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Los manifestantes acusan al presidente de asumir poderes omnímodos que lo convierten en un faraón, al decir de políticos opositores, según los cuales ni siquiera su derrocado antecesor, Hosni Mubarak, concentró en sus manos tal grado de autoridad.
Un discurso apaciguador del mandatario ante cientos de sus seguidores que se congregaron ante la mansión ejecutiva tuvo el efecto contrario, porque marcó el inicio de confrontaciones entre manifestantes y miembros de la policía antimotines que hasta ese momento se habían mantenido lejos de la plaza.
Las fuerzas policiales dispararon granadas lacrimógenas contra los protestantes, que respondieron lanzándoles bombas incendiarias de factura casera.
A pesar de la violencia del choque, que adquirió ribetes de batalla campal en la zona aledaña a la mezquita de Omar Makram, a pocos metros de la Plaza Tahrir, no se han reportado heridos de gravedad.
Los opositores demandan la renuncia de Morsi y lo culpan de atentar contra la democracia.
Morsi, de su parte, explicó que se adjudicó los poderes "para defender a la revolución" y prometió que la Constitución estará lista para febrero próximo, será sometida a referendo y su aprobación será seguida de elecciones parlamentarias, tras cuya toma de posesión devolverá los poderes.
Según la declaración presidencial de la víspera, Morsi asume facultades que no pueden ser revertidas por ningún poder del Estado.
Entre sus primeras decisiones figuran la cesantía del Fiscal General Abdelmeguid Mahmoud y la celebración de nuevos juicios a los oficiales y agentes de la Policía acusados de causar la muerte de manifestantes anti Mubarak durante las protestas populares del año pasado.
PrensaLatina/Escuela Bolivariana del Poder Popular
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