Internet, jóvenes y emigrantes en elecciones de Malasia

Bandera de Malasia
Internet, los jóvenes y los emigrantes ilegales nacionalizados constituyen los elementos clave en las elecciones generales de Malasia previstas para abril venidero.
El gobernante Frente Nacional (FN) aspira a recuperar la posición que perdió en los comicios de 2008 cuando, por primera vez en la historia, perdió la mayoría de los dos tercios en el Parlamento y el poder en cinco estados.

Ramanathan Sankaran, autor del libro Medios, Democracia y Sociedad Civil, afirmó que hace cinco años ni el gobierno ni la oposición esperaban ese resultado.

La diferencia, agregó, la estableció la proliferación de sitios web y de blogs mediante los cuales se restó efectividad a la maquinaria propagandística gubernamental, en cuyas manos están los principales canales televisivos y de radio.

Seis o siete blogueros, poco conocidos en el escenario político nacional, emergieron como figuras, conquistaron sendos curules y algunos hasta desempeñan cargos ministeriales en la actualidad, acotó Sankaran.

Ante esa realidad, el entonces primer ministro Abdullah Badawi resumió: "perdimos la guerra de Internet. No nos dimos cuenta que era importante, pues confiamos demasiado en los medios tradicionales".

Recién instalado en el cargo, en 2009, el primer ministro Najib Razak creó su propia cuenta en Facebook y en Twitter e incluso orientó a sus ministros y altos funcionarios el uso de herramientas de Internet y responder la mensajería en menos de 48 horas.

El exaliado del principal partido opositor Acción Democrática Anwar Ibrahim vaticinó que la red de redes desempeñará un papel clave en algunos distritos y resultará difícil de controlar por el oficialismo.

A modo de evitar sorpresas, el Gobierno ha acudido a las nuevas tecnologías, pero también prepara una serie de medidas para restringir a los usuarios y organizaciones que intenten manipular la opinión pública.

Otro factor influyente en los comicios son los jóvenes que ejercerán por primera vez su derecho al voto, y que según estadísticas suman unos tres millones dentro de un padrón electoral de 29.

La oposición intenta ganarse el favor de ese sector, aunque no lo ha logrado, de acuerdo con las más recientes elecciones universitarias,

El periódico The Star consigna que el grupo progubernamental Pro-Aspirasi predominó en ocho de los 15 centros públicos de altos estudios.

En todo caso, la economía malaya, sólida y estable, inclina la balanza hacia la formación gobernante, con cifras de excelencia: desempleo de 2,7 por ciento, crecimiento de 5,6 por ciento del Producto Bruto Interno y un incremento de la producción industrial sostenido, según el Departamento de Estadísticas.

Sin embargo, hay cuestiones pendientes que disminuyen el optimismo oficial.

Se trata de una investigación que ha puesto al Gobierno a la defensiva, a causa de que enfrenta una acusación por otorgar la ciudadanía a ilegales a cambio de votos.

Una comisión abrió una pesquisa para determinar si en el estado de Sabah, uno de los dos de la isla de Borneo y considerado crucial en los comicios, se les había concedido en 1993 la ciudadanía malaya a unos 100 mil emigrantes indonesios y filipinos.

A las inquietudes de ese comité deberán responder unos 170 funcionarios, algunos de los cuales ratificaron esa decisión adoptada por el Ejecutivo, denominada Proyecto IC (tarjetas de identidad).

Durante años circularon rumores sobre esa política ejecutada por una supuesta división secreta del Gobierno, pero se destapó ahora.

El jefe del Gabinete mostró indignación ante ese episodio en un esfuerzo por conseguir apoyo, aunque en realidad ese plan ha socavado la afirmación de que el padrón electoral está limpio de fraude.

Lo ocurrido en Sabah ha reforzado la opinión que antes era sospecha, en cuanto a que ese Estado se convirtió en un depósito a plazo fijo de votos para apuntalar a los Gobiernos del FN, en poder desde la independencia de Malasia en 1957.

Esos testimonios han reactivado imputaciones contra el ex primer ministro Mahathir Mohamad, quien se sospecha se aseguró con esas maniobras la permanencia en el poder durante 22 años hasta su renuncia en 2003.


PrensaLatina/Escuela Bolivariana del Poder Popular
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