Todo contra el pueblo

Nelson Ures


El odio de clases existe. Es como un instinto de sobrevivencia. Por más tesis elaboradas desde cualquier perspectiva religiosa, sus prédicas se van al carrizo cuando se estrellan con la avasallante realidad, al punto de que una de las más influyentes como el cristianismo termina despachando el asunto con aquella célebre frase:"mi reino no es de este mundo" expresada por Cristo según el muy versionado texto bíblico, en el que también se puede leer en uno de sus pasajes aquello de que " es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al cielo" . Por más vueltas que se le dé al asunto, los hechos siempre ratifican la concluyente formulación teórica marxista de que " la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases"

Y es que las clases dominantes son un acumulado de odio contra el pueblo, a quienes le exprime hasta la última gota de vida para engrosar sus riquezas, riqueza egoísta que conforma su naturaleza clasista, la cual defenderán sin importar los medios usados para tal fin.

Esta situación la he visto y la he vivido en la cruda realidad por la que atraviesa nuestra querida Venezuela. La oligarquía de todo cuño se ha confabulado en estas circunstancias para vaciar todo su odio contra el pueblo. Las variantes del odio son diversas, pero llama la atención la contenida en la negación de los alimentos , combinada con la expoliación del salario al pueblo trabajador; es algo parecido al racismo, en este caso , el látigo económico busca exasperar de tal manera a la gente para empujarles hacia situaciones de caos que pudiera ser aprovechado por la burguesía y todos sus súbditos para apretar más sus garras en el aparataje del poder, de tal manera que le asegure su dominio sobre los medios de producción y la continuidad de su modelo de explotación. 


Es así como en medio de una guerra económica, variante de los mecanismos de reacción imperial sobre los territorios, se le cortan todas las opciones de sobrevivencia a un pueblo agobiado por el acaparamiento, por la especulación y la usura. Ya la operación psicológica está en pleno desarrollo, y la gente, desmoralizada, confundida, desesperada, envuelta en signos de violencia y desasosiego, se le condena a hacer largas colas que a veces inútilmente consumen horas de su vida, principalmente son víctimas de esto las mujeres, las personas de la tercera edad y hasta niñas y niños que se ven sometidos a un ambiente no acorde con sus necesidades de desarrollo; situaciones complejas que implican riesgos hacia la dignidad y la propia vida.

El pueblo busca opciones para resolver el consumo básico, apelando a tradiciones y a su creatividad, pero estas también son devoradas por la saña criminal de la bestia capitalista que escupe odio. Ante la falta de harina de maíz pre cosida, nuestra gente acude al maíz y al viejo molino, y el capitalismo, incubado en inconscientes operadores de la especulación, contraataca, acaparando el maíz y encareciéndolo, echando a andar la fórmula del mercado según la cual al aumentar la demanda de un artículo su precio se eleva. Así también sucede con el caso de el azúcar, ante su escases, nuestra gente acude al papelón, pero este también desaparece y se encuentra por “los caminos verdes del bachaqueo” a precios impensables. Por lo general sucede con toda iniciativa para paliar la crisis, y como por arte de magia, el capitalismo todo lo convierte en esa mercancía que se torna en contra de la gente, y una horda de operadores que van desde grandes comerciantes hasta el que con actitud delictiva te vende en cualquier recodo del camino una crema dental por 1700 Bs, son parte de esa estrategia de odio hacia nuestro pueblo. 

Todo indica que estamos ante un estado burgués intacto en sus mecanismos de dominación y, lamentablemente, una falta de contundencia en las medidas que desde el gobierno y el poder popular debemos tomar. 
Pero cuidado, “ no se equivoquen " como decía Chávez, las clases dominantes, la derecha, está jugando con fuego y sus cálculos pudieran salirles muy mal para sus intereses, “El tiro por la culata” como reza el dicho popular. Ya lo decía Alí Primera:" nuestro pueblo es como un cuero seco, si lo pisan por un lado por el otro se levanta". O es que acaso se olvidan de aquel 13 de abril del año 2002, cuando el pueblo, acudiendo a sus propios recursos, derroto el golpe de estado contra el Presidente Chávez.

Si la tesis de la lucha de clases lo corrobora, nuestro pueblo identificará, hasta por instinto, a sus verdaderos enemigos. De hecho, ya olfatea a quienes están detrás de toda esta patraña, y si bien es cierto toda esta desesperante situación con los alimentos, con las medicinas, con los bienes básicos para la vida, generan un descontento que va en crecimiento, el estallido social que la burguesía calcula erróneamente que se volcaría hacia el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, pudiera revertírsele y tornarse en la energía que necesitamos desde el Poder Popular para ponerle término este estado burgués y profundizar los cambios muchas veces escamoteados por las cúpulas políticas y económicas que representan a ese viejo estado. Allí, señores, se terminaría la luna de miel y toda conciliación sería desbordada por las transformaciones revolucionarias profundas y estructurales contenidas como una represa en las necesidades objetivas de un pueblo. Quizá sea esa nueva etapa que ésta Revolución Bolivariana debe transitar, pese a los riesgos y sacrificios que ello implica. Veremos en ese escenario de qué estamos hechos los verdaderos chavistas. Como dijera el Caballero Andante a su fiel escudero: “Cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”

Algunos dirán, con suficientes razones, que está latente y hasta anunciada, en estas circunstancias, la intervención imperialista. Esto es innegable, ya los gringos tienen un largo expediente que da cuenta de su nefasta vocación guerrerista y violatoria a la autodeterminación de los pueblos, pero innegable también es que nuestros pueblos latinoamericanos tienen, en su digno historial la medalla de haber derrotado a un imperio aparentemente superior en capacidad bélica como el imperio español, y es que como en aquel caso, también en el escenario hipotético que manejamos, la geopolítica cuenta, y el imperialismo norteamericano sabe que no las tendría todas a su favor si “la planta insolente del extranjero” se atreviera a “profanar el sagrado suelo de la Patria”

Además, ya Vietnam, Cuba y otros pueblos nos han demostrado que es cierto aquello que dijera Mao Zedong; " el imperialismo es un tigre de papel" más aún cuando el proletariado junto al campesinado y demás clases explotadas está esperando su gran oportunidad sobre la tierra y ese temido fantasma aún recorre el mundo.

Recordemos también, a efecto de esta reflexión, que en cualquier caso, este pueblo bravío, a diferencia de quienes aúpan locas salidas de derecha, incluyendo a una pequeña burguesía confundida, “no tienen nada que perder salvo las cadenas que lo atan a la opresión”.

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