ENTRE EL BOSQUE Y EL CARBÓN, ME QUEDO CON EL BOSQUE

Joselyn Ariza
La llegada de Hugo Chávez al gobierno estuvo cargada de muchos cambios, ya que él con sus ideales revolucionarios traza nuevos caminos para Venezuela perfilados hacia el socialismo del siglo XXI. Todo ello plasmado en una agenda, definida como Plan Nacional Simón Bolívar 2006 – 2012; y continuado luego con el Plan de la Patria 2013 – 2019. En este último plan se da una evolución metódica donde coloca cinco objetivos históricos, y uno de ellos es “Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”; esto se traduce en: construir y avanzar hacia un modelo económico productivo Ecosocialista.
La implementación de este objetivo infortunadamente empieza con una serie de contradicciones entre teoría y práctica. Por un lado se habla del modelo innovador, ecológico y esperanzador que tiene este país suramericano; y por el otro se inician una serie de prácticas depredadoras y explotadoras contra la madre tierra, que no escapan de parecerse al insostenible capitalismo. Reiterando nuevamente así la visión antropocéntrica del humano como centro del mundo y no como parte de él; donde se anteponen las “necesidades humanas”, sin importar las consecuencias ecológicas que estas pueden encaminar.
Estas prácticas son justificadas además por el agotado modelo rentista donde está sumergido el país hace más de 100 años, con la cual la llevan a tomar decisiones desmesuradas. Como por ejemplo lo es la creación de una carboeléctrica en la Sierra de Perijá (Edo. Zulia), contaminando y desplazando a las comunidades indígenas de esas zonas, sin evaluar el impacto ambiental que puede ocasionar.
Y por otro lado, entrando en la agenda coyuntural (marzo 2016), se propone un Plan de Siembra en 100 días, en pleno desarrollo del Fenómeno del Niño, y pronta llegada del Fenómeno de la Niña, es decir, una ardua sequía más una fuerte vaguada. Además utilizando semillas importadas de procedencia híbridas, que no son más que la legitimación del uso de transgénicos; lo cual se coloca como esperanza y solución productiva “las alternativas” de la guerra económica por la que se atraviesa, y no se asume como uno más de los paliativos que se arrojan y que no resuelven el problema estructural.
Seguido de esto, se inicia la estrategia coyuntural de la activación de los 14 motores productivos, donde se propone la explotación del el Arco Minero guayanés, rico en minerales estratégicos y piedras preciosas. Lo que pone nuevamente en jaque y en contradicción, lo que es ahora Ley del Plan de la Patria con su proyecto Ecosocialista. Y por cierto, el líder de la Revolución Bolivariana una vez mandó a frenar su explotación.
En el 2007, mediante un acto con motivo de la recuperación del Complejo Industrial del Edo. Anzoátegui el Comandante Chávez comentó “…entre el bosque y el carbón, me quedo con el bosque, con el río, el ambiente”. Es por esto que seguimos en la búsqueda del carácter ecológico, humanista e integrador del que una vez se habló en el Plan de la Patria 2013-2019. Pero ¿será que este está muerto, o anda de parranda?.



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