presidencial: Si hay paz, Santos será re-elegido, si no, será Uribe Vélez quien gane la reeleción. Falso debate porque la nueva situación (que no se quiere ver) ha estimulado una creciente y enorme movilización social amplia y unitaria, que ya venía en alza y está cuestionando positivamente en calles, plazas y carreteras de toda Colombia, el modelo socioeconómico neo-liberal de guerra de rapiña imperante en Colombia y que de continuar acertadamente combinada con los acuerdos en la Habana, cambiarán como el Quimbo el curso del rio Magdalena.



(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.

Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Las prioridades lunáticas de Kennedy durante la crisis de los misiles en Cuba



El momento más peligroso de la historia de la humanidad


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Leer las transcripciones de las reuniones de Kennedy con sus consejeros es un ejemplo práctico de los perniciosos efectos del secreto en la política gubernamental. Sin duda Kennedy, al grabar esas reuniones, las veía como un registro diario del que posteriormente seleccionaría "bocadillos" para pulir su imagen para la posteridad. Al revisarlas en su totalidad, queda la impresión imborrable de un presidente cuya imprudencia casi precipitó un holocausto nuclear.

Como documenta con brillantez Noam Chomsky, la adulación que se ha apilado sobre la figura de Kennedy por su manejo de la crisis de los misiles en Cuba es, por no decir otra cosa peor, injustificada. En lugar de una evidencia de su hábil diplomacia y su actitud circunspecta, el hecho de que apareciese una crisis atestigua de por sí del orden lunático de prioridades de los que estaban en el poder. En efecto, el gobierno de Kennedy estaba dispuesto a arriesgar una conflagración nuclear para salvaguardar el prestigio de EE.UU. El secretario de Estado, Dean Rusk, exclamó jubiloso después de que los primeros barcos soviéticos optaran por no burlar el bloqueo “nos enfrentamos cara a cara y creo que el otro acaba de pestañear”. Si los soviéticos no hubiesen pestañeado, es probable que Rusk no hubiera sobrevivido para reaccionar.

Según la historia oficial, la crisis comenzó después de que un avión de reconocimiento U-2 avistase una base de misiles en Cuba. En realidad, comenzó después de la irreflexiva decisión de implantar un bloqueo y transformar la situación en un enfrentamiento hecho y derecho con la Unión Soviética. Durante toda una semana antes del anuncio de ese bloqueo –que recibió el inofensivo nombre de “cuarentena”– Kennedy y sus consejeros discutieron las diferentes alternativas militares que tenían a su disposición. Aislados del escrutinio público, mostraron una despreocupada indiferencia ante la amenaza de un inminente cataclismo contrariamente a la fachada mesurada que trataban de presentar al mundo. Si se hubiera informado al público de toda la verdad, es probable que el escándalo resultante los hubiera obligado a reconsiderar radicalmente su actitud.

La evaluación inmediata de Kennedy y su grupo de altos funcionarios –conocido como EXCOMM– fue que el estacionamiento de misiles soviéticos en Cuba no cambiaba gran cosa. Durante su primera reunión el 16 de octubre admitieron francamente que, desde el punto de vista estratégico, la amenaza de un ataque nuclear contra EE.UU. no había aumentado. Por cierto, Kennedy resumió de modo adecuado esa conclusión cuando dijo con franqueza: “Podéis decir que no hay gran diferencia entre un ataque que viene de un ICBM directamente desde la Unión Soviética u otro proveniente de una distancia de 90 millas. La geografía no significa tanto...” Sus funcionarios más importantes estuvieron de acuerdo y el secretario de defensa Robert McNamara declaró directamente en respuesta a una pregunta de Bundy sobre en qué medida había cambiado la situación: “Según mi opinión personal, en nada”. Marshall Carter, director adjunto de la CIA, incluso opinó que el motivo por el cual la comunidad de los servicios de inteligencia había sido desubicada por el descubrimiento de bases de misiles fue que una acción semejante se consideró fútil, ya que “no mejora en nada” en el equilibrio estratégico. La verdadera amenaza era mucho menos grave y consistía, según los consejeros de Kennedy, en el “factor psicológico” o la afrenta de que un pequeño país pensara que tenía derecho a actuar de una manera normalmente reservada a la nación más poderosa del mundo. Al permitir que la Unión Soviética estacionara misiles a 90 millas de EE.UU., Cuba, según Kennedy, estaba creando la impresión de que “son iguales que notros”. El secretario adjunto de Estado, Edwin Martin, definió el peligro para el prestigio de EE.UU. como sigue: “Bueno, es un factor psicológico que nos hayamos sentado de brazos cruzados y permitamos que nos hagan esto. Eso es más importante que la amenaza directa”.

Es sorprendente que unas razones tan débiles se considerasen una base suficiente para la peligrosa y arriesgada política que tuvo lugar. Después de todo, como aseveró Kennedy, esta es una “lucha política y militar”. Gran parte de la conversación de ese primer día se dedicó a debatir las opciones militares más eficaces para destruir las bases de misiles y, al hacerlo, derrocar a Castro. Una opción preveía un ataque aéreo generalizado seguido de una invasión. Los consejeros de Kennedy discutieron semejante política con evidente jovialidad, pensando si el período mínimo de siete días entre los ataques aéreos y la invasión se podría reducir a cinco días para aprovechar la desorientación de las fuerzas cubanas. Al final de la reunión, Kennedy declaró su determinación de lanzar el ataque. Solo quedaba decidir la intensidad de los ataques aéreos y si posteriormente se debería llevar a cabo una invasión.

Un objetivo permanente del gobierno de Kennedy desde su llegada al poder era extirpar la intolerable amenaza a los intereses estadounidenses planteada por Fidel Castro. En abril de 1961, Kennedy patrocinó una invasión por parte de una colección de exiliados entrenados por la CIA, en un episodio que quedó grabado en la historia como Bahía de Cochinos [Playa Girón, N. del T.]. Después del abyecto fracaso de esa operación clandestina, Kennedy, humillado, autorizó una campaña de sabotaje y asesinatos de la CIA para “infligir los terrores del infierno” al régimen de Castro. El mismo día que se descubrieron las bases de misiles, McNamara se reunió con el Estado Mayor Conjunto para discutir medidas para eliminar a Castro, incluyendo una posible invasión, aunque debería demorarse hasta después de las elecciones de mitad de período. Por lo tanto la única esperanza que quedaba a Castro para asegurar los frágiles logros de la revolución era alinearse con la única potencia que actuaba como un contrapeso significativo de EE.UU. Las armas nucleares en Cuba eran una manera de garantizar la revolución contra nuevos intentos estadounidenses de subversión.

Después de crear las condiciones que condujeron al establecimiento de bases de misiles, Kennedy fue más allá procediendo a iniciar un entrenamiento con la Unión Soviética, a pesar de la firme opinión de EXCOMM de que no existían motivos relacionados con la seguridad para hacerlo. Aunque esquivó un camino expresamente militar, optó por otro que casi conducía a un conflicto abierto. Por cierto, en el derecho internacional, un bloqueo equivale a un acto de guerra, un hecho implícitamente reconocido por el gobierno de EE.UU. que lo denominó engañosamente “cuarentena”. En las discusiones, los consejeros de Kennedy expresaron su ansiedad por el efecto psicológico en la población de EE.UU. si pareciera que EE.UU. había aceptado el estacionamiento de misiles en Cuba. ¿Pero qué habría pensado el público si hubiera sabido que su gobierno estaba dispuesto a imponer un bloqueo como reacción a los misiles, que según su propia admisión, no habían aumentado apreciablemente la amenaza a la seguridad de EE.UU.?

El bloqueo fue indudablemente un acto demencial en aquellas circunstancias que solo puede explicarse por por el deforme sentido de prioridades que reina en las deliberaciones internas del gobierno que está alimentada inevitablemente por una endémica falta de responsabilidad. En la tensa confrontación que sobrevino, las dirigencias de la Unión Soviética y de EE.UU. no pudieron ejercer ningún control sobre el curso que tomaron los eventos. El bloqueo pudo degenerar en cualquier momento en una guerra propiamente dicha por medio de las actuaciones de simples individuos. El secretario de Defensa McNamara atrae frecuentemente efusivos elogios por su adecuada supervisión de la “cuarentena”. Sin embargo, el hecho de que se evitase un holocausto nuclear no se debió a su supervisión, sino a las oportunas acciones de un solitario submarinista soviético.

En un esfuerzo por imponer rigurosamente el bloqueo, los barcos de EE.UU. rastrearon a los submarinos soviéticos que operaban alrededor de Cuba y lanzaron cargas de profundidad para obligarlos a salir a la superficie. Sin que lo supiera la armada de EE.UU., sin embargo, los submarinos que perseguían iban armados de torpedos con puntas nucleares. Esta política de acoso llevó al momento más peligroso de la crisis el 27 de octubre, cuando un comandante soviético, desorientado por el lanzamiento de cargas estadounidenses de profundidad, ordenó que se armaran los torpedos nucleares. Un oficial a bordo, Vadim Orlov, recuerda el evento:

Los estadounidenses nos atacaron con algo más potente que las granadas, al parecer una bomba práctica de profundidad. Pensamos que era el fin. Después de ese ataque Savitsky totalmente exhausto, aparte de todo lo demás, no pudo establecer conexión con el comando general y se enfureció. Llamó al oficial asignado al torpedo nuclear y le ordenó que lo ensamblara y lo preparase para la batalla. ‘Tal vez la guerra ya comenzó allá arriba mientras nosotros damos saltos mortales aquí’, gritó emocionado.Valentin Grigorievich, tratando de justificar su orden. ‘¡Vamos a volarlos ahora mismo! Moriremos, pero los hundiremos a todos, ¡no deshonraremos a nuestra armada!’”

Al final el desastre se evitó por los pelos cuando el segundo capitán, Vasily Arkhipov, se opuso a la orden y persuadió al capitán Savitsky de que se calmara.

En su discurso a la nación del 22 de octubre, Kennedy aludió con solemnidad a las insufribles amenazas a la seguridad nacional causadas por la llegada de armas nucleares, como:

Ya no vivimos en un mundo en el cual solo el disparo de armas convencionales representa un desafío suficiente para la seguridad de una nación para constituir un peligro máximo. Las armas nucleares son tan destructivas y los misiles balísticos son tan rápidos que cualquier aumento substancial de la posibilidad de su uso o cualquier cambio repentino en su despliegue puede considerarse una clara amenaza a la paz.

Esta exposición es una falacia absoluta. Si realmente el presidente hubiera creído sus propias palabras no habría instalado misiles un año antes en Turquía, cerca de las fronteras de la Unión Soviética. El director de la CIA, John McCone, había predicho meses antes que la Unión Soviética podría tratar de contrarrestarlos con sus propios misiles en Cuba. El 27 de octubre, era evidente, a juzgar por las propuestas soviéticas, que la retirada de esos misiles en Turquía a cambio del desmantelamiento de bases de Cuba presentaba un camino bien definido para desactivar la crisis. Mientras EE.UU. estaba dispuesto a aceptar las demandas soviéticas de prometer públicamente no invadir Cuba, era reacio a aceptar un acuerdo que implicaba la retirada de los misiles en Turquía como un quid pro quo para la retirada de las bases por parte de la Unión Soviética.

Mientras continuase el bloqueoo el riesgo de errores –como el arriba mencionado– que condujeran a una guerra nuclear solo podía aumentar. Pero el gobierno de Kennedy se mostraba, a pesar de todo, renuente a aprovechar una oportunidad perfecta para llevar el enfrentamiento a una conclusión rápida y pacífica y evitar lo impensable. Ostensiblemente, la razón aducida por los consejeros de Kennedy para no aceptar un acuerdo semejante era el efecto perjudicial que tendría sobre las relaciones con aliados de la OTAN. Si EE.UU. aceptara retirar los misiles, es posible que los miembros de la OTAN se quedaran con la impresión de que EE.UU. estaba dispuesto a sacrificarlos a fin de salvaguardar su propia seguridad. El Consejero de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy, resumió esa curiosa posición cuando dijo al presidente: “Pienso que si damos la impresión de que queremos llegar a ese trato, para nuestra gente de la OTAN y toda la gente con la que estamos aliados, tenemos un verdadero problema… Pienso que deberíamos decirles que esa es la evaluación universal de todos aquellos en el gobierno que estamos conectados con esos problemas de alianza”.

Esos funcionarios del gobierno no explican claramente por qué a los aliados de EE.UU. les molestaría un acuerdo directo que acabase con un tenso enfrentamiento nuclear que podría destruirles. En todo caso lo contradicen numerosas referencias, muchas despectivas, respecto a los aliados de la OTAN diseminadas en las transcripciones de las reuniones de EXCOMM. Por ejemplo, en una discusión anterior, Kennedy habló de "simplemente informar", en lugar de consultar, al primer ministro británico MacMillan de un ataque aéreo contra Cuba, diciendo: “No sé si tiene mucho sentido consultar a los británicos… Espero que solo objetaran. Basta con decidirse a hacerlo. Probablemente habría que decírselo, sin embargo, la noche antes”. Es obvio que los cálculos estadounidenses no consideraban importante lo que pensaban los aliados de la OTAN. Sus preocupaciones afectaban la conciencia de los responsables políticos de EE.UU. en lo que tenía que ver con las inevitables objeciones que provocaría una decisión estadounidense de exacerbar el enfrentamiento. El vicepresidente Johnson, por ejemplo, reconoció en un punto que los aliados de EE.UU., lejos de estar a favor de una posición militar contra la Unión Soviética, probablemente urgirían a la moderación y plantearían algunas incómodas preguntas si EE.UU. seguía adelante con su política de confrontación: “Bueno, hemos vivido todos estos años (con misiles). ¿Por qué no podéis hacerlo? ¿Por qué vais a aumentar vuestra presión sanguínea?” Evidentemente para EE.UU., aceptar o no un trato nunca dependió de las preocupaciones de sus aliados, sino que más bien era un asunto que tenía que ver con asegurar la credibilidad del poder de EE.UU.

Finalmente se llegó a un compromiso en el que la Unión Soviética fue la que hizo más concesiones. En una carta formal a Jruschov, EE.UU. aceptó prometer públicamente que no invadiría Cuba. En secreto prometió retirar los misiles de Turquía. Muy preocupado de que no se pensara que EE.UU. estaba cediendo a las exigencias de su rival soviético, Kennedy reclamó a la Unión Soviética que guardara absoluto silencio sobre el asunto. Encargó a su hermano, el Fiscal General Robert Kennedy, que entregara la carta junto a una promesa informal de que se retirarían los misiles de Turquía. En su conversación con el embajador soviético, Anatoly Dobrynin, Robert Kennedy advirtió de que no se debía hacer ninguna referencia pública a Turquía, porque si eso ocurriera el acuerdo se declararía nulo. Además, combinó la oferta con una amenaza de fuerza militar contra las instalaciones de misiles en Cuba si no se recibía una respuesta positiva al día siguiente. Increíblemente, un ultimátum valoraba el hecho de que no se perdiera prestigio en público por sobre la reducción del riesgo sustancial de guerra nuclear. Afortunadamente para la humanidad Jruschov aceptó las condiciones y por consiguiente Kennedy recibió las alabanzas y la consideración de estadista magistral que había humillado a la Unión Soviética. La evidencia, sin embargo, contradice fuertemente esa imagen popular.

Hace cincuenta años, Kennedy y sus consejeros deliberaron en secreto la mejor forma de encarar una crisis en cuya creación tenían una responsabilidad sustancial sin consultar ni siquiera una vez a los millones de personas cuyas vidas estaban en juego. Leer las trascripciones de esas reuniones es un correctivo útil para el tan repetido dogma de los poderosos de que el secreto es esencial para permitirles gobernar efectivamente en función de los intereses del público. Solo podemos esperar que los que gobiernan no estén animados por el mismo perverso menosprecio de la vida humana y su obsesión por el prestigio que fue típico de la actitud de los máximos dirigentes de EE.UU. en el momento más peligroso de la historia de la humanidad.

Joseph Richardson es periodista independiente en la estación de radio Voice of Russia en Londres. Estudió historia en Merton College, Oxford.


Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/10/26/jfks-lunatic-priorities-during-the-cuban-missile-crisis/

rCR/Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

La Asamblea Constituyente de Egipto



Desprecio y contrarrevolución

Jadaliyya.com

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

La Constitución ha ocupado esta semana el centro del escenario de la tensa transición política de Egipto. El martes, el Tribunal Administrativo de El Cairo remitió la cuestión de la legalidad de la Asamblea Constituyente al Tribunal Constitucional Supremo (TCS) y no se espera que éste tome una decisión, por lo menos, hasta dentro de dos meses. Los defensores de la Asamblea vieron en la decisión del Tribunal Administrativo de reconocer a la entidad que está redactando la Constitución una ocasión para poder concluir los trabajos emprendidos durante los últimos cuatro meses.Desde que la Asamblea publicó un borrador parcial de la Constitución propuesta el 10 de octubre de 2012, ha estado sometida a continuos ataques por parte de las fuerzas de casi todos los grupos políticos. Entre los ataques más furibundos estuvo el que encabezó el profesor de la Universidad Helwan Sherif Yunis, quien en el título de su ahora citadísimo artículo ya anunciaba de lo que iba: “Fascismo en nuestra nueva Constitución”.
En mi opinión, tan inquietante como las deficiencias hábilmente expuestas por Yunis es el procedimiento que la Asamblea Constituyente ha adoptado para valorar, al parecer, la reacción de los egipcios ante su trabajo. El Egypt Independent, citando al director del centro para las relaciones con los medios de la Asamblea, Reda Abdel Aziz, ha informado que dicha entidad iba a montar una “campaña de concientización sobre la Constitución” con un presupuesto de 60.000 libras egipcias. Un informe posterior del Ahram Online subía la cifra para la campaña, denominada “Conoce Tu Constitución”, a 100.000 libras egipcias, citando al miembro de la Asamblea Constituyente Amr Abdel Hadi.
Las dificultades económicas a que Egipto se enfrenta son bien conocidas. Pero pensar que los miembros de la Asamblea consideran que su trabajo merece tan poca publicidad es, sin embargo, bastante desconcertante. Después de todo, ¿cuánto espacio de propaganda o tiempo de emisión van a proporcionar las irrisorias 100.000 libras egipcias? Si esa cifra es en efecto exacta, la Asamblea gastará apenas la décima parte de una piastra, es decir, 1,2 milésimas por egipcio, para despertar su conciencia acerca de la Constitución. Esa cifra representa apenas 0,02 céntimos de dólar por egipcio.
Me temo que la magra suma presupuestada para hacer conocer la Constitución no nos dice tanto del escaso aprecio que los miembros de la Asamblea tienen sobre su trabajo como de su ínfima valoración del pueblo egipcio. Igual ocurrió bajo la dictadura militar, una elite reducida se apropió del poder político en Egipto para imponer a millones de seres, a quienes esa elite despreciaba con cierto disimulo, los cambios que la beneficiaban. ¿Cómo puede uno explicar la ausencia del más mínimo parecido con una consulta pública durante el proceso de redacción? ¿Acaso Egipto ha exhumado para la Asamblea a una casta de reyes-filósofos que pueden adivinar la voluntad del pueblo egipcio con tan solo la fuerza de su pensamiento?
El tono desdeñoso pone de manifiesto una carga de desprecio en una institución que la revolución ha propiciado, pero que, como Manal al-Tibiexplicaba elocuentemente en su carta de dimisión de la Asamblea, está finalmente sirviendo de forma perversa a los objetivos de la contrarrevolución: “Al final, el proceso va a servir para crear una Constitución apoyada en los mismos fundamentos que el régimen que la revolución logró derrocar, cambiando tan solo de personas”.
Todo esto es para decir que, por encima de todo, ese proceso importa. Si Egipto hubiera en efecto exhumado una casta de reyes-filósofos que elaboraran una Constitución que reflejara a la perfección la voluntad de todos los egipcios, eso constituiría asimismo una traición a la revolución. Egipto no necesita una Constitución hecha meramente para el pueblo y del pueblo, sino hecha por el pueblo. En vez de fomentar y supervisar un debate público sustancial acerca del futuro que Egipto necesita tan desesperadamente, la Asamblea Constituyente ha decidido llevar a cabo sus deliberaciones a puerta cerrada, sin contacto alguno con los egipcios.
En efecto, hasta hace muy poco, los únicos detalles sustanciales sobre el documento que emanaban de la Asamblea llegaban en forma de rumores. En ese sentido, la Asamblea emuló una vez más la política del viejo régimen, cuyo cuidadoso control de la información llevaba a la proliferación de rumores sobre todo tipo de cuestiones, desde las subvenciones a la sucesión, rumores que demasiado a menudo dividían a la oposición desde dentro y disipaban el potencial para la protesta. En un aspecto importante, los rumores son la antítesis de la revolución desde el momento que reflejan una falta de transparencia en las labores de gobierno.
Al cubrir la información sobre la Asamblea Constituyente, los medios se han centrado tanto en los conflictos entre islamistas declarados y laicos declarados acerca del carácter de la “segunda república” que la Constitución ha pasado desapercibida. De nuevo, esto parece una desviación de lo que está realmente en juego en este proceso de redacción de una Constitución: ¿Cómo puede surgir un sistema democrático y pluralista del gobierno de una Asamblea que se sitúa por encima en vez de entre los egipcios?

Paul Sedra es profesor adjunto de Historia en la Universidad Simon Fraser , y editor de los temas de Oriente Medio en el periódico History Compass.

Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Entrevista a César Rendueles sobre la edición de "Escritos sobre materialismo histórico" de Karl Marx



“El materialismo es una perspectiva histórica que otorga prioridad explicativa a aquellos aspectos de la realidad social más resistentes al cambio”




César Rendueles es profesor en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Complutense. Ha publicado numerosos trabajos relacionados con la filosofía de las ciencias sociales y la crítica cultural. En Alianza Editorial editó una antología de El Capital, que él mismo presentó y anotó, y recientemente en la misma editorial ha editado estos Escritos sobre materialismo histórico de Marx, motivo y materia de esta conversación.
***
Editaste una elogiada antología de El Capital y ahora te has animado de nuevo con Escritos sobre materialismo histórico, otra antología de la obra marxiana, que también presentas y anotas. ¿Nos explicas el contenido de estos Escritos?
Básicamente, es un intento de reunir en un volumen manejable algunos de los principales textos de Marx relacionados con el materialismo histórico. La idea era recoger las distintas líneas de pensamiento que desarrolla Marx en torno a estos temas, sin ocultar su complejidad y sin fingir una falsa coherencia. Algunos son textos populares pero que en los últimos años estaban dispersos o resultaban difíciles de encontrar, como la “Crítica al Programa de Gotha”. Otros son fragmentos un poco menos conocidos, como los pasajes de los Grundrisse. De ningún modo se puede considerar una recopilación exhaustiva. Es más una especie de mapa básico de la problemática del materialismo histórico.

¿De quiénes son las traducciones?
Proceden de fuentes diversas. Una parte importante son las famosas traducciones del Instituto de Marxismo-Leninismo de Moscú. Cuando la editorial me sugirió usar esas versiones puse como condición que un traductor especialista en Marx hiciera una revisión técnica. Esa persona fue César Ruiz Sanjuán, que ha hecho un trabajo extraordinario y, además, se ha encargado de la traducción directa de otros textos recogidos en la antología. Por cierto, mis reservas respecto a las ediciones rusas eran injustificadas. Son versiones muy ágiles que se siguen defendiendo bien. Además, hemos usado la traducción de Sacristán de El capital y la de Pedro Ribas del Manifiesto comunista.

Son quince los textos marxianos seleccionados, desde el joven Marx de las tesis sobre Feuerbach hasta el viejo Marx de su correspondencia con Vera I. Zasulich. ¿Cuáles son tus escritos preferidos?
Bueno, está la primera parte del Manifiesto, que es una de las cumbres ensayísticas del siglo XIX. Es esa clase de escritos que uno rememora en sueños y cuyas palabras te vienen a la boca mientras te afeitas, un poco como si fuera una canción o un poema. Con los Grundrisse uno se asoma al laboratorio intelectual de Marx: son textos que dan para seminarios eternos de los que nunca acabas de sacar nada en claro… y está bien que sea así. Y, por último, me encanta la carta a Vera Zasulich porque muestra a un Marx tormentoso, enfrentado a las consecuencias políticas de lo que ha dicho y, sobre todo, de lo que no ha dicho: un autor obsesionado con el matiz, que nada tiene que ver con el típico Marx-bulldozer, que escribe a chorro de un modo brillante aunque un poco bocazas.

La recepción habitual de la obra de Marx, señalas en tu presentación, “considera el materialismo histórico como su teoría más característica”. ¿Qué es en tu opinión el materialismo histórico?
El materialismo es una perspectiva histórica que otorga prioridad explicativa a aquellos aspectos de la realidad social más resistentes al cambio. En ese sentido, es una fuente de utilidades para aquellas propuestas políticas que aspiran a transformar algunas dinámicas sociales muy sedimentadas. Hay al menos dos versiones distintas, en cierto sentido opuestas y en cierto sentido complementarias, del materialismo histórico: una privilegia el cambio tecnológico como factor explicativo y otra incide más en los grandes conflictos sociales y políticos. A mí no me causa desazón esta pluralidad, creo que forma parte de la naturaleza de las ciencias sociales. Pero la verdad es que ha sido el germen de un debate interminable y extremadamente aburrido que ha enfrentado a los marxistas durante más de un siglo.

Cuando en este contexto hablamos de teoría, ¿de qué estamos hablando exactamente? ¿De teoría científica? ¿De una teoría filosófica de amplio espectro? ¿De una especulación que nos ayuda a situarnos en el complejísimo mapa de la Historia humana? ¿De una conjetura para ir tirando sin estar cegados totalmente?
Diría que más bien de lo último. El materialismo es un marco conceptual de largo alcance que recuerda un poco a eso que Aristóteles llamaba phrónesis y que se suele traducir como prudencia o sabiduría práctica. El phrónimos es la persona que sabe comportarse en situaciones que no pueden reducirse a principios generales sino que requieren un tipo de saber que sale a la luz en la propia práctica. Creo que algo así ocurre con el materialismo histórico: son reflexiones que no se pueden subsumir en una teoría general porque son el subproducto de una intervención fructífera en el ámbito de las ciencias sociales y la práctica política. La phrónesis tiene mala reputación porque parece una especie de conocimiento de Perogrullo que consiste en buscar un término medio entre los comportamientos extremos. En realidad, es justo al revés, resuelve problemas muy graves. Lo que pasa es que retrospectivamente, al concluir un proceso de deliberación práctica exitoso, la solución hallada nos parece de sentido común (en realidad, la única manera que tenemos de identificar una solución a un problema práctico es que nos resulte razonable). Al materialismo le ocurre un poco eso. Como postulado teórico resulta más bien romo, en cambio tuvo efectos explosivos en la práctica empírica de las ciencias sociales y del pensamiento político. Algunos filósofos no se conforman con estas limitaciones e intentan convertir el materialismo histórico en un sistema conceptual sofisticado. Los resultados, por decirlo diplomáticamente, no han sido muy atractivos.

¿Qué hay de vigente y qué de falsado en las tesis marxianas sobre el cambio histórico y la estructura de las sociedades humanas?
Depende un poco de lo que cada uno aspire a encontrar. Incluso las ciencias sociales son mínimamente acumulativas, así que es dudoso que las investigaciones del siglo XIX tengan gran cosa que aportar hoy. En cambio, la arquitectura de los grandes problemas teóricos tiende a pervivir. Por ejemplo, en nuestra época de hiperconsumismo leer a Sombart puede resultar fascinante. Hobsbawm decía, y me parece muy acertado, que en el ámbito académico el materialismo histórico ha muerto de éxito. Nadie discute en serio –excepto los economistas, pero esos nunca discuten en serio– que hay grandes dinámicas relacionadas con la subsistencia material de las sociedades que constituyen el telón de fondo sobre el que se recortan otros procesos más coyunturales. Para mí la prueba del nueve es que quienes pretenden estar desarrollando un modelo supuestamente alternativo se ven obligados a convertir el materialismo en un fantoche caricaturesco: un dogma obsesionado con la maquinaria pesada y las sublevaciones sangrientas que pretende que Tolstoi redactó Guerra y paz movido como un autómata por cambios estructurales en las relaciones de producción.
Los discursos ideológicos y políticos, en cambio, son harina de otro costal. El materialismo marxista fue, sobre todo, una respuesta al discurso ideológico de moda en la Alemania de aquella época. Hoy el posthegelianismo no le interesa a nadie, pero la tentación de creer que los problemas prácticos se pueden resolver conceptualmente es más fuerte que nunca, y en eso consiste el idealismo que atacaba Marx. Basta pensar en toda esa gente que cree que la crisis económica actual es, sobre todo, un problema de actitud, de mentalidad. Ahí es nada: el corolario de un macroproceso económico, social y político que ha configurado el mundo tal y como lo conocemos en los últimos cuarenta años reducido a un problema de motivación, tal vez solucionable con una buena estrategia de coaching colectivo. Los materialistas, en cambio, somos unos pelmazos aguafiestas. No nos convence la idea de que los problemas se desvanecen reformulándolos en términos más interesantes, emocionantes o novedosos. Así que no somos una compañía muy grata para los de la economía del conocimiento, la psicología positiva, las clases creativas, el empoderamiento o la multitud en devenir.

Marx, señalas, nunca empleó la expresión “materialismo histórico”. ¿Es significativa esa ausencia expresiva?
No, realmente no lo es. Marx sí utilizó la expresión “concepción materialista de la historia”, que es aproximadamente sinónima. Lo que pretendía señalar es que Marx no estaba muy interesado en fundar una doctrina sistemática sino más bien en habilitar un cierto punto de vista. Tal vez hoy no sea un asunto tan importante, pero muchos activistas padecieron los efectos de este malentendido. En su autobiografía, Terry Eagleton recordaba con acidez los seminarios materialistas a los que asistía: “El principio fundacional del materialismo, como solemnemente se les enseñaba a los militantes, afirmaba que había un mundo externo, real y cognoscible. Parecían no darse cuenta de que sólo el idealista más delirante, escondido en alguna caverna perdida de Montana, se atrevería a negar algo así. Ellos, sin embargo, aireaban tan banal creencia como si fuera una condecoración, como si el resto del mundo, desde el carnicero del pueblo hasta el ministro de Hacienda, creyera en alguna fantasía esotérica de tipo budista acerca de la irrealidad de las cosas materiales”.

Por cierto, ¿no somos un poco injustos con el autor de La situación de la clase obrera en Inglaterra? ¿No hubieron aportaciones engelsianas relevantes en este ámbito del materialismo histórico?
Por supuesto. El impulsor del materialismo histórico es Engels, no Marx. Su acta fundacional es La situación de la clase obrera. Lo que pasa es que es como si Engels hubiera decidido dedicar el resto de su vida a dinamitar esa contribución inicial.

La idea, señalas también en tu texto, de que la realidad influya en las ideas y formaciones sociales no era una tesis revolucionaria “sino un lugar común ilustrado”. Lo que Marx añade, prosigues, “es una preocupación por la complejidad de este proceso, que el idealismo había comprendido correctamente”. ¿Nos hablas de esta complejidad y de las preocupaciones marxianas a las que haces referencia?
Bueno, las primeras expresiones de materialismo sociológico son bastante espeluznantes, la verdad. En muchos textos ilustrados hay unos cuantos capítulos delirantes sobre la influencia del clima en los humores y cosas por el estilo. Yo creo que Marx, precedido por la inmensa aportación de Saint-Simon, hace un esfuerzo por convertir la comprensión materialista de la historia en un reconocimiento de la asombrosa complejidad de los procesos sociales y no en una simplificación ridícula. Esa versión es la que transformó para siempre las ciencias humanas. Marx se dio cuenta de que las grandes estabilidades antropológicas –la subsistencia material, las estructuras familiares, políticas o simbólicas…– no son un paisaje mineral sino una efervescencia de relaciones sociales con un alto grado de indeterminación conceptual. Es algo que aún hoy a alguna gente –pienso en los sociobiólogos– le cuesta entender.

En el tercer punto de tu texto –“Determinismo tecnológico y lucha de clases”- citas al malogrado Gerald Cohen del que señalas que “demostró convincentemente que se puede reconstruir una teoría completa y coherente” a partir de someras indicaciones como las que pueden leerse en el prólogo de 1859 a la Contribución a la crítica de la economía política. La obra de Cohen, como sabes, ha sido criticada desde otras posiciones marxistas. ¿Qué opinión te merecen esas críticas?
Pienso que la recepción que se dio al marxismo analítico en general y a la obra de Cohen en particular fue deleznable. Ha sido una de las expresiones más patéticas de dogmatismo marxista de baja estofa, y que conste que el listón estaba alto. Un puñado de ortodoxos de guardia se ocuparon de realizar un juicio ideológico de, entre otros, Cohen, Roemer o Elster. Su veredicto unánime fue academicisimo terminal. No se hizo el menor esfuerzo por pensar en serio lo que estaban planteando. La verdad es que Cohen puso orden en un problema que había sido tratado de un modo muy impresionista. Analizó la teoría de Marx del cambio histórico con algunas herramientas convencionales en la filosofía de la ciencia del siglo XX (no las únicas ni, para mí, las idóneas, pero ese es otro asunto). Eso hizo enloquecer a quienes creen que cualquier majadero que se proclame marxista en tono altamente ideologizado y utilice el adjetivo “político” a menudo y con vehemencia merece un especial crédito intelectual. No comparto ni la interpretación que hace Cohen de muchos textos de Marx, ni su posición epistemológica ni las conclusiones generales a las que llega. Sin embargo, me parece que realizó una de las aportaciones más importantes que se han hecho en ese terreno. Por si fuera poco, en la segunda parte de su trayectoria intelectual, Cohen transformó el horizonte de las reflexiones en torno a la relación entre el socialismo y la ética. Ah, y además, era un tipo realmente divertido y nada pomposo. En la red se pueden encontrar algunos vídeos que grababa de monólogos filosóficos desternillantes, como un combate entre Habermas y Roemer, una entrevista con Marx o una caricatura de Tarski.

En tu opinión, ¿es Marx un defensor del determinismo tecnológico acotando la tesis a la fase capitalista de la Historia? ¿Lo fue siempre? ¿Lo fue en algunos momentos de su evolución político-intelectual?
En realidad, creo que un determinismo tecnológico moderado es una posición bastante razonable. De hecho, hoy el determinismo tecnológico tiene mala prensa sólo cuando la tecnología en cuestión es grasienta, humeante y, en general, analógica. En cambio, si se trata de cacharrería digital, todo el mundo está encantado de admitir que está transformando su vida. Si uno dice que la evolución de los motores diesel ha tenido alguna clase de efecto social es un materialista vulgar, pero los medios de comunicación tratan el lanzamiento de un tableta táctil que nadie sabe para qué sirve como la nueva revolución neolítica. Del mismo modo, el mantra de las bondades de la economía del conocimiento y la innovación es casi la única tesis de consenso en esa catástrofe intelectual que es la economía ortodoxa. Nos da miedo la palabra “determinismo” porque suena a una especie de control remoto orwelliano. Pero determinismo, en ciencias sociales, no es más que una forma de indicar que algunas dinámicas sociales son mucho más persistentes que otras más volátiles. El determinismo tecnológico significa que el conocimiento útil es una de esas regularidades, para algunos la más importante.

Muchas supuestas soluciones al problema de la causalidad en el MH, apuntas, “han incurrido en alguna forma de funcionalismo”. ¿Qué es eso? ¿Por qué esa caída? ¿Dónde reside su gravedad?
El funcionalismo es una forma de teleología o finalismo. Consiste en explicar un fenómeno a partir de sus efectos. Por ejemplo, a veces se afirma que la delincuencia o el consumo de drogas se explican porque son válvulas de escape que contribuyen a aliviar las tensiones sociales profundas. Es una argumentación incorrecta. La gente se droga para estar drogada, no por los efectos indirectos de su consumo sobre el conjunto de la sociedad. Los marxistas a menudo recurren a esa clase de argumentaciones: la línea editorial de cierto periódico se explica porque contribuye a los intereses del capital financiero internacional, y cosas por el estilo. Típicamente, las relaciones entre la base y la superestructura se han entendido de esta manera. Las explicaciones genuinas se basan en las causas, no en los efectos, aunque sólo sea porque las causas preceden a los efectos.
Hasta aquí lo que suelo explicar en clase de introducción a la epistemología. Dicho esto, la verdad es que la cosa es bastante más complicada. Por ejemplo, muchos filósofos consideran que alguna forma de finalismo es prácticamente imprescindible para entender correctamente los organismos vivos. Del mismo modo, prescindir completamente de la teleología en los razonamientos políticos nos sitúa siempre en la frontera misma del nihilismo, seguramente más allá de ella.

Una tesis metahistórica de raigambre marxista. Althusser habla: “La historia es un proceso sin sujeto ni fines”. ¿Es así en tu opinión?
Para mí sí, aunque estoy prácticamente seguro de que no para Marx. Que la historia no tenga ni sujeto ni fines significa, en rigor, que no hay ningún sentido inscrito en los hechos históricos mismos. Ninguno: ni Dios, ni reyes ni tribunos, pero tampoco el proletariado, la revolución o la paz mundial. Esa es una idea de Nietzsche, no de Marx. En realidad, me parece que Marx se fue desentendiendo de las preocupaciones filosóficas a medida que se centraba en su trabajo teórico. Muchas veces lo que en sus escritos parece evolucionismo hegeliano entusiasta no es más que el ruido de fondo del progresismo ambiental del siglo XIX. Hay un momento interesante que es cuando los populistas rusos le obligan a afrontar directamente el problema del progreso histórico. Marx está a punto de llegar a conclusiones antiteleológicas, pero la verdad es que no lo hace. El mérito de plantear esas tesis es de Walter Benjamin, que entendió que un materialismo estricto obligaba a rechazar la idea de progreso histórico y a explorar comprensiones de la emancipación que no estén basadas en una concepción finalista de la historia humana.

Tu presentación finaliza con unas sugerencias bibliográficas. Citas a Francisco Fernández Buey, Carlos Fernández Liria, Cohen, E. M. Wood, Shanin, P Anderson. ¿Alguna referencia más?
Claro, muchísimas más. Entre otros autores: Lukács, Braudel, Roy Bhaskar, D.-H. Ruben, Jon Elster, Wallerstein, Rosa Luxemburg, Giovanni Arrighi, E. O. Wright, John Bellamy Foster, Ernest Mandel, William H. Shaw, E. P. Thompson, Karl Korsch, Maximilien Rubel, Michael Löwy, Maurice Dobb, Slavoj Zizek… Lo que pasa es que soy un lector muy desordenado. Por eso prefiero sugerir unas pocas obras que a su vez contienen repertorios bibliográficos amplios y bien estructurados.

Los mineros en huelga durante más de dos meses; los jornaleros andaluces con su larga marcha de resistencia. ¿Son praxis relacionadas de algún modo con el materialismo histórico?
Me parece que una lección importante del materialismo es que las dinámicas históricas más influyentes son extremadamente lentas y se presentan muy difuminadas. Es algo que Immanuel Wallerstein repite desde hace décadas, y tiene toda la razón. Eso no significa que no nos debamos sentir interpelados por los procesos más inmediatos. Nuestra propia vida es una situación coyuntural y, parafraseando a Keynes, en la longue durée todos estamos muertos. Pero el materialismo histórico se mueve en otro nivel de análisis. El descenso de la inflación y el paro en Estados Unidos durante unos años no fue el fin de la historia, y tampoco la agregación de un montón de pequeñas resistencias es el estruendo de la razón en marcha. Creo que el materialismo histórico tiene más que ver con el tipo de asuntos que le interesan a un autor como Mike Davies, que escribe sobre cómo la proliferación a escala global de macroasentamientos urbanos hiperdegradados está transformando la forma de habitar el mundo o sobre las relaciones entre las catástrofes ecológicas que acabaron con la vida de decenas de millones de personas y la expansión colonial de finales del siglo XIX.

Rebelión/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Ocho de ellas tienen el mismo diseño que la planta de Fukushima



Más de una docena de plantas nucleares en el camino del huracán Sandy

Redacción Common Dreams

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Reuters informó el viernes de que hay 16 reactores en el camino previsto del huracán Sandy y la Comisión Reguladora Nuclear informa hoy de que está enviando inspectores adicionales para asegurar una “supervisión realzada” en 8 reactores: Calvert Cliffs, en Lusby, Md.; Salem and Hope Creek, en Hancocks Bridge, N.J.; Oyster Creek, en Lacey Township, N.J.; Peach Bottom, en Delta, Pa.; Three Mile Island 1, en Middletown, Pa.; Susquehanna, en Salem Township, Pa.; Indian Point, en Buchanan, N.Y.; y Millstone, en Waterford, Conn.

Según un ex ejecutivo de la industria de la energía nuclear, la planta Oyster Creek podría ser la mayor causa de preocupación.

Hablando con Democracy Now! el lunes por la mañana, Arnie Gundersen dijo: “Oyster Creek tiene el mismo diseño, pero es incluso más antigua que la unidad 1 de Fukushima Daiichi. Ahora está parada para reaprovisionar combustible combustible. Eso significa que todo el combustible nuclear no está en el reactor nuclear, sino en la piscina de combustible usado. Y en esa condición, no hay energía de reserva para las piscinas de combustible usado. Por lo tanto, si Oyster Creek perdiera el suministro externo de electricidad no habría una fuente de alimentación externa para las piscinas de combustible usado. Así, si Oyster Creek perdiera su suministro externo de energía, y francamente es realmente posible, no habría modo de enfriar el combustible nuclear que se encuentra en la piscina de combustible hasta que se restablezca la electricidad”. Según Gundersen, que tiene 40 años de experiencia en la ingeniería de la energía nuclear:

“La lección más importante que podemos extraer de Fukushima Daiichi y del cambio climático, y especialmente en el caso del Huracán Sandy, es que no se puede esperar para enfriar esas piscinas de suministro”.

Oyster Creek no es la única planta de energía nuclear en el camino de Sandy con el mismo diseño que la planta de Fukushima, dice Gar Smith, cofundador de Ecologistas contra la Guerra y editor emérito de Earth Island Journal.

“En particular son preocupantes varios reactores GE Mark 1 que comparten los mismos defectos de diseño que los tres reactores construidos por General Electric que perdieron energía, sufrieron fusiones y estallaron en Fukushima, Japón”, escribe Smith. “Los ocho reactores al estilo de Fukushima ubicados en el camino de Sandy son: Fitzpatrick (Nueva York), Hope Creek (Nueva Jersey), Nine Mile Point 1 (Nueva York), Oyster Creek (Nueva Jersey), Peach Bottom 1 & 2 (Pennsylvania), Pilgrim (Massachusetts), y Vermont Yankee (Vermont)."

Fuente: http://www.commondreams.org/headline/2012/10/29-2 


rCR/Rebelion/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_Ebpp

El Mañe trae para ti “Al son de la Alí”



Dos meses atrás @OlaBolivariana  contactó al talentoso diseñador y fotógrafo, Manuel Serpa, quien con su creatividad  revolucionaria  hizo de Chávez un icono de igualdad para la juventud venezolana.

Hoy, cuando se conmemoran 71 años del nacimiento del Cantautor del Pueblo Venezolano, Alí Primera, vale la pena compartir de nuevo esta gráfica de El Mañe.


“El Mañe” como todos lo conocen, es el creador de “Al son de la Revolución” una campaña espontánea que busca  acercar a  figuras revolucionarias con la juventud, para crear mayor identificación, poniendo en el plano común a personajes como Alí Primera, El Che Guevara, Fidel Castro y por supuesto nuestro máximo líder Hugo Chávez.


LaOlaBolivariana/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Continúa Festival de la Canción Necesaria en homenaje al panita Alí



En el marco del 71 aniversario del nacimiento de Alí Primera, el cantautor del pueblo venezolano, los colectivos Crea y Combate, Comando Creativo, Frente de Creadores Militantes y el Café Chocolate con Cariño realizarán el Festival de la Creación Necesaria.

El Festival hará referencia a cómo definía el padre Cantor, Alí Primera, la canción necesaria, que era una herramienta para la lucha política, la agitación, la movilización y la comunicación cara a cara para transmitir el mensaje revolucionario.

En definitiva, la actividad tiene el firme  propósito de rescatar la esencia de la canción necesaria y su legado histórico. Así como impulsar un espacio donde se encuentren y promocionen los trabajos realizados por las distintas organizaciones que bajo la premisa de la canción necesaria desarrollan políticas sociales y culturales para formación del pueblo venezolano.

El evento comienza el 30 de octubre en la plaza Bolívar de Caracas a la 1:00 pm con un video foro inédito sobre una entrevista realizada a Alí Primera para que luego poetas de la capital le rindan homenaje con una declamación mientras, en la plaza que lleva su nombre, el Comando Creativo realiza un mural en homenaje al cantautor popular.

El 31 de octubre continúa el festival con un pasa calle a las 11:00 am, organizado por distintos cultores y colectivos desde la Plaza Bolívar hasta la plaza Alí Primera donde se le rendirá homenaje en el día de su nacimiento al  Panita, como lo llamaban sus amigos, y posteriormente, a las 2:00 pm, dar inicio al conversatorio llamado “La Idea Que Siempre Vuela” con Alí Manaure, Elí Briceño y Centauro Saher del Frente de Creadores Militantes.

La conmemoración cierra el 1 de noviembre con el Concierto de la Canción necesaria donde, desde las 4:00 pm, se presentaran las bandas y cantautores: Los Nadie; Breaking, trova y Rap de Crea y combate; Sur Consciente, Alí Manaure, Wahari, Osadía, La Sonora, Cultores Rebelaos, Papelón Con Limón y la agrupación Poesía, Canela y Miel en el Café Chocolate con Cariño de la esquina San Jacinto (Diagonal a la plaza El Venezolano).

Estas jornadas culturales realizadas en Caracas serán un preámbulo a una serie de eventos que realizarán los colectivos antes mencionado y otras organizaciones culturales de todo el país desde el martes 30 de octubre, hasta el 4 de noviembre en Paraguaná (estado Falcón); donde nació y fue criado Alí Primera; para conmemorar los 71 años de su nacimiento.

@Prensa_ebpp

Debatirán sobre los desafíos comunicacionales en la Revolución Bolivariana




Este miércoles se realizará el foro Comunicación en Revolución: Desafíos de la nueva etapa,donde participará el ministro para la Comunicación y la Información, Ernesto Villegasacompañado por especialistas en el tema, en la sede de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) en la Plaza Morelos, en Caracas.

En la actividad también estará el comunicólogo mexicano Fernando Buen Abad, los sociólogos Maryclen Stelling y Reinaldo Iturriza y la psicóloga Lorena Freites, mientras que el periodista Freddy Fernández moderará la discusión.

Villegas, quien asumió recientemente el Ministerio, apuntó en una entrevista al diario Ciudad CCS que comunicar con credibilidad es uno de los grandes retos.

No podemos reducir los desafíos de la comunicación bolivariana a un problema del Ministerio o de los medios. Hay mucho por hacer en materia de contenidos, de discurso periodístico, en los campos de la educación y la cultura. Hay un amplio territorio más allá de los extremos que están bloqueados”, destacó.

Además, anunció que se convocarán a jornadas de reflexión y acción comunicacional para construir una propuesta colectiva, “en el espíritu autocrítico que el Presidente (Hugo Chávez) ha pedido”.
“No será una discusión infinita, una torre de Babel que no conduzca a nada, ni tampoco un debate tecnocrático de sabihondos”, recalcó.

AVN/ Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

Alí Primera retumba en la voz de jóvenes cantores




Hace 71 años, un 31 de octubre, nació en el estado Falcón, quien más tarde sería reconocido entre la gente como “El Cantor del Pueblo”, por recoger en sus canciones el sufrimiento del pueblo desgastado por la pobreza y la desigualdad.

Era una persona entregada a la lucha. El contexto político de ese momento requería de mucha más valentía para expresar sus ideas“, señala el cantante Camilo Landaeta, quien hace dos años organizó el Festival Musical Solo Letra, que rindió homenaje a Alí Primera, en la Universidad Nacional de las Artes (Unearte).

En la actualidad, Alí es ejemplo para jóvenes cantantes y artistas que observan en este trovador una referencia insoslayable de la canción necesaria.

Aunque oficialmente su desaparición física fue producto de un accidente, la hipótesis del atentado no se extingue porque Alí Primera fue objeto de numerosas persecuciones a causa de la temática de sus canciones y su militancia de izquierda.

Alí Alejandro Primera, de 38 años de edad, dio sus primeros pasos como cantautor en 1994, influenciado por el legado de su tío, Alí Primera. Ya tiene tres producciones discográficas y el espíritu del Cantor del Pueblo está presente.

“Nosotros no vamos a abandonar el mensaje de Alí, incluso lo tomamos casi a diario como referencia porque el pueblo te lo pide. Hay otros nóveles cantores que han asumido este trabajo. Él es para nosotros es algo así como el gurú, se nos quedó sembrado”, dijo en una entrevista.

Pero los tiempos han cambiado y para el sobrino del cantor ahora los jóvenes le cantan a la vida, a la esperanza, al proceso de transformación político y social, mientras antes era una época de resistencia.
Miembro del Movimiento Al Socialismo (MAS), luego de la ruptura con el Partido Comunista de Venezuela, el activista político definía su canto y su letra como la canción necesaria, mas no de protesta, porque sostenía que no hacía un tema por malcriadez.

“No canto porque existe la miseria sino porque existe la posibilidad de borrarla, de erradicarla de la faz de la tierra”, manifestó en una oportunidad el Cantor del Pueblo.

Gente de mi tierra, Lo primero de Alí Primera, La patria es el hombre, Canción mansa para un pueblo bravo, Cuando nombro la poesía, Con El Sol a Medio Cielo y Alí ¡En Vivo!, son algunos de los 14 discos que grabó con Cigarrón, su propio sello disquero.

Maigualida Gamero, músico y teatrera, tiene entre sus temas preferidos “Napoleón”, cuya letra acompañó con la bandolina en el Festival Solo Letra y “fue una de las más ovacionadas del evento”, recordó.

La preocupación social siempre existe en el artista, en algunos es más evidente, en el caso de Alí Primera era un sentir muy profundo y transmitió con experiencias de vida lo que observaba en el país: la pobreza y la exclusión y ese aislamiento a sectores de la comunidad, a través de la música que es un lenguaje universal”.



” Y fui llenando con flores
a mi fusil de poemas
y afiné la puntería
del canto contra las bestias
fui sumando corazones
para vencer madrigueras
al llenarme los rumores
del volantín cuando vuela”.
Alí Primera en Canción para Acordarme

SNMP/Ola Bolivariana/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp