¡Vallenilla es Revolución! (¿?)

Apolo Martín 


Con asombro he visto cómo se ha venido utilizando la imagen de este animador de TV en la campaña de Maduro, y uno se pregunta cuántos de esos puntos porcentuales con que aventaja el candidato de la patria al de la oligarquía son de Chávez y cuantos del animador. La respuesta nos la da todos los días nuestro candidato al reconocerse hijo del gran líder mundial que fue el barinés. ¿Necesitaba, entonces, la imagen de este ahora polémico artista? ¿Qué necesidad tenemos de parangonar un legado gigantesco con una trayectoria fashion? ¿Ganaremos más votos con su presencia y sus arengas a una multitud que amaba a Chávez? ¿O corremos el riesgo de frivolizar un proceso que se fue levantando en contra de ese mundo que representa el Sr. Vallenilla?

Sabido es cómo trabaja la TV y cómo es utilizada para banalizar y corromper todo lo que pueda. El mensaje transmitido por este medio es: No pienses, no te des mala vida, nada de cosas trascendentes, aquí hay lujo, glamour, sexo. Claro, nos presentan cosas importantes, como por ejemplo una campaña sobre cómo ayudar al planeta tierra, pero no dice nada sobre quienes son los culpables de su sobreexplotación. Nos pueden presentar la vida de un gran científico, como Einstein, y al finalizar, pasan la historia de Madona, o de Michael Jackson. Es decir, Einstein y Madona son iguales. En Latinoamérica tenemos joyas de programas, como el de la famosa Laura, que se encargan de denigrar como les da la gana del latino. Tenemos las famosas novelas, un compendio de todo lo malo que puede ofrecer la televisión, programas de concursos donde se humilla a los concursantes, programas donde la mujer es solo un objeto sexual...

Pensemos qué diría un gran hombre como Alí Primera, quien despreció a este medio por todo lo que representa, y sin embargo pudo llevar su música y mensaje por todo el país y más allá. O el mismo Chávez, quien arrolló un viejo sistema, no mediante, sino a pesar de los medios. Sí, era un hombre incluyente, pero privilegiaba las ideas antes que la farándula. Sus artistas eran sus amados cantadores del llano, sobrevivientes de las catacumbas a que les tenían confinados la TV y la radio comerciales y a quienes ayudó de nuevo a llegar a los primeros lugares de la palestra pública. 

Con todo respeto, el caudal de votos de Maduro es del comandante del pueblo. Sea bienvenido el apoyo de los artistas, Vallenilla entre ellos. Hasta allí. Incluyámoslos, pero... una cosa es abrirles los brazos y otra ponerlos a manejar el autobús. Tenemos un guía. Podemos mezclar política y arte, pero política y farándula es otra cosa.

apolo.martin@gmail.com

aporrea.org / Escuela Bolivariana del Poder Popular

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