Pacto de Punto Fijo acalló la expresión popular del 23 de enero de 1958




La coalición conformada por Acción Democrática (AD), Copei y Unión Republicana Democrática (URD), consolidada en el Pacto de Punto Fijo acalló a la vanguardia organizada desde la clandestinidad y al movimiento popular que logró el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Con base en el descontento popular, al final de 1957 la oposición política y los movimientos organizados en la clandestinidad, con el Partido Comunista de Venezuela (PCV) a la vanguardia, establecieron una alianza liderada por Fabricio Ojeda y que llevó el nombre de Junta Patriótica, integrada mayormente por movimientos de izquierda capacitados para la lucha clandestina.

Esta clandestinidad fue un factor determinante en los sucesos del 23 de Enero, inicialmente fue conformada por el PCV, AD, Copei y URD, y su propósito fue integrar un gobierno eminentemente democrático fundamentado en la unidad nacional.

“Se resaltaba la necesidad de dejar de lado el sectarismo y los viejos rencores entre los partidos para alcanzar la unidad que reclamaba la lucha contra la dictadura”, explica Eva Moreno Bravo, en la publicación Documentos del Movimiento Revolucionario Venezolano 1960-1979, del Archivo General de la Nación.

Mientras el movimiento popular -ante el anuncio de plebiscito en sustitución de elecciones por parte del general Pérez Jiménez- se activa con la protesta universitaria, de liceístas, obreros y la división de las Fuerzas Armadas, en Nueva York los líderes exiliados Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba “se han unido y celebrado un pacto para mantenerse estrechamente aglutinados en la lucha contra el actual régimen de Venezuela”, reseña una nota de El Heraldo, del 10 de diciembre de 1957.

Sin embargo, “los sectores de la izquierda más radicales, son los que realmente ayudan a derrocar a Pérez Jiménez. Pero las tres figuras importantes que firman el Pacto de Punto Fijo, tenían un prestigio importante en el país, por diferentes razones, y había una visión relevante sobre estas figuras”, explica Diana Pérez investigadora del Centro Nacional de Historia.

Movimiento popular

“Los grandes responsables de ese proceso de inestabilidad que saca a Pérez Jiménez del poder es la juventud adeca - que es la que se queda, porque sus líderes se van del país en 1948 - y la juventud del partido comunista. Son los grandes actores de todo lo que va a llevar a la caida de Pérez Jiménez. Ellos son los grandes protagonistas de ese momento”, resalta Pérez.

El alzamiento de la Fuerza Aérea, dirigido por el coronel Hugo Trejo, el 1 de enero de 1958 y la huelga general el 21 del mismo mes, en medio de la represión implementada durante los estertores de la dictadura, provocaron el movimiento masivo del pueblo guiado por líderes populares, que devino en el derrocamiento de Pérez Jiménez.

Desde los primeros momentos el protagonismo popular lo lideró la Junta Patriótica, que el mismo dia 23 anunció en la voz de Fabricio Ojeda, en cadena de radio y televisión, su cooperación con las Fuerzas Armadas para restablecer la normalidad del país.

“Ha quedado demostrado que el pueblo unido y combatiendo nunca es derrotado. Estamos en presencia de un movimiento que ha de establecer a todos los venezolanos el disfrute de todas sus libertades; libertad de asociación, libertad sindical, una prensa que oriente a su pueblo”, reza el primer comunicado suscrito por el secretario de Organización del movimiento, Silvestre Ortíz Bucarán.

“Los líderes fundamentales de allí son personas jóvenes, como Fabricio Ojeda, que no son personas necesariamente vinculadas a una larga trayectoria política; y no están vinculados a los tres que firman el pacto de Punto Fijo”, resalta Pérez.

Mientras, en Nueva York se realiza un brindis que precedió al regreso de los representantes de los cogollos partidistas, en Caracas fue juramentada la nueva junta de gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazabal, en tanto que la Junta Patriótica solicitaba resguardar la unidad nacional, una tregua interpartidista y un llamado a elecciones.

Posteriormente al movimiento popular que derrocó al dictador, llegaron a Venezuela del exilio, Jóvito Villaba (26 de enero), Rafael Caldera (1 de febrero) y Rómulo Betancourt (9 de febrero); un retorno con el fin de conformar la coalición política.

“Regreso a mi patria sin venganzas, sin apetitos de gobierno, pero sí con la idea y la convicción de una tregua política, durante la cual deberán los partidos reorganizar sus filas en forma serena y sin ninguna impaciencia”, cita El Universal a Betancourt en su discurso de llegada, en la Plaza Diego Ibarra.

El Pacto de Punto Fijo

“No es la primera vez que nos abrazamos”, expresó Caldera luego de posar acompañado del líder del PCV, Gustavo Machado, ante la cámara del reportero gráfico de El Nacional, el mismo día de su llegada, luego de una reunión “entre comunistas y copeyanos” realizada en su residencia, la quinta Punto Fijo, ubicada en la segunda avenida de Las Delicias de Sabana Grande.

Pero, la aparente unidad entre los partidos en tregua comenzó a debilitarse en medio de dos alzamientos militares, el 23 de julio (general José María Castro León) y el 7 de septiembre (Juan de Dios Moncada Vidal y José Ely Mendoza Méndez), junto al dilema de la falta de consenso para escoger un candidato único.

El PCV planteó no postular candidato a la presidencia de la República y se comprometió con la tesis del candidato extrapartido propuesta en 1957, es decir, el hombre del consenso.

Aunque en el seno de los partidos y las bases populares se esperaba sostener el mismo clima de unidad de enero, el 31 de octubre AD, Copei y URD suscriben el Pacto de Punto Fijo, en el que excluyen al PCV, impulsor de la Junta Patriótica que derrocó al dictador.

Fue a las 11:38 minutos de la mañana en la quinta Punto Fijo, en Sabana Grande, cuando se realizó el pacto tripartito, se retiraron del lugar la Junta Patriótica y la Federación de Centros Universitarios, fue excluido el PCV y no se logró la ansiada candidatura de la unidad nacional.

“Los requerimientos de la unidad son compatibles con la eventualidad de diversas candidaturas y planchas legislativas”, reza parte del documento suscrito por Jovito Villalba, Ignacio Luis Arcaya, Manuel López Rivas, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernandez.

Los candidatos fueron Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (Copei) y Wolfgang Larrazábal (URD y PCV). Betancourt ganó las elecciones de 1958. 

La primera división de AD

Luego de la victoria de Betancourt, la unidad del 23 de enero fue rota. Aunque la izquierda contaba con cuadros de dirección estructurados y coherencia ideológica, la exclusión del PCV del Pacto de Punto Fijo marcaba el inicio del anticomunismo que caracterizó al incipiente gobierno adeco.

“Betancourt consideraba que con esas ideas marxistas, de la izquierda, él no iba a tener realmente oportunidad de convertirse en presidente de Venezuela, ni de hacer de AD el partido que él avizoraba”, señala Diana Pérez.

Simón Sáez Mérida, quien entonces fue expulsado del partido blanco, comenta en su libro La otra historia de AD, que el anticomunismo de Betancourt no era una táctica coyuntural, “el plan tenía una estrategia muy pensada y negociada con los factores de poder norteamericanos durante el exilio”.

Los próximos parias políticos serán los jóvenes adecos de tendencia de izquierda, resultado de la reagrupación de la militancia en la clandestinidad luego de ser declarada AD como ilegal por la junta militar de gobierno de 1946, que a la vez llevó a Betancourt al exilio.

“Betancourt les empieza a poner trabas en el partido y ellos se dan cuenta que en AD no tienen futuro. Lo necesario es salirse de Acción Democrática”, comenta Pérez.

Estos jóvenes expresaron que su desacuerdo era de carácter ideológico, filosófico, y no disciplinario, como se pretendió hacer notar al país. “Nosotros somos izquierdistas y nada más. El gobierno no sabe si es derechista o izquierdista. Pero favorece a la derecha”, decía Sáez Mérida en una entrevista con el diario La Esfera, el 13 de abril de 1960.

Para esta fecha, sectores de la mediana y alta burguesía ya están incorporados a Acción Democrática y habían pulsado para concretar la expulsión de los factores de izquierda dentro del partido y la permanencia de aquellos cercanos a Betancourt.

“En lo que falló la izquierda fue en salir de un pacto posterior (Punto Fijo). No pudo aglutinar a otros sectores alrededor de su idea o el destino que ellos querían que tuviese el país luego de la caída de Pérez Jiménez”, señala la historiadora.

Macartismo en la calle

“Muchos investigadores hemos concluido que esa juventud revolucionaria del 23 de enero no tenía claro cómo tomar el poder y esa es la razón por la cual son desplazados”, explica Pérez.

Con esta escisión manifiesta que precipita la primera división del partido, surge el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que prontamente será suspendido, ilegalizado y perseguido, junto al PCV, siguiendo la tendencia “macartista” del “temor rojo” en la región.

En los señalamientos hechos por la juventud del MIR entre quienes figuran Domingo Alberto Rangel, Américo Martín, Gumersindo Rodríguez, Simón Sáez Mérida y Moisés Moleiro está la represión sostenida contra desempleados y estudiantes, como en los sucesos del 4 de agosto de 1959, cuando mueren cuatro personas y hay 19 heridos en la Plaza La Concordia, en Caracas, por demandar su derecho al trabajo

En agosto, pero del año siguiente, 1960, la firma de la resolución de San José, que condena a Cuba por lo ejemplarizante de su revolución y ser contraria a los intereses transnacionales, es rechazada por URD cuando el día 29 el canciller Ignacio Luis Arcaya, miembro de este partido, se retira de la conferencia.

Quienes ostentaban cargos públicos y militaban en este partido enseguida pusieron sus cargos a la orden y el 17 de noviembre, URD se retira de la coalición de partidos para pasar a la oposición.

La línea del gobierno desde entonces fue señalar a los movimientos de izquierda como los responsables del clima de violencia que había en el país.

Se desprenden de este lineamiento acciones como el allanamiento de los locales del MIR y el PCV, el ataque a sus órganos de difusión (Izquierda, Tribuna Popular, URD), por servir “de medio de expresión al movimiento extremista que trata de obtener el derrocamiento del régimen constitucional”, decía una nota de prensa publicada el 30 de noviembre de 1960 por El Nacional.

Según Diana Pérez, Betancourt debía demostrar “que podría haber una democracia pro estadounidense y anticomunista. Hasta ese momento nadie lo había logrado, porque habían era dictaduras de derecha”.

“Frente a quienes pretenden que en Venezuela se establezca un régimen como el de Cuba el gobierno actuará respaldado como está por la inmensa mayoría de la nación y por sus fuerzas armadas”, dijo el entonces presidente en el discurso con el que suspendió las garantías constitucionales, el 28 de noviembre de 1960.

“Muchos de ellos (la izquierda) confiaron en él en un primer momento y cuando fueron a reaccionar, ya Betancourt era presidente”, señala Pérez.

Estos constantes ataques fueron concluyentes para que la izquierda eligiera el camino de la lucha armada en Venezuela que trajo a sus filas a los militantes del PCV, URD y MIR agrupados en el Frente de Liberación Nacional (FLN).

AVN/Escuela Bolivariana del Poder Popular
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