Harán video-foro para recordar nuestras luchas estudiantiles en los años 80-90



En el marco de las actividades de la semana del estudiante y su relación con las luchas populares, invitamos a los colectivos estudiantiles, movimientos sociales y pueblo en general, a participar en el Video-Foro: “Neoliberalismo y luchas estudiantiles venezolanas en los años 80 y 90”,organizado por el Sociólogo Javier Biardeau  y la cátedra de “Estudios Latinoamericanos”.

El foro se llevará a cabo este miércoles 21 de noviembre, a partir de las 4 de la tarde, en el auditorio “Cesar Ríos” (Auditorio Naranja), PB de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

La entrada es libre y contará con la presentación de videos, ponentes y protagonistas directos de las luchas anti-neoliberales en Venezuela.
Conoce por qué se conmemora el Día del Estudiante

El 21 de Noviembre de 1957, en su tenaz lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y como clara expresión de protesta por el plebiscito que lo reelegiría fraudulentamente como presidente de la República, los estudiantes caraqueños se declararon en huelga como forma de lucha, contribuyendo a la posterior caída del dictador.

La Rebelión estudiantil tuvo su foco en los liceos caraqueños que salieron a la calle antes de la fecha establecida por la “Junta Patriótica”, por la presión de las universidades, que desde la Universidad Central de Venezuela rechazaron la mascarada plebiscitaria del Dictador.

Pese al ataque brutal de la Policía, a los múltiples presos y torturados, la clausura de la Universidad, el Movimiento Estudiantil encendió de esperanza las calles caraqueñas. A este fervor se unen los estudiantes merideños y del oriente del país. La huelga universitaria fue precedida en aquellos días por las acciones de protesta a protesta que habían promovido los estudiantes de los liceos Fermín Toro, Aplicación, Juan Vicente González, Andrés Bello, Razetti, Caracas y la escuela Miguel Antonio Caro.

El 21 de noviembre de 1.957, tal como lo habían previsto los organizadores, estalló la huelga en la Universidad Central, desde donde se extendió a otras Universidades. En la Universidad Católica Andrés Bello los estudiantes quemaron la Ley Electoral, que era fraudulenta, un ejemplar del diario “El Heraldo” y retratos del Dictador Pérez Jiménez.

Ese día, los jóvenes que irrumpieron en el Congreso de Cardiología de la Universidad Central de Venezuela, lo hicieron a todo riesgo para denunciar a una dictadura que no permitía el ejercicio de las libertades democráticas, la libertad de pensamiento en los diarios, los debates en el Congreso y mucho menos, la existencia de una Comisión de defensa y garantía de los Derechos Humanos en el país. Los estudiantes no titubearon y decidieron pasar a la acción.  Pasaron a ser protagonistas de la historia nueva, sin escatimar esfuerzos, ni pensar en torturas o sufrimientos, tomando el rumbo señalado por el Libertador: “O la Libertad o morir por ella”.

La rebelión estudiantil había estallado en su máxima expresión. La Universidad Central, la Universidad Católica y la Santa María se paralizan totalmente el 21 de noviembre. El Congreso de Cardiología que se realizaba en la UCV, fue el escenario para decirle al mundo la verdad del oprobio, la represión y la mordaza. En 1957, los hombres y mujeres que habrían de escribir la historia de la revolución democrática, hicieron que la intranquilidad  se apoderara del ministro Pecanins, quien pide a Pérez Jiménez la ayuda de Pedro Estrada. El esbirro allana la UCV y no hay consideración con nadie. Hasta el rector es agredido puesto a la orden de la  Seguridad Nacional (SN).

A la cárcel y a la tortura son arrastrados por la corriente de la barbarie: Héctor Rodríguez Bauza, Núñez Tenorio, Chela Vargas, Alfredo Maneiro, Héctor Pérez Marcano, José de la Cruz Fuentes, Rodríguez Mudarra, Teodoro Petkoff, Antonio José Urbina, Alba Illaramendi y Jesús Carmona, Ramón Espinoza, Alejandro Arratia, Héctor Rodríguez Bauza, Leticia Bruzual, Enver Cordido, Julio Escalona, Emilio Santana, entre otros.

Se fijó así en los anales de la historia, el ímpetu, la emoción, la pasión, la fe y decisión de un puñado de jóvenes venezolanos, fundamentalmente los de la educación superior, para decidir entre la oprobiosa dictadura del sátrapa Marcos Pérez Jiménez, o los senderos de la igualdad, la libertad y la liberación nacional.

La huelga estudiantil produjo una serie de comunicados donde se expresaban los deseos de una revolución democrática para el país. Pese a que la Seguridad Nacional tomó la Universidad Central, apresó a numerosos estudiantes y cerró los centros de educación superior, la huelga tuvo tal éxito que fue uno de los desencadenantes que concluyeron con la huida del dictador Marcos Pérez Jiménez.

Sin embargo, cabe recordar que la policía política apresó a varios estudiantes y algunos de ellos tal vez habrían pasado tres o cuatro años, si no se hubiesen desencadenado los hechos de 1958, tal como ocurrió con aquellos que fueron encarcelados a raíz de la protesta contra la X Conferencia Interamericana, celebrada en la Ciudad Universitaria con el solo objetivo de darle el visto bueno a la lucha anticomunista, la invasión de Guatemala y el derrocamiento de Jacobo Arbenz.

No podemos olvidar como bajo el signo del anticomunismo, se había reunido en Caracas en Marzo de 1954  en la propia Ciudad Universitaria (que aún estaba por inaugurarse), la X Conferencia Interamericana, en la que John Foster Dulles presidió la delegación de Estados Unidos como secretario de Estado. Dulles presentó personalmente la resolución que condenaba el comunismo  como un sistema incompatible con los pueblos de América. La resolución, aprobada, decía:

“El dominio o control de las instituciones políticas de cualquier Estado americano por parte del movimiento internacional comunista que tenga por resultado la extensión hacia el Continente americano de una potencia extra continental, constituiría una amenaza a la soberanía e independencia de los Estados americanos que pondría en peligro la paz de América y exigiría una reunión de consulta para considerar la adopción de las medidas procedentes de acuerdo con los tratados existentes”.

Las dictaduras represivas y sanguinarias de América Latina, especialmente las de América Central y del Caribe, con Somoza en Nicaragua, Trujillo en Santo Domingo, Batista en Cuba, Pérez Jiménez en Venezuela, descubrieron en el anticomunismo era mejor  excusa para combatir y aniquilar los movimientos populares, así como los gobiernos reformistas y progresistas en la región. Fue invadida Guatemala por fuerzas extranjeras entrenadas y financiadas especialmente por Somoza, y derrocado el gobierno democrático  de Jacobo Arbenz.

Los dictadores se constituyeron en “cruzados del anticomunismo”, utilizaron el anticomunismo para impedir el ejercicio de la revolución democrática en América Latina, y se refugiaron bajo ese paraguas durante los años de la Guerra Fría. Los  Estados Unidos, desde entonces chantajearon a todos los partidos políticos que quisieran recibir el visto bueno del imperialismo, para comprometerse con la lucha antipopular, bajo el paraguas del “anticomunismo”, definiendo un terreno restringido para el ejercicio de los derechos democráticos y para los procesos de autodeterminación de los pueblos de Nuestra América.

El desafió más grande de los estudiantes contra la dictadura se ha verificado el 21 de Noviembre. La jornada más combativa en diez años de atropellos y terror hace temblar al régimen, pero la prensa calla, la mordaza de Pedro Estrada, estranguló la voz de la prensa. Los hechos del 21 de noviembre de 1957 fueron  inusitados después de los años de miedo y silencio. Comisiones de estudiantes van por la noche a los barrios improvisando mítines y reuniones. Denunciando la dictadura y el escarnio del plebiscito. Como bajo el efecto de un repentino corrientazo, la ciudad está estremecida. Un nuevo aire queda encendido en la mirada de la gente.

Una vez más el heroísmo estudiantil, como el de aquella jornada de 1928, ha entrado a la historia por la puerta grande. En nuestra historia patria los estudiantes jamás se les han arrodillado a las dictaduras apoyadas por el imperialismo. Antes por lo contrario, les han dado muchas veces lecciones de dignidad y valentía. La patria que  anhela construir la juventud combativa es aquella una donde la dignidad se lleva en el alma y no se arrodilla ante tanques de guerra ni  las armas de fuego como sucedió aquel 27 de febrero de 1989 en la irrupción de la multitud anti-neoliberal. Nada logrará impedir que la juventud combativa edifique la patria grande y buena que imaginaron nuestros Libertadores, donde todos los ciudadanos tengan iguales derechos y condiciones para el ejercicio  de la vida digna.

En 1958 el ministro de Educación, Rafael Pizani, resuelve instituir el 21 de noviembre como día del estudiante. Quiso el presidente Sanabria y su ministro de Educación plasmar en la historia el patriótico, heroico y valiente gesto de los estudiantes de la patria de Bolívar puesto a prueba aquel 21 de noviembre de 1957. Estas acciones, junto con el descontento popular, civil y militar, fueron determinantes para lo poco tiempo después viviría Venezuela, el 23 de enero de 1958, fecha clave en la historia de un país que apostó todo abrir el horizonte de una revolución democrática, que hoy se profundiza a partir del reconocimiento del ejercicio participativo del poder constituyente originario.
¡Honor y gloria a la juventud combativa de Venezuela!

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Profesor Javier Biardeau y la cátedra de Estudios Latinoamericanos/Escuela Bolivariana del Poder Popular

@Prensa_ebpp

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