Conciencia Antagónica y Voto oculto


ELIÉZER OTAIZA CASTILLO

El voto oculto apareció como tema de discusión cuando en la pasada campaña electoral del 7 de octubre el Flakito se presentó ante la opinión pública como el gran orientador, el convocante de quienes, en diversos sectores del país como la administración pública, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana o bien pequeños y medianos empresarios que se relacionaban con el Gobierno por la vía patronal o de contrataciones, se sentían convocados por la opción electoral de la Mesa de la Unidad y su modelo imperial de conquista y dominación, representado en las tesis de Locke.
El sector llamado “voto oculto” es convocado a la reivindicación, aportando su cuota de sacrificio, “salir del clóset” sin reparos. No son ellos parte de la oposición radical ni están identificados abiertamente con ella, por eso se les pasa factura.
Esto implicaba para los funcionarios públicos que eran parte de ese voto oculto acciones de sabotaje, corrupción, manos caídas y abandono de funciones, además de las prácticas “sindicaleras” adecas tradicionales. Los contratistas y negociadores de oficio, por su parte, dejarían obras inconclusas, edificaciones de mala calidad, utilizarían materiales de segunda, ejecutarían “operaciones morrocoy”, fallarían en el pago a obreros e incluso provocarían accidentes laborales mientras utilizaban el dinero de obras contratadas por el Gobierno para financiar a el Flakito. Es decir, cobraban por conspirar y financiar a la oposición.
EL MODELO IMPERIAL ES EL PATRÓN CONVOCANTE
Se empleó como método de sumisión una campaña electoral que disocia a las familias, que desvincula al conquistado de su localidad, buscando una proyección constante y personal hacia el modelo imperial. El conquistador impone el dominio, aniquila la fe y jerarquiza los niveles de colonización. El primer nivel de conquista es el sentimental, el segundo el material y el tercero el ideológico cosmopolita o del ciudadano globalizado.
El mensaje imperial se desplaza convenientemente por estos niveles que incluso pueden llegar a interconectarse entre sí. La convocatoria al voto oculto tiene la flexibilidad para colarse entre el nivel sentimental, que necesita trabajo, sobrevivir, y se identifica de forma emocional con el Flakito por su físico, por lo pavo, por lo chévere, buscando asumir con el éxito y la aceptación. Aquí se aplica una maquinaria de poder y un tutelaje casi absoluto. Priva un sentimiento de inferioridad en este reglón de conquista.
En el nivel material se imponen los valores de estética, códigos de lenguaje y vestimenta del modelo imperial. Se ubica el sueño del progreso y la búsqueda de aceptación por la vía de la propiedad privada. El sujeto en este nivel necesita articularse en el mundo del tener, del negocio. Son los llamados exitosos quienes tienen el linaje de el Flakito. Aquí se impone el tutelaje para el chantaje, el rechazo y la exclusión; esto en caso de no apoyar a la oposición, es decir, se secuestra el sueño del país de propietarios sólo para los más aptos, aplicándose la tesis del positivismo en su máxima expresión. Sólo con el Flakito ganarás más, serás más cosmopolita.
El nivel ideológico a pesar de ostentar, considera que el modelo colonial-imperial es mejor. Tiene expectativas, deseos y motivaciones. Su norte es el Flakito y el imperio. Se lucra de contratos, necesita del Gobierno pero rechaza las “limitaciones” del modelo chavista. El nivel de tutelaje implica la identificación con doctrinas (liberales, positivistas, darwinistas) con la razón de lo colonial (Hobbes y Locke). Opera aplicando el terrorismo, el rechazo. Declara incapaces, flojos, conuqueros, campesinos y bastardos a todos aquellos que, siendo voto oculto, no se revelen. Hay que temerle a ser considerado analfabeta funcional (no maneja la tecnología) o no conocedor de mundo (no es cosmopolita).
Se genera entre esta población del voto oculto un terror, miedo a ser identificados, “rayados” con el chavismo; temen al malandreo, al rechazo, a ser descartados de los futuros negocios, a ser “no propietarios”.El pragmatismo que se presenta alrededor de la oferta electoral de la oposición es lo que hace clandestino a ese voto. El secreto del voto es para garantizar tu derecho, el voto oculto garantiza tu conveniencia por la ganancia particular en una coyuntura electoral. Se olvida el bien público, el bienestar colectivo. ¿Hasta dónde está dispuesto a arriesgar el sujeto del voto oculto? Por eso la necesidad de expresar su acción política clandestina (malandreo). Estos son los tutores del imperio, los que persiguen al chavismo, son los esbirros del sistema represivo imperial. Los que conspiran en la Fuerza Armada, los que sabotean el sistema eléctrico, policías que ejecutan acciones criminales.
Aunque este accionar esté acompañado de una fuerte estrategia propagandística y del rumor, causando un nerviosismo colectivo en la familia, el trabajo y la universidad, existe la resistencia que se niega a la implantación de este modelo guerrerista, de rechazo social y de desconocimiento de la institucionalidad, entrando en una lucha cuerpo a cuerpo contra la viveza, contra el pragmatismo que insinúa la inexistencia de la moral entre los tutores del imperio, un combate frontal contra los duros de la negociación.
La propaganda del voto oculto generó la conciencia y es este un momento de autoconfirmación para los chavistas. La conciencia antagónica, además de la reafirmación, brinda sustento, legitimación, aprobación y sobre todo capacidad de reacción. Evita la masificación del terror, el sabotaje y las conspiraciones, ayuda a consolidar y fundamentar aún más la identificación político-ideológica del chavismo. Otorga con la simple presencia de lo oculto, la cognición sobre la dificultad presente en el equipo de trabajo, en la institución y en la propia familia. Da valentía para enfrentar la amenaza oculta, para dar la cara y asumir la defensa del chavismo, patrióticamente, aún entre riesgos y amenazas.
El voto oculto reacciona contra el chavismo porque le es atractivo para la conspiración, la falsificación y el engaño. La Revolución Bolivariana convoca al modelo imperial debido a su alto grado de resistencia, a su flexibilidad y capacidad de dilatación. El chavismo no está localizado, no es fácil de precisar, es tremendamente expansivo.
Los ejecutores del voto oculto son los principales hacedores de la ineficiencia, son los practicantes de la corrupción, los autores intelectuales y materiales del sabotaje eléctrico, de ataques al Metro y al sistema ferroviario. De allí la necesidad de repetir el accionar del pasado 7 de octubre, enfrentándolos, combatiéndolos día a día.

CiudadCcs/Escuela Bolivariana del poder Popular

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