¡MOSCA CON ESO!
¿Quién ha visto moscas en un banco? Diariamente cada banquero requiere saber mucho de sí mismo, de sus maneras, su comportamiento, su pulcritud es el éxito en su afortunada carrera, o más bien corrida. Por eso debe estar atento.
La mosca con su millar de estrellas observa los pasos del banquero, ella mira ahí donde él deja datos, y de inmediato sin mucho pensar (a veces parece que ella no piensa) la osada mosca husmea el crimen.
A cada momento al banquero una frase lo invade: ¡mierda mira la vaina! Cada mosca es como un gentío, son miles de ojos atentos. Se detienen sobre la sangre para luego esparcir indicios. Mierda, -se tutea a sí mismo el banquero-, todas esas bichas saben dónde estás, dónde asesinaste, cuáles fueron tus movimientos, invade rastros y en su pulcra osadía te delata. La mosca no es un perro perseverante en su ingenuidad de cuidarte, ni aun siquiera es gato, cómplice complaciente, aunque los gatos tienen un no sé qué de traición, no importa, al final están de tu lado.
El banquero sabe que las moscas siempre lo persiguen, aparecen de la nada, y no tienen otro lugar donde detenerse sino ahí, justo en la pista de su culpa. ¡Torpe y tonto el banquero que piense en moscas de su lado! Es preferible banquero escoltado por cucarachas que custodiado por moscas. Cada banquero sabe en el fondo de su corazón que es una mierda sanguinolenta, más bien sanguinaria, por eso sin él quererlo las atrae, y por lo tanto invierte mucho en matamoscas, da tiempo y oro a la ciencia dedicada al estudio de ese insecto, para destruir su nido o alejarlas a kilómetros de distancia. Por eso los artistas, científicos y políticos matamoscas obtienen grandes fortunas.
Pero aun así, la mosca osada no muere, no se aleja, vuelve siempre, y observa.
Con la osadía de la mosca no se juega, ¡mosca con eso!
Escuela Bolivariana del Poder Popular
@prensa_ebpp
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