Revolución traicionada o la Nueva Política Económica de Trosky y Lenin

Leer las famosas Tesis de Abril, donde Lenin nos escribe que hay tareas previas al socialismo o para poder desarrollarlo, se hace necesario, leer y buscar en la historia para poder entender la correcta interpretación dialéctica que nos permita superar esta hora. Raúl Bracho


Las posiciones pasionales ante situaciones extremas, como las que vive Venezuela en esta crisis actual, no serían capaces de resolver sino de empeorar la situación. Se ha criticado a Nicolás por convocar a palacio a los representantes de la burguesía económica y se escuchan cada vez con más volumen voces acusándolo desde reformista hasta traidor.

Preguntaba a un amigo si se sentiría realizado al ver a Nicolás confiscando la Polar y las Industrias importantes en manos de la burguesía opositora, sus ojos brillaron afirmativamente. Luego le hice la siguiente pregunta: ¿Estamos capacitados para manejar esas empresas o las llevaríamos a la quiebra como muchas de las empresas socialistas? Creo que el cambio en la expresión de su mirada fue acusadora y me increpó ¿tú de qué lado estás?

Estar del lado de la revolución es algo más que la pasión antimperialista, más aun cuando se ejerce el poder. Una revolución proletaria se desarrolla por fases. Venezuela desde Gómez a hoy, lleva más de 100 años de dominación cultural norteamericana, que aún se preserva, en lo cultural y en la visión económica tanto de los actores productivos como de sus consumidores. Una declaración de Nicolás Maduro como la de Fidel en la habana, leyendo la lista de empresas extranjeras expropiadas, sería el suicidio de la revolución bolivariana y chavista, el socialismo no se impone, es el resultado de una transformación tanto cultural como económica y es gradual, Esto lo dijo Lenin: -El socialismo no se puede “implantar”- (sic). 1.917. El desarrollo de la revolución se mueve sobre dos ruedas: las relaciones de producción es una y la conciencia revolucionaria de la clase obrera es la otra, solo ese carro, moviéndose en paralelo es capaz de transportar un país hacia su definitiva independencia, gústenos o no. Cualquier medida arbitraria, como ocurrió en Rusia bajo el concepto de “comunismo de guerra” solo produce la desarticulación y atrofia del aparato productivo económico.

Releyendo a Lenin y la historia de la revolución rusa en sus primeros años, podemos entender mejor lo que se debe hacer en Venezuela, o lo que se está haciendo, pudiendo despejar el sentimiento de traición que ya comienzo a leer en algunos críticos. 15 años de victorias y de errores no deben poner en riesgo el poder que está en manos del pueblo y sus dirigentes. Sino estamos en capacidad autonómica de manejar el poder económico, no es una traición trabajar bajo esquemas del capitalismo, o negociar con los empresarios privados. Veamos la historia de Rusia:

Del comunismo de guerra a la Nueva Política Económica (NEP)


“A poco de la conquista del poder, los bolcheviques se enfrentaron a una dura guerra civil, en la que lucharon contra una coalición de los defensores de la vieja sociedad con los ejércitos imperialistas que vinieron en su ayuda. La guerra civil se inició en mayo de 1918 con el levantamiento de la Legión Checoslovaca, extendiéndose rápidamente. Pasarán más de treinta meses hasta que el Ejército Rojo, puesto en pie por Trotsky prácticamente de la nada, logre las victorias decisivas sobre los ejércitos blancos: en noviembre de 1920 son derrotadas las tropas reunidas bajo el mando del barón Wrangel, un ex general zarista, que apoyado por consejeros, capitales y armamento francés había atacado la Ucrania soviética.

Las decisiones económicas de este período estuvieron determinadas por las necesidades de la guerra civil. Luego de un primer momento en que fueron expropiados los terratenientes entregando la tierra a los campesinos y se estableció el control obrero en la industria3, se procedió a la expropiación del conjunto de la burguesía. Para garantizar la alimentación de las ciudades y del ejército se implantó lo que se conoció con el nombre de "comunismo de guerra" que, junto a la nacionalización completa de la industria y la distribución, establecía la requisición obligatoria por parte del Estado del sobreproducto campesino. "La confiscación de los excedentes de granos de los campesinos y el reparto de raciones no eran medidas propias de una economía socialista, sino de una fortaleza asediada", decía Trotsky en 1922. Sobre las necesidades que guiaron esta política Trotsky señalaba:

"Una vez conquistado el poder, el trabajo de construcción, sobre todo en el campo económico, se convierte en el trabajo clave, y también en el más difícil. Su solución depende de factores de muy variado orden y de diferente magnitud. (...) La importancia relativa de estos factores para la construcción del socialismo sigue este orden. El factor fundamental es el nivel de las fuerzas productivas; luego, el nivel cultural del proletariado; finalmente, la situación política y militar en la que se encuentra el proletariado tras la conquista del poder. Pero este es un orden rigurosamente lógico. En la práctica, la clase obrera, al asumir el poder, se enfrenta inicialmente a las dificultades políticas. En nuestro país hemos tenido los guardias blancos, las intervenciones militares, etc. En segundo lugar, la vanguardia proletaria se tropieza con las dificultades que surgen del nivel cultural inadecuado de las más amplias masas trabajadoras. Y sólo después, y en tercer lugar, la construcción económica choca con los límites establecidos por el nivel existente de las fuerzas productivas. Nuestro partido, una vez en el poder, debía casi siempre llevar adelante su trabajo bajo la presión de las necesidades de la guerra civil. La historia de la construcción económica durante los cinco años de existencia de la Rusia soviética no puede ser comprendida únicamente desde un punto de vista económico. Debe ser abordada en primer lugar, con el barómetro de las necesidades político-militares, y sólo en segundo lugar, con el de la conveniencia económica. Lo que es racional en la vida económica no siempre lo es en la vida política. Si me veo amenazado por una invasión de guardias blancos, hago volar el puente. Desde el punto de vista de la conveniencia económica abstracta, esto es un barbarismo, pero desde el punto de vista político es una necesidad. Sería un tonto y un criminal si no volara el puente en el momento justo. Estamos reconstruyendo nuestra economía de conjunto, bajo la presión de la necesidad de asegurar militarmente el poder de la clase obrera (...) Las potencialidades de organización del Estado obrero se encontraban muy lejos de la nacionalización total. pero la verdad es que bajo la guerra civil tuvimos que llevar a cabo esta nacionalización. Es fácil demostrar y comprender que si hubiéramos actuado más prudentemente al nivel económico; es decir, expropiando a la burguesía a un ritmo racional y gradual, ello habría sido una gran irracionalidad política y una locura por nuestra parte. Esta política no nos hubiera permitido celebrar el quinto aniversario de la revolución, en Moscú, con los comunistas del mundo entero."4

Hacia fines de 1920 y principios de 1921, el "comunismo de guerra" era evidente que entraba a un callejón sin salida. Según señala el mismo Trotsky, las discusiones fraccionales surgidas entre los bolcheviques (como la aguda polémica sobre los sindicatos) tenían como trasfondo esta situación a la que era necesario encontrar una salida.

La crisis era aguda. Pierre Broué describe como el país "en el que la revolución ha alcanzado su primera victoria y en el que se ha iniciado la construcción del primer Estado obrero parece llegar, tres años después de estos triunfos, al borde mismo de la desintegración. Regiones enteras viven en un estado de anarquía rayando en la barbarie bajo la amenaza de las partidas de bandidos. Toda la estructura económica parece haberse derrumbado. La industria fabrica, en cantidad, sólo un 20% -un 13% en valor- de su producción de preguerra. La producción de hierro supone un 1,6%, la de acero un 2,4%. Las producciones de petróleo y de carbón, que son los sectores menos afectados, no representan más que el 41% y el 27% respectivamente de las cifras de preguerra: en los otros sectores el porcentaje oscila entre un 0 y un 20%. El equipo está prácticamente destruido: el 60% de las locomotoras están fuera de uso y el 63% de las vías férreas son inutilizables. La producción agrícola ha sufrido un descenso tanto en cantidad como en valor. La superficie cultivada se reduce en un 16%. En las regiones más ricas los cultivos especializados, destinados al comercio o a la ganadería, han desaparecido dejando su lugar a unos cultivos de subsistencias de ínfimo valor. Los intercambios entre las ciudades y el campo se han visto reducidos al mínimo, a la requisa y al trueque entre individuos."5 Esta situación se veía acompañada por la ausencia de un triunfo proletario en Occidente, con el cual los bolcheviques habían contado, y una estabilización capitalista relativa luego de la oleada revolucionaria de la inmediata postguerra, cuestiones que se expresaron en la orientación planteada en el III y IV Congresos de la Internacional Comunista (junio de 1921 y noviembre de 1922 respectivamente).

La salida encontrada fue la llamada Nueva Política Económica, la NEP. La NEP fue adoptada por el X Congreso del partido, en marzo de 1921, concebida por Lenin como una "retirada forzada" hacia el mercado, con el fin de lograr el aumento de la producción en el agro y la industria. "Su propósito inmediato -señala Isaac Deutscher-, era inducir a los campesinos a vender alimentos y a los comerciantes privados a traer los alimentos del campo a la ciudad, del productor al consumidor"6. Las concesiones dadas al intercambio y a la producción privados eran controladas con la mantención en poder del Estado de los principales recursos de la industria y el transporte así como del riguroso monopolio del comercio exterior7. Esta política provocó un importante reanimamiento de la producción agrícola y de la industria liviana, aunque no de la industria pesada.”


Creo oportuna este aporte, las revoluciones no tienen manuales, ciertamente, pero de sus historias se deben tomar aportes para no repetir errores o para saber solventar situaciones siniestras como la que vivimos en Venezuela.

Entonces entendamos la nuestra como una revolución en proceso, que debe asumir que la formación y cambio cultural de la población aun precisa de más camino. Yo no puedo ver como traición las medidas temporales y de emergencia que resultan del llamado a la Conferencia de Paz que convocó Nicolás, veo eso si, como necesaria, la revisión crítica de las fallas que arrastramos, la ineficiencia, la burocracia, la boliburguesía, la falta de empoderamiento de la clase obrera y la formación de medios de producción eficaces y eficientes manejados por el pueblo formado ideológicamente. Esa es la salida, necesaria salida a mediano plazo.

Leer las famosas Tesis de Abril, donde Lenin nos escribe que hay tareas previas al socialismo o para poder desarrollarlo, se hace necesario, leer y buscar en la historia para poder entender la correcta interpretación dialéctica que nos permita superar esta hora.

¡Chávez vive y vive, la lucha sigue y sigue!

KAOSewnLARed / Escuela Bolivariana del Poder popular Popular
@prensa_ebpp

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