Bajo el agua las esperanzas cobran movimiento


Caracas, 06 Dic.- Desde hace dos años Ana Isabel Ripoll de Dager sufría de fuertes dolores en las rodillas y en la espalda al punto que no podía caminar con facilidad. Aunque estaba bajo tratamiento médico, los dolores continuaban una y otra vez. 
El pasado septiembre un amigo le habló sobre la natación terapéutica. Se trataba de un programa que ofrecen en la piscina del Círculo Militar de Caracas. La atención es gratuita y cada paciente tiene su propio registro bajo la aprobación de su médico.
Cuando la señora Ana empezó a asistir al programa de natación terapéutica su lamento comenzó a desvanecerse. "Al nadar he notado el avance tan grande que he tenido, ya no me dan tales dolores, camino bien, nadar me relaja los nervios al punto que los mantengo regulados". 
Su mejoría es sorprendente, tanto que sus ojos verdes desbordan la alegría que siente al saber que ya no es necesario el bastón que usaba para desplazarse con algo de dolor y molestia. 
"La natación terapéutica me ha ayudado enormemente, antes no podía caminar bien y ahora ya puedo andar sin bastón".
Ana es disciplinada con la asistencia. Acude de martes a jueves para sumergirse en el agua durante una hora.Llega temprano al lugar, se coloca su traje de baño y hace calentamiento a las 7:30 de la mañana. A las 8 comienza la clase. Allí se relaja con ejercicios en las zonas afectadas. Es algo que disfruta. Cuando el reloj le indica que debe salir "entonces le digo a los instructores que no quiero recreo porque deseo seguir nadando".
La natación terapéutica consiste en aprovechar al máximo los componentes hidrodinámicos del agua, los cuales hacen que los seres humanos tiendan a sufrir una resistencia al movimiento 900 veces mayor que estando fuera de la piscina. Esa resistencia es empleada para realizar trabajos sobre segmentos corporales lesionados.
Como Ana son muchos los que han descubierto las bondades del agua en este programa creado en el 2005 por el también nadador Eliécer Otaiza, quien hoy preside el Instituto Municipal de Deporte y Recreación de la alcaldía de Caracas.
Otaiza sufrió una limitación física a causa de un accidente cerebro vascular que lo dejó con la mitad de su cuerpo inmóvil "pero fue mi espíritu y ganas de salir adelante lo que me ayudó a escapar de la oscuridad y la depresión".
Él descubrió que bajo el agua los músculos atrofiados del cuerpo pueden mejorar. "Fue como volver a nacer. Mi cuerpo respondía bajo el agua, todo lo que no podía hacer estando en silla de ruedas lo hacía en la piscina", comentó.
Otaiza comenzó a investigar sobre las características y propiedades curativas del agua. Aprendió a conocerlas y supo que en Europa habían buenas experiencias.
Ahora, al igual que Ana Isabel, Otaiza se despidió del bastón, camina con normalidad y con la convicción de que "hay que competir por la medalla de la vida".
El agua es vida
El agua sirve para ayudar a mejorar lesiones musculares, calambres, contractura, elongación, contusión muscular y hasta enfermedades terminales.
Al momento que una persona se sumerge al agua su peso es 10 veces menor a cuando está fuera de la misma. Por eso, en el agua es posible lograr que los tendones y nervios afectados por una enfermedad o lesión cobran movimiento a través de ejercicios especiales.
Adriana López lo corroboró. En 1999 le diagnosticaron esclerosis múltiple. Sus huesos se irían deformando con el pasar del tiempo.
Deprimida en una silla de rueda y ratos en muletas, Adriana siguió su vida lidiando con esa enfermedad. "Un día alguien me habló de la natación como método para la liberación de toxinas y revitalización de mi cuerpo, fue entonces cuando quise nadar de forma terapéutica".
Han transcurrido unos meses desde que nada en la piscina de Círculo Militar. "Me ha ayudado bastante, ahora soy capaz de completar 21 vueltas a esta piscina de 30 metros, termino cansada pero es un agotamiento sabroso, porque sé que es un bien para mi cuerpo, me ayuda a esforzarme más, me genera mayor resistencia y movilidad".
El lugar cuenta con la orientación de instructores calificados. Adriana resalta la sensibilidad de éstos."Los instructores son excelentes y comprenden que a veces no puedo hacer los ejercicios al nivel de otros porque mi condición no me lo permite, entonces son pacientes y me dejan ser".
Esa misma movilidad en sus músculos que siente López es la misma que experimenta el señor Delfín Pin, un educador de 56 años que en el 2010 sufrió de un ACV (accidente cerebrovascular) que le ocasionó parálisis en el lado derecho de su cuerpo.
A causa de esto, Delfín no hablaba, tampoco escuchar por un oído, ni veía por un ojo, su ubicación espacial la conservó pero perdió la noción del tiempo. Sólo recordaba su vida hasta 1997, narró su esposa Marisol Bazanta.
Hace dos meses se unió a la familia de la natación terapéutica en Caracas. "He recuperado movilidad en el cuerpo. Me lanzo a la piscina y se me olvida todo. El rato que permaneces ahí no lo notas. Me siento muy bien".
Marisol es feliz al ver que su esposo ahora puede sentir un poco más su brazo derecho y aunque no lo mueve con agilidad como ambos quisieran. "Cuando lo toco (el brazo) puedo sentirlo y dentro del agua consigo movilizarlo", dijo el educador.
"Esta clase de natación lo ha ayudado mucho y lo veo mejor. Él todos los días quiere venir, no se aburre y hasta solo se viene para poder nadar y hacer sus ejercicios", agrega su esposa. 
Uno de los miembros más recientes del grupo de la natación terapéutica es Francisco Acosta. Su dolor en la columna resultó ser una hernia discal que no lo dejaba tranquilo ni para dormir "no podía estar sentado, ni parado, los dolores eran muy intensos".
Los doctores le dijeron que las hernias eran de tipo L3-L4 (pérdida sensorial - debilidad en pies y dedos) y L5-S1 (raíz comprimida-reflejo alterado-distribución del dolor). La L3 se expandió hacia el interior de su organismo y le produjo parálisis parcial del lateral izquierdo de su cuerpo.
Su diagnóstico fue dado a conocer en septiembre de este año y desde entonces estuvo sujeto a varios tratamientos e incluso tenía pendiente una intervención quirúrgica.
"Luego de sopesar varias opiniones con médicos cirujanos, fisiatras y neurólogos me recomendaron la natación terapéutica como terapia de rehabilitación. Desde hace tres semanas la practico y he recuperado el 80% de mi motricidad, aún presento algunos dolores pero no son tan intensos como antes sino que son la consecuencia lógica de una recuperación lenta y progresiva", dijo con optimismo.
Gracias a su deseo por recuperarse con ejercicios anaeróbicos y físicos, Francisco de 66 años puede mover la mano y la pierna izquierda al punto de hacer estiramientos con facilidad.
En esta piscina donde confluyen tantas historias de martes a viernes, (los lunes son de mantenimiento) y los viernes es el día de ejercicios generales sin mayor exigencia, se tratan más de 100 patologías. 
Es mucho el tiempo que emplean los pacientes en asistir a la piscina. Pero ellos no lo notan. El calendario se les hunde en el olvido y más bien al nadar sus esperanzas resurgen bajo el agua, sin duda, gran aliada para mejorar las dolencias. Por eso transmiten alegría en cada brazada a la piscina y al amanecer se levantan temprano para regresar a su cita con la vida.
Diana Amador AVN / Escuela Bolivariana del Poder Popular

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