Vivieron el 23 de Enero de 1958 y marcharon 55 años después




De la avenida Nueva Granada a la Sucre hay unos 18 kilómetros. El trayecto de la movilización era largo, había mujeres y hombres, jóvenes y maduros, pero también estaban adultos mayores que rozaban los 90 años que no se amilanaron por la distancia. Con entusiasmo empezaron a marchar vía a la parroquia 23 de Enero para conmemorar la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez y levantar la consigna "el pueblo más nunca será traicionado".

Hace 55 años, el movimiento popular impulsó una huelga nacional que desembocó en un alzamiento militar y en el derrocamiento de la dictadura perejimenizta. Sin embargo, muy pronto llegó la élite de los partidos políticos de derecha, para acallar las voces de izquierda y un posible proceso revolucionario en el país, con el Pacto de Punto Fijo, una alianza entre AD, Copei y URD para capitalizar el poder.

Por la avenida Fuerzas Armadas, estaba la señora Neyda Ramos, con su camisa roja y "con 75 ruedas", como dice para referirse a su edad, y con una decisión irrevocable de marchar. Confesó que días previos a la caída de Pérez Jiménez ella llegaba de Yaracuy a Caracas para mudarse a la ciudad.

"Había un toque de queda, nos pararon en una plaza y allí amanecimos. Estaban policías con machete en mano y raspaban ese machete en la plaza. Yo estaba chamita, tendría como 16 años", expresó.

Roja era su camisa como rojo eran los miles de tarjetones que el dictador burló para sostener el poder aquel diciembre de 1957. El mismo rojo que Rómulo Betancourt identificó en los comunistas para ensañarse contra ellos.

Vivió los 40 años del bipartidismo, tuvo tres hijos "que ya son hombres", nueve nietos y 11 bisnietos. "Ellos nacieron en una mejor época, y ahora tenemos un Presidente leal a su pueblo, como este gobierno no he visto ninguno".

Ursulina Llovera tenía 10 años cuando se derrumbó el régimen dictatorial y son pocos los recuerdos que tiene de la época en su Cojedes natal, pero evoca pasajes de persecuciones a estudiantes y de la censura férrea en la que se prohibía hasta escuchar canciones que hirieran la dictadura.

Reivindica a esos estudiantes, y a los de ahora, porque ella también, con sus 65 años encima, antes no tuvo oportunidad de estudiar y en la última década aprendió a leer y a escribir y hasta sacó su bachillerato. "Me metí en la Misión Robinson, luego en la Sucre, y ahora estoy esperando para estudiar en la Universidad".

Carmen Heredia vivió la época de Pérez Jiménez pero no fue su primera dictadura porque nació cuando en 1932 cuando gobernaba Juan Vicente Gómez. Con 87 años se movilizó desde Petare, donde tiene su casita, hasta La Bandera, uno de los tres puntos de partida para los marchistas que se dirigirían al 23 de Enero.

Apareció mostrando "Su amor por Chávez" y marchó porque hizo una promesa para que el Presidente "se cure rapidito" porque "ha hecho muchas cosas buenas para el pueblo". Años después no deja de evocar la situación del país en el pasado. "Uno no podía decir nada, tenías que andar con la boca así - dijo apretando los labios - uno no se metía ni con Pérez Jiménez ni con Betancourt, ni con ninguno de esos, para poder vivir tranquilo".

Recuerda que tenía una amiga que militaba en las filas de la izquierda y un día se la llevaron los esbirros del dictador. "La sentaron en una panela de hielo a culo pelao' por ser comunista. Hace 55 años cayó Pérez Jiménez. Ay 'ecito. Se cayó y no se paró".



AVN/Escuela Bolivariana del Poder Popular
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