MARCIANO SABE QUIÉNES SE ESTÁN PELEANDO POR LLENAR EL SANTUARIO VACÍO QUE DEJÓ CAPRILES

"Ahora se les abren las agallas a varios personajes en ese campo minado que es la oposición. Uno de ellos con faldas y con el gastado lenguaje anticomunista como recurso dialéctico", escribe Marciano.

La columna Piedra de Tranca publicada este martes en Diario Vea, de Marciano, tiene por título "El santuario vacío". En ella el autor escribe que "la oposición venezolana quedó descabezada a partir de la derrota que sufrió la partidocracia puntofijista a manos de Hugo Chávez en diciembre de 1998. Esa estructura perdió la conducción no solo operativa, sino que quedó sin un liderazgo personal, clave en política". Y luego se pregunta: "¿Cómo hacer una política con futuro sin un dirigente que la encabece?".

"Ese ha sido el drama de la oposición a partir de 1999. Porque ante el vacío del liderazgo opositor se alza el poderoso y carismático liderazgo de Hugo Chávez. Pretender, por ejemplo, enfrentar a Chávez con líderes como Manuel Rosales en una elección presidencial tenía que culminar en derrota. Como efectivamente pasó".

"Esa oposición sin rumbo, sin proyecto de país, sin organización, sin ángel, sin atributos para llevar un mensaje al país no chavista, urdió una política que autocalificó de unitaria. A falta de otros recursos apeló a la fórmula de unir a los diferentes a como diera lugar. Es decir, meter en un mismo saco a todos quienes por diversos motivos se oponen a Chávez. Aparentemente la fórmula funcionó".

"Pero como quiera que el odio, el rechazo irracional, no basta para construir políticas, tan pronto como pasó el evento presidencial del 7 de octubre y la aplastante victoria de Chávez afloraron los problemas inherentes a una alianza plagada de contradicciones, de rivalidades, de vivezas, como tenía que ocurrir. En lo que pesaba demasiado la fragilidad del liderazgo de Capriles, algo así como de anime, porque el personaje carece de peso intelectual, de trayectoria, de preparación y formación política. A lo que suma el hecho de que carece de flexibilidad para encabezar una alianza. Porque su característica es la arrogancia, la exclusión. Por eso pisó tantos callos durante la campaña con su forma de relacionarse despreciando a los aliados".

Agrega Marciano que en la actualidad "el santuario del liderazgo opositor es un nicho sin ícono. Lo que aparentemente se construyó a partir de las primarias en torno a Capriles, que asomó una opción esperanzadora, se esfumó cuando éste demostró no estar a la altura de las circunstancias".

"Ahora se les abren las agallas a varios personajes en ese campo minado que es la oposición. Uno de ellos con faldas y con el gastado lenguaje anticomunista como recurso dialéctico, con efectos letales en ese mundo. Otro es un político de vieja data cuyo signo es la audacia para escalar, al que no se le agua el ojo a la hora de defenestrar rivales", concluye Marciano.

A continuación la columna original:

Diario VEA / La Iguana / Escuela Bolivariana del Poder Popular

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